Finales de 2019 prometía una mejor escena. 2.000 personas disfrutaron del Jhonnie Walker Fest en la Lagunita Country Club. Un mes después, 6.000 personas se reunieron en un festival de dos días en El Hatillo: el CusicaFest, con 14 bandas en tarima. El año lo cerró el Pre Sunset Roll, una suerte de mini festival de un día con varios artistas nacionales que le daría la entrada a la quinta edición del Sunset Roll Festival en Lechería, estado Anzoátegui. Los tres eventos marcaban el regreso de los conciertos y los espectáculos masivos, que habían mermado tras las protestas en 2014 y 2017 contra el gobierno de Nicolás Maduro, que dejaron cientos de muertos en las calles, así como la grave crisis económica del país.
A comienzos de 2020 se anunció el cartel del Sunset Roll Festival con 29 artistas, incluyendo a la banda argentina Los Cafres. Iba por la segunda etapa de venta, 3400 entradas ya en la calle, cuando informaron sobre los primeros dos casos de covid-19 en Venezuela. Los conciertos tendrían que esperar hasta nuevo aviso.
Los organizadores del Sunset Roll surfearon la pandemia con Sunset Home, con presentaciones pregrabadas de los artistas en Instagram. Se hicieron eventos virtuales, como Voz veis: solo por una vez, un reencuentro de la icónica banda, en abril del año pasado en la plataforma de Ticketplate, así como Servando y Florentino en tu cuarto, también en la misma plataforma, e incluso Guaco: sin fronteras en Ticketmundo. Las boleterías comenzaban a diversificar sus servicios.
Pero ya a finales de ese año, los productores consideraron propicio el momento para volver. Cusica hizo pequeñas pruebas piloto para tantear el terreno. Motherflowers en el Anfiteatro El Hatillo: 400 personas. Luego trajo a LAGOS, con tres fechas agotadas en horas, también en el Anfiteatro al Hatillo, reuniendo en los tres días a 1500 personas. Cerró el año con un concierto de 4000 fans con el regreso de Los Mesoneros en la Concha Acústica de Bello Monte. También se realizó a finales de año el Liveri Music Festival, organizado por Evenpro, que suma más de 30 años de trayectoria en Venezuela y marcó su regreso como actor en el sector. De hecho, la productora liderada por Santiago Otero presentará a Il Divo en mayo.
Y no eran los únicos apostando por los espectáculos.
Entre marzo y mayo están previstos 20 conciertos en el país, cuatro de ellos de artistas internacionales, Alejandro Fernández, Cristian Nodal, Morat y Myke Towers, y un festival de música de dos días. No todos son en Caracas, C4 Trío regresa después de cinco años de ausencia y pasará por cuatro ciudades del país; se prevé que toquen para cerca de 4500 personas en todo el tour, Servando y Florentino también estarán en Valencia, y la quinta edición del Festival Sunset Roll prepara nueva edición en Puerto La Cruz, donde también se presentará SanLuis como parte de su gira.
Pero también se prevén más en el año. Cusica anunció el proyecto Tour by Cusica, que girará a artistas nacionales por Mérida, Barquisimeto y Valencia, así como la segunda edición del Cusica Fest el 17 y 18 de diciembre de 2022.
Adiós bolívar, hola dólar
El apagón nacional de 2019, que duró entre cinco y siete días de forma continua, fue un punto de inflexión. En ese momento, cuando los puntos de ventas no tenían suficiente señal para poder comprar con tarjeta de débito, la moneda extranjera emergió como valor de cambio para aquellos que tenían acceso a ella. El bolívar no desapareció como método de pago, sino que se empezó a normalizar el uso del dólar estadounidense.
“Creo que es el detonante de que realmente se estén haciendo eventos en Venezuela. Si hubiésemos seguido trabajando con cambio negro y corriendo detrás de la inflación del dólar, era imposible y por eso no se hizo más nada en Venezuela”, dice Frederick Meléndez, CEO de AGTE Live, una productora que nació en 2005, responsable de los conciertos de Alejandro Fernández, Morat y Cultura Profética.
“La moneda extranjera es mucho más estable”, explica María Fernanda Burbano, cofundadora de Cusica, un proyecto que nació como una tienda de discos digital en 2014 y que se ha convertido en una plataforma en beneficio de la industria musical nacional. “Yo ya sé que si pongo una cantidad X de dinero no se me va a devaluar al momento, sino que ya estoy trabajando con un presupuesto y podemos lograr hacer el festival que queremos”, agrega.
