Gustavo Dudamel volverá a México. Esta vez al frente de la Filarmónica de Los Ángeles (LA Phil), agrupación que dirige desde hace 10 años, para celebrar el centenario de esta institución artística estadounidense y los 50 años de hermandad entre México y Los Ángeles.
Lo hará con tres programas que mostrarán “la gran flexibilidad repertorial” de la orquesta, que incluyen desde José Pablo Moncayo hasta Bruckner y la música de John Williams escrita para exitosas películas.
En una videoconferencia ofrecida este martes, el director venezolano habló de la música, pero también de su trabajo al frente de LA Phil. Dijo que ha buscado cambiar el concepto del arte y de la música como formas del entretenimiento para considerarlos como herramientas de transformación social.
“Hay que transformar el concepto de lo que es la música y el arte. No debemos verlos como entretenimiento sino como una filosofía de vida. El arte no debe limitarse a un grupo con acceso o a un grupo que lo entienda. Tenemos que comprender que el arte es un derecho a acceder a la creatividad, a la belleza y al disfrute. Nosotros tenemos que entregar el arte al público y creo que lo hemos hecho. Primero con la creación de YOLA (Orquesta Juvenil de Los Ángeles) porque nos permitió conectar con la comunidad con más necesidades. Queríamos que los niños y las familias tuvieran acceso a la música como un elemento de transformación. Esto fue una de las primeras cosas que hice cuando llegué a Los Ángeles hace 10 años”, explicó el músico.
LA Phil se presentará el 12 y 13 de noviembre en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes después de dos décadas. Uno de los programas está conformado por “Téenek – Invenciones de territorio” de la mexicana Gabriela Ortiz, “Must the Devil Have all the Good Tunes?” de John Adams, comisionadas ex profeso por la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles y “La consagración de la primavera” de Ígor Stravinski. El siguiente programa está integrado por “Sustain de Andrew Norman” y la “Sinfonía núm. 4” de Anton Bruckner.
Mientras que el 14, el programa estará compuesto por los compositores venezolanos Aldemaro Romero y Paul Desenne, la obra “Huapango” de José Pablo Moncayo, de Arturo Márquez y música que John Williams escribió para diversas películas.
“Llevaremos una gama repertorial bastante diversa. Además, me da muchísimo orgullo hