«Harvey Weinstein me dijo que le gustaban las chicas chinas porque eran discretas, porque sabían guardar secretos. Horas después, intentó violarme». Así comienza el relato de Rowena Chiu, ex asistente de Miramax, quien habló sobre por qué le tomó casi dos décadas hablar sobre el productor estadounidense.
En la historia publicada en The New York Times, Chiu explicó que Weinstein intentó violarla durante una reunión nocturna en el Festival Internacional de Cine de Venecia, a finales de 1998.
«Cuando comencé los intentos de denunciar a Harvey ante sus superiores o la policía, varias personas actuaron para impedirlo. Algunos se rieron en mi cara. El mensaje siempre fue el mismo: ¿quién creería eso sobre el hombre más poderoso de Hollywood?», detalló.
En el texto indica que fue presionada para firmar un acuerdo de confidencialidad que le impedía hablar con familiares y amigos. En ese sentido, también fue obligada a identificar a cualquier persona con quien ya había hablado sobre el tema.
«Incluso después de las semanas de intensa presión, cuando finalmente firmé el documento de confidencialidad, aceptando un acuerdo de alrededor de 213.000 millones de dólares y acepté permanecer en silencio para siempre, el trauma aún no había terminado», agregó Chiu.
La ex asistente de Weinstein confesó que intentó suicidarse dos veces antes de abandonar definitivamente Miramax. «Vivía en constante temor al abuso, control y poder de Harvey; que la historia volvería para atormentarme; que, sin querer, incumpliría mi promesa de nunca hablar de esto».
En agosto, 21 años después del hecho, Chiu finalmente salió del anonimato. Aseguró que un día después de que diera a conocer su caso, Harvey negó la acusación y la amenazó con demandarla, alegando que tenían una relación física consensuada de seis meses.
«No es cierto. Pero enturbiar las aguas es una táctica común de los abusadores», puntualizó.