Con ella coincide Fidel Sosa, que lleva más de 15 años en la producción de espectáculos a gran escala y que coordina la gira nacional de C4 Trío. “El dólar sincera el costo de algunas cosas que habían estado bastante distorsionadas en los últimos años. Hace más fácil el manejo de los presupuestos, en comparación a trabajar en un bolívar tan cambiante”, afirma.
Sosa agrega otro factor que alimenta la motivación de los productores: “Hay muchas personas que viven de esto y la pandemia nos pegó muy duro por las restricciones que hubo en cuanto a las reuniones de personas en un solo lugar. Hubo un período complicado. Desde el momento de las protestas empezó a haber un recorte de la cantidad de eventos que había porque había gente que sentía que no podías estar en un espectáculo cuando había gente en la calle. Luego viene la pandemia, donde hubo restricciones por instrucciones del gobierno que complicó el asunto. Todos los que trabajamos en esto estábamos ansiosos por hacer algo. No solo nosotros, sino también los artistas. Hace años atrás los artistas vivían de los discos vendidos, hoy en día viven de las presentaciones en vivo”.
Producir eventos no es sencillo. No solo es negociar un artista, sino que también incluye una logística que va desde conseguir hoteles, viajes, boletos, sobrecarga, publicidad, impuestos en entradas, montaje de escenarios, sonido… “El riesgo siempre lo lleva el productor. Es una inversión de riesgo, podría irte mal y perder dinero, podrías no vender la cantidad de entradas que necesitas para recuperar tu inversión. No solo en Venezuela, en cualquier lugar del mundo”, explica Sosa.
En la misma línea, Burbaro añade: “Hay que asumirlo, la gente que hace producciones de eventos lo hace muy por amor a la música y quieres levantar esa industria en tu país, al menos ese es nuestro concepto. Entonces eso de que nos vamos a volver millonarios haciendo producciones, no. Si te quieres volver millonario, hacer producciones de eventos no es el camino”.
Locación, tarima y logística
Meléndez destaca la necesidad de confianza en la productora, ante todo. “Los grupos que están yendo con Aguacate [AGTE Live] es por la confianza que tienen en nosotros. Trabajamos en Estados Unidos, Europa y el resto de América. Saben que es mi país natal y tienen la confianza de saber que todo está bajo control, que el dinero no viene de lugares ilícitos, que no les va a pasar nada dentro de Venezuela y que nosotros certificamos que todo está bien”, explica.
Aguacate trae a dos grandes: Alejandro Fernández, que inicia el ciclo de conciertos este 3 de marzo en el CCCT y el debut de la banda colombiana Morat en Venezuela el 26 y 27 de marzo; la primera fecha se agotó en un solo día. “En el caso de Alejandro Fernández, tenemos una negociación con el manager en algunas cosas dentro de Estados Unidos”, indica.
Te dejamos algunas imágenes de la llegada de Alejandro Fernández @alexoficial a Venezuela.
El Potrillo estará mañana en concierto en el CCCT con su gira Hecho en México. pic.twitter.com/EqfJeqjgaL— AGTE LIVE (@AgteLive) March 2, 2022
“En el caso de Morat, tengo un socio colombiano con quien hago eventos y teníamos rato trabajando con Checho, que es manager y director de GTS Colombia, en la idea de poder ir a Venezuela. Te soy sincero, yo no estaba tan claro. Pensé que era una sola función lo que podíamos hacer. Me sorprendió un poco porque en Venezuela es raro… ni con Camila ni con Reik ni con algún otro grupo pasó eso”, agrega. Pero para él escoger un artista, ya sea nacional o internacional, se trata de una sola cosa: olfato. “Son casi 18 años trabajando [en esto]”, afirma.
La producción se encarga además de la seguridad del artista y de cumplir con sus condiciones, que pueden ir desde viajar en avión privado o en un vuelo comercial hasta el tipo de carro en el que se trasladarán, detalla Meléndez. “Piden carro blindado, pero cuando llegan a Venezuela se dan cuenta de que la realidad no es tan complicada como la pintan fuera. Ha cambiado mucho el tema de seguridad y de mentalidad, por eso estamos buscando presentarle al público un show de primer mundo”.
@MoratBanda ensayando para sus próximos conciertos. El 26 y 27 de marzo estarán por primera vez en Caracas. Si no tienes tu entrada, puedes comprarla en https://t.co/Zvm4foJbXJ pic.twitter.com/8o3fFs5Xif
— AGTE LIVE (@AgteLive) March 2, 2022
De los 19 conciertos, al menos 9 están previstos en el CCCT. “No es un tema que el CCCT sea excelente, es que es la única opción. Es un estacionamiento, pero está en el mejor sitio y es la mejor opción que hay”, dice Meléndez. “Una de las fallas que tiene Venezuela es la falta de venues (escenarios). La meta hoy, más allá de llenar Caracas de eventos, es buscar lugares en donde se puedan generar mejores espectáculos. Hace falta un Movistar Arena, un estadio en excelentes condiciones como el Cachamay [Bolívar], pero en Caracas”.
