Cuando Karl y Rosi Adler huyeron de los nazis en 1938, vendieron un cuadro de Pablo Picasso para financiar su huida. Ahora, sus descendientes quieren recuperarlo con una demanda contra el Museo Guggenheim de Nueva York, donde la obra está colgada desde 1978.
Los herederos de los Adler, que eran judíos alemanes, afirman ser los legítimos propietarios del óleo sobre lienzo Mujer planchando, de Picasso, de 1904, y calculan que su valor oscila entre 100 y 200 millones de dólares.
El Guggenheim calificó de «infundada» la demanda, y parece que el caso se encamina hacia un juicio civil.
La querella, presentada ante un tribunal de Manhattan el 20 de enero, afirma que Karl Adler compró el cuadro en 1916 a Heinrich Thannhauser, un galerista judío de Múnich.
En ese entonces, Karl, que dirigía una importante curtiembre, y Rosi llevaban «una vida próspera» en Baden-Baden, en el suroeste de Alemania.
Tras la llegada de los nazis al poder en 1933, fueron perseguidos y perdieron su negocio y sus activos financieros.
Huyeron de Alemania en junio de 1938 y vivieron en Holanda, Francia y Suiza mientras esperaban visados permanentes para Argentina.
Para obtener visados de corta duración para los países europeos, los Adler vendieron en octubre de 1938 Mujer planchando, de Pablo Picasso, al hijo de Thannhauser, Justin, que había salido de Alemania rumbo a París.
Recibieron por el óleo sobre lienzo 1.552 dólares (que hoy equivalen 32.000), nueve veces menos que los 14.000 dólares en que Adler lo había tasado seis años antes.
Los demandantes alegan que esto demuestra que el cuadro se vendió bajo coacción.
«Thannhauser era muy consciente de la difícil situación de Adler y su familia y de que, de no ser por la persecución nazi, Adler nunca habría vendido el cuadro a ese precio», dice la demanda.
Thannhauser donó su colección de arte, incluida Mujer planchando, al Guggenheim tras su muerte en 1976.
El Guggenheim afirma que la demanda «ignora de forma sorprendente» que el museo se puso en contacto con el hijo de los Adler antes de hacerse con la propiedad.
«(Él) no planteó ninguna preocupación sobre el cuadro o su venta a Justin Thannhauser», añade el comunicado.
En 2014, Thomas Bennigson, nieto de otro hijo de los Adler, se enteró de que su abuela podría haber sido propietaria del cuadro.
Sus abogados mantuvieron correspondencia con el Guggenheim durante varios años antes de exigir la devolución de la obra en junio de 2021, según la demanda.
La demanda de Bennigson, en la que figuran como codemandantes otros parientes lejanos y varias organizaciones judías y sin ánimo de lucro, se presentó al amparo de la Ley de Recuperación de Arte Expropiado del Holocausto.
Esta ley de 2016 ofrece a las víctimas de la persecución nazi y a sus herederos la oportunidad de recuperar obras de arte confiscadas por los nazis.
El Guggenheim dijo que toma las reclamaciones de restitución «extremadamente en serio», pero insiste en que es el «propietario legítimo».
El museo dijo que la venta de Adler a Thannhauser «fue una transacción justa entre partes con una relación larga y continuada» y se produjo mientras ambos hombres estaban «fuera de la Alemania nazi».
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