Hace 30 años se pronunció por primera vez una pregunta que revolucionó la televisión: ¿Quién mató a Laura Palmer? Así nacía Twin Peaks, el extravagante misterio de David Lynch que marcó un antes y un después en la historia de la pequeña pantalla.
El 8 de abril de 1990 se estrenaba una serie que marcaría profundamente la cultura popular, con su combinación única de misterio sobrenatural, factura telenovelesca y unos entrañables personajes que rompían la plana televisión de entonces, desde el Agente Cooper a la “señora del leño”.
La época dorada de la televisión que muchos aseguran que vivimos ahora, en la que las series compiten con el cine en prestigio y recursos, debe en gran medida a este extravagante formato que demostró que la pequeña pantalla podía ser un sitio tan respetable como las salas de cine.
Dúo dinámico
La noticia de que David Lynch estrenaría una serie en la televisión estadounidense despertó la curiosidad de la crítica y el público, pues el cineasta acababa de rechazar a la franquicia La Guerra de las Galaxias y había presentado Terciopelo azul (1986), pieza de culto que le otorgó su segunda nominación al Oscar como Mejor Director.
Para su salto a la televisión, el creador se acompañó de Mark Frost, un productor de televisión que venía de triunfar con dramas policíacos.
Juntos, tomando un café, dieron forma a la idea de una historia que partiría de un cadáver encontrado en un lago que revolucionaba a un pequeño pueblo del norte de Estados Unidos, en el que las vidas cotidianas estaban controladas por excéntricos habitantes.
El primer capítulo, con su hora y media de duración, congregó a 35 millones de personas frente al televisor. Para hacerse una idea: Solo 2 emisiones en horario de máxima audiencia lograron ese dato en 2019 y fueron eventos deportivos.
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La crítica también aclamó el producto, y eso que algunos dijeron que no tenía oportunidad de triunfar por ser “radicalmente diferente” a lo que los espectadores acostumbraban entonces a ver.
Tiempo después, y a pesar de una bajada de audiencia según daba giros más estrafalarios, Twin Peaks cosechó 14 nominaciones a los Emmy, ganó 3 Globos de Oro y se llevó hasta 1 Grammy por la banda sonora compuesta por Angelo Badalamenti.
Un universo único e irrepetible
Ver Twin Peaks logró ser una experiencia única desde su arranque, con esa cabecera que introducía a los espectadores en el bosque, la cascada y el cartel de “Bienvenidos a Twin Peaks” que tantos turistas han intentado localizar por la geografía estadounidense.
Luego llegaron la imagen del cadáver de Laura Palmer, la chica popular del instituto, y el Agente Cooper, un tipo elegante y aparentemente normal que iría descubriendo junto con los espectadores las rarezas de ese pueblo montañoso.
Quizás el éxito de Twin Peaks fue el de juntar en un espacio tan pequeño lo cotidiano y perverso del ser humano.
De la irresistible torta de cereza -que tiene su propia receta en Internet-, a las perturbadoras cintas de Laura Plamer; de la aparente normalidad de la serrería Packard a la misteriosa habitación de azulejos y cortinas rojas donde todo y nada ocurría.
Lynch creó un universo tan variado como atípico que, por medio de frases como “los búhos no son lo que parecen” o “fuego camina conmigo”, quedó clavado en el imaginario colectivo.
La influencia
Una vez que la trama terminó con una larga segunda temporada, llegó la película Twin Peaks: Fuego camina conmigo, que servía de precuela, y 25 años después, en 2014, se estrenó una tercera temporada que imaginaba el pueblo tantos años después.
Su herencia impregnó otros formatos como Bates Motel, Fargo, Mindhunter, Los Soprano e incluso la aclamada Mad Men, cuyo creador dijo que Twin Peaks le demostró las posibilidades de la televisión.
También ha influenciado en la música: «Laura Palmer» es una canción de Bastille, el padre de la joven que protagonizó un videoclip de Beach House, Twin Peaks es el nombre de un grupo musical y Agent Cooper fue el título del tercer disco de Russian Red, dedicado a ese amor platónico que nació en la televisión.
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