Desde 2019, la Concha Acústica de Bello Monte también se ha consolidado como un lugar para eventos, desde obras de teatro hasta conciertos, uno de los últimos el de Lasso, donde estuvieron 4000 personas. “La Concha tiene una magia. Quieren reimpulsarla como un sitio alternativo para eventos”, dice Sosa, que planea el concierto de Caracas de C4 Trío, que se llevará a cabo en ese lugar y tendrán un aforo de 2000 personas. Pero tiene un detalle que resulta importante para los productores: no tiene estacionamiento.
“El CCCT tiene más capacidad y mucha gente apuesta por el estacionamiento. Sin embargo, un evento allí es más caro que en la Concha, por un tema de logística. Hay mucho más cerramiento, mucha más seguridad, es complicado. La Concha tiene su propia tarima, quizás tenga que extenderla en algunos casos, y tiene su propio techo. Son dos cosas que no aplican en el caso de una producción en el CCCT, donde tienes que llevar tarima y techo. Los costos del sonido van asociados a la cantidad de gente”, explica Sosa.
Así estamos en el montaje del concierto de Alejandro Fernández y Jessi Uribe en el CCCT. pic.twitter.com/Sj16qc2v0s
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Uno de los conciertos también proyecta el regreso del otrora escenario icónico de Caracas: el Teatro Teresa Carreño. Allí se anunció que se realizará el concierto del dúo SanLuis en la capital. El Complejo ha sido restaurado desde 2020 y fue inaugurado con El Cascanueces el año pasado.
En el interior del país se prevén presentaciones de C4 Trío, Servando y Florentino, así como el Festival Sunset Roll y entre el segundo y tercer trimestre del año, el Tour by Cusica. “Importantísimo es la logística de traslados en Venezuela. La actualidad es muy compleja porque no tienes ni la frecuencia de vuelos, ni las rutas que te permitan hacer muchas combinaciones. Por ejemplo, para esta gira en particular tuvimos que dejar por fuera Táchira y Barinas, dos lugares que nos habían solicitado porque no nos dan los tiempos para llegar”, explica Sosa sobre el tour de C4 Trío. Pero no siempre fue así y califica de “gigantesca” la diferencia entre producir un evento en 2022 a unos 15 o 20 años atrás.
“Era mucho más sencillo. Para darte un ejemplo: Zona de Descarga Belmont entre 1999 y los 2000, aproximadamente. Vino Los Pericos, No Mercy, King Changó, entre otros. Entre artistas y producción movilizamos 120 personas a la Isla de Margarita durante toda la Semana Santa. Eso hoy en día es casi inviable desde el punto de vista de los vuelos, de la logística para pasar los camiones con los materiales que necesitas para construir una tarima como esa; es mucho, mucho más complejo en este momento. Quizás uno de los factores principales es ese: la capacidad de moverse dentro del territorio nacional de una manera fácil”, indica el productor de la gira de C4 Trío.
En el caso del tour que organiza Cusica es la primera vez que llegan a otros estados, pero apuestan por llevar la “experiencia Cusica” más allá de la capital, pero a menor escala. “Hacemos una especie de ‘pre-gira’ en el que mandamos a tres personas del equipo a hacer un tour, uno no se puede lanzar a ciegas. Es un reconocimiento de la ciudad, chequear los hoteles, empezar a hablar con personas allá para establecer un equipo en esa ciudad. Estamos tratando de rescatar venues y que vuelvan para que se puedan hacer más seguidas estas giras y más grandes”, dice Burbaro sobre la producción de esa gira, cuyos artistas involucrados aún no se han anunciado. También se plantean la posibilidad de tener camionetas van propias para el traslado.
La producción también se trata de prever. En Venezuela, la inestabilidad de los servicios públicos se ha hecho la norma. “Cuando trabajas en este tipo de eventos, trabajas con plantas eléctricas, no cuentas con la corriente normal. Tienes que prever esas posibles fallas y tener una solución en el momento que pase”, explica Juan Carlos Fermín, uno de los directores del Sunset Roll Festival.
Las dificultades, indica, dependen de la escala de producción. “En 2012 [la primera edición] era mucho más soñador y muchas de las cosas que te comento ahorita las fui aprendiendo sobre la marcha. En la primera edición apuntábamos a 1000 personas. Trabajamos en unos campos de golf, ahorita estamos más hacia la playa y aspiramos 6000 personas. A medida que sube la expectativa del festival, sube el nivel de dificultad que se tiene que manejar”, dice. Por ejemplo, esta quinta edición es la primera en la historia del festival que tendrá dos días. Prometen una producción técnica de nivel internacional.
Un precio, varios elementos
El costo más bajo de una entrada para las presentaciones de este año promedia entre los 35 y los 40 dólares, e incluso hay conciertos donde el área más cercana a la tarima supera los 200 dólares y puede llegar a los 600 dólares, como es el caso del concierto de Christian Nodal en Caracas, organizado por Showplus producciones, una productora que llevó al colombiano Silvestre Dangond a San Cristóbal en 2020, antes de la pandemia.
Hay varios elementos que considerar en el ticket: el precio del artista y su capacidad de convocatoria, el costo de la producción, el aforo, el lugar en el que se realiza y los impuestos.
“El artista cobra lo que cuesta como artista. El riesgo lo lleva el productor. El artista cuesta lo que cuesta, independientemente de si vas a montar el evento para 100 o para 40.000 personas. No puedes pretender que el artista tenga una consideración especial de su precio por Venezuela porque eso afectaría la tarifa que cobra”, agrega Fidel Sosa y enfatiza: “Entonces pasa esto: el artista tiene un precio, la producción tiene un precio, y tienes que dividirlo entre la cantidad de gente”.
Ejemplifica: “Mucha gente compara que se presentó tal artista por tanto en Venezuela y cuesta lo que cuesta, por ejemplo, Coldplay en Buenos Aires. Pero claro, Coldplay en Buenos Aires lo presentan en un venue que tiene una capacidad para 30.000 personas. Aquí no hay ningún lugar de eventos para esa cantidad de público. Entonces tienes que, con menor audiencia, recolectar más o menos lo mismo, porque el artista cuesta lo que cuesta, sea cual sea el costo de este”.
Otro detalle a considerar son los impuestos. “Hay muchas cosas que la gente critica cuando un artista se presenta y la entrada está en X o Y precio. La gente quizás no tiene el conocimiento y no tiene por qué saberlo, pero la cantidad de impuestos que se paga por un artista es muy alta. La recaudación de las entradas por lo general se divide entre impuestos y la producción. Hay 10% de impuestos municipales, tienes un 16% de IVA, tienes un 7,5% de Sacven”, señala Sosa.
El precio también depende del tipo de evento: un concierto no es lo mismo que un festival de música. “Un festival conlleva mucho más que un artista tocando en una tarima, sino toda la experiencia que vive la gente desde la llegada al estacionamiento, happenings, áreas de descanso, comida, bebida”, explica Fermín del Sunset Roll. “Realmente nosotros no comparamos el precio de la entrada con el de otros países porque los contextos económicos son distintos. Nuestros puntos de referencia son los costos del evento, de la producción, del montaje y del evento”, agrega.
La preventa del Sunset Roll Festival por dos días fue de 79$ y se prevé que el precio final sea de 129$. “Se está activando la movida artística y cultural y eventos con un solo artista importante tiene alrededor de 40-50 dólares una entrada. Nosotros tenemos más de 15 artistas, y anunciaremos otros. Estamos vendiendo la entrada por dos días en $79. Sabemos entonces que es un tremendo precio”.
Pero son entradas que conviven con un salario mínimo de 7 bolívares digitales, que equivale a $1,5 (tasa BCV), después de tres reconversiones monetarias y cuatro años de hiperinflación; aunque hay sectores que perciben directamente pagos en dólares, no todos por igual pueden permitirse los gastos de entretenimiento.
Atentos: hora de vender
Dos fechas de este año ya están agotadas. La primera de Morat, que será el 26 de marzo, y la primera que anunciaron Servando y Florentino, el 2 de abril. Ambas serán en el CCCT y la rápida venta devino en segundas fechas. Es en este momento, la venta, donde entra otro actor: las boleterías.
“El mercado te dice todo. Tú primero tienes que estudiar a ese artista y normalmente ese estudio ya lo hizo el productor, que no montará a un artista a perdida”, dice el gerente comercial de Ticketmundo, con más de 10 años en el país, Orlando Sarti. “Es un tema de prepararse para la persona que saldrá a la venta y de acuerdo con las expectativas, se hace la infraestructura para atender la demanda y que la plataforma esté lo suficientemente robusta”, añade.
