ENTRETENIMIENTO

Gustavo Pérez Monzón: viaje al centro de mí mismo

por Avatar Ella Fontanals-Cisneros

En esta ocasión, quisiera hablarles sobre un artista que ha sido muy significativo para mí en mi relación con el arte y también en lo personal. Se trata de Gustavo Pérez Monzón, nacido en Sancti Spiritus, Cuba en 1956, y radicado en México desde 1990. Gustavo es uno de los artistas más significativos de la generación de artistas cubanos de los años 1980, época que se conoce por la crítica como el «Renacimiento cubano», por su efervescencia en el plano artístico y por su enfrentamiento a las políticas del gobierno.

Casi por accidente, descubrí un día la obra de Gustavo, a inicios de la década pasada, e instantáneamente me conecté con ella. Algún tiempo después, y con la ayuda de otros amigos artistas, logré localizar a Gustavo, quien estaba viviendo (y continúa en el presente) en Itzamatitlán, en el estado mexicano de Morelos. Coordinamos una serie de visitas -comenzando en febrero de 2014-, y hasta allá me desplacé, con el propósito de conocer a fondo al artista y su creación. Resulta que Gustavo llevaba alrededor de 30 años sin producir obras, dedicado esencialmente a la enseñanza artística. Como resultado de aquellos prolíficos encuentros, decidí adquirir para mi colección una gran cantidad de obras suyas de los años 1980, con las cuales organizamos, junto a Elsa Vega y René Francisco Rodríguez como curadores, la exhibición Tramas[1]. 

Gustavo fue uno de los artistas participantes de Volumen uno, una exhibición que tuvo lugar en 1981, y marcó un antes y un después en el decursar del arte cubano; pues fue la presentación oficial de aquella nueva oleada de artistas que cambiaron definitivamente el rumbo del arte cubano a lo largo de la década. Gustavo aportó una mirada original y novedosa al panorama artístico nacional, especialmente por su acercamiento a los estudios sobre numerología, el tarot y la astrología, así como la práctica de la meditación y las búsquedas de crecimiento espiritual y equilibrio personal. Todas estas influencias originaron en su obra una cosmovisión peculiar, que convirtió en material formal y de contenido para sus obras. Se aprecia así una exploración hacia el interior, que rehuye la representación de elementos de la naturaleza o del mundo exterior.

En algunas de sus piezas, la composición se conforma a partir de un sistema de cuadrículas, en que el artista vuelca de manera equilibrada y serena el color. El papel protagónico de la textura se logra a partir de la frotación manual de polvo de aluminio sobre la superficie de la obra, lo cual le otorga una apariencia metálica. Se trata de obras para ser contempladas, en un ejercicio de introspección por parte del espectador, que es también un catalizador de sensaciones visuales y táctiles, de memorias, sentimientos y de todo el bagaje emocional que nos define a cada cual. La poética toda de Gustavo es un suceso extraordinario, y en presencia de sus obras se produce un viaje imaginario en el que no necesitamos movernos, sino desandar las capas de nuestra conciencia, como quien pasa las páginas de un libro. Pero ese libro cuenta nuestra propia vida, y con cada página que hojeamos nos acercamos a ese yo esencial, vulnerable y emocionalmente desnudo.

Para conocer más acerca de este y otros artistas, suscríbete a mi canal de YouTube y visita mi website. Además, este jueves 6 de agosto a las 18:00 (hora Miami), entrevistaré en vivo a Pérez Monzón en mi cuenta de Instagram. No te lo pierdas.

[1]Tramas ha tenido hasta el momento tres diferentes itinerancias: el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana, Cuba, 2015; CIFO Art Space en Miami, USA, 2015 y Museo Morelense de Arte Contemporáneo Juan Soriano, en Cuernavaca, México, 2018.