Ticketmundo se encargó, al final, de la venta de entradas de Morat, luego de que ocurrieran fallos técnicos con la organización anterior que tenía la venta. “Lo único que te puedo decir es que nos llamó el productor y nos pidió que lo apoyáramos y con gusto accedimos. La demanda fue abismal; se agotó y sacamos una segunda fecha”, dice sobre esa venta en específico en la que se registraron largas colas en el CCCT para adquirir los boletos. También tienen la boletería de Alejandro Fernández, Myke Towers y Cultura Profética.
En el caso de Servando y Florentino, se encargó una empresa de venezolanos en Florida que surgió en 2018, Ticketplate, y que abrió sus oficinas en Caracas en noviembre de 2021. “Se agotó en seis horas. Abrimos a las 10 de la mañana y ya había un proceso de preventa desde la noche anterior para personas que se habían pre-registrado”, explica Jesús Valerio, country manager de Ticketplate Venezuela.
La organización marcó su entrada al mercado venezolano con parte de la venta de las entradas de Los Mesoneros a finales del año pasado. “Fíjate, nosotros compartimos la venta de tickets con Cusica, que vendió tickets físicos y con Yummy, que vendió a través de su plataforma, y ofrecimos el servicio completo de control de puertas. La Concha Acústica de Bello Monte, donde estuvieron Los Mesoneros, es un venue tipo arena sin asientos asignados. La gente solo compraba un ticket general. Servando y Florentino fue un reto distinto”, afirma.
Continua Valerio: “Vendimos 5000 entradas y el reto particular es que es un evento con mapa, porque como la terraza es abierta, la producción decidió poner mesas en dos secciones y sillas en el resto. Entonces todo el que fuera a comprar tickets tenía que escoger los asientos. Es un reto distinto porque implica mayor capacidad de procesamiento de la plataforma, mayor tiempo del usuario dentro de la plataforma seleccionando sus asientos y el reto en sí mismo del mapa. Todo es manejable; tenemos líneas de atención al cliente por correo y vía telefónica. El día de la venta, ofrecimos también modalidad presencial en el Sambil y en el CCCT, entonces a medida que íbamos vendiendo en la plataforma, la gente podía cancelar en efectivo. El sistema físico está conectado con el digital; no se solapan y le garantizamos la venta a ambos grupos”.
Es esta empresa, además, la que se encarga de llevar la propuesta innovadora de Cusica de vender entradas para el Cusica Fest 10 meses antes de su celebración, apostando por la marca, con la posibilidad de pagarlo en cuotas mensuales de $15,99. Ofrecieron 1000 cupos: ya están agotados.
“La idea de hacer un prepago no es nuestra. Nosotros no nos podemos achacar que inventamos eso porque es mentira”, dice Burbado, cofundadora de Cusica. “Esto se hace en el resto del mundo como el Festival Estereo Picnic (Colombia) o el Primavera Sound (Barcelona), que si a ti te gusta el festival como festival más allá del line-up, que te gusta la experiencia, te gusta la marca, puedes hacer una compra más barata meses antes”.
Agrega: “Más allá de hacer eso para la gente que cree en la marca, nosotros queríamos darle oportunidad a la gente que quiere ir al CusicaFest y decirle al final del año ‘mira te tienes que bajar de la mula con tantos dólares’, puede ser un golpe fuerte. La idea es darle la oportunidad a esa persona que pueda ir pagando su entrada poco a poco, en cómodas cuotas, en relación con lo que está viviendo al país”.
Esto implicó un desarrollo tecnológico aparte de Ticketplate, explica Valerio: “En la empresa hay socios vinculados al área de entretenimiento y otros al área tecnológica. Lo cierto es que es una industria de tecnología que se dedica a vender tickets y eso nos facilita poder ofrecer soluciones distintas, diversas y hechas a la medida a cada uno de los clientes. En el caso de Cusica fue un reto tecnológico porque tuvimos que desarrollar un nuevo brazo de la plataforma que permitiese ir acumulando pagos, permitiese recibir pagos por cuotas e ir acumulando esos pagos a los usuarios. Es un desarrollo in house, con nuestros programadores. Es un diseño nuevo, una programación con nuevos features y nuevos motores en la plataforma, Ahora tenemos la oportunidad de que cualquier evento lejano que pueda pagarse por cuotas, desde Ticketplate se va a poder hacer”.
Pero, así como hacer eventos es un riesgo para los productores, una empresa de boletería está sujeta a los mismos riesgos, al tener una dependencia de los eventos para poder subsistir. “Si hay un riesgo importante, asumiendo que hay competencia, es un mercado con actores tradicionales importantes y todos interdependemos del productor de eventos. Parte de nuestra planificación estratégica se casa con la idea de que nosotros mismos podemos producir eventos ya teniendo nosotros el servicio de boletería”, concluye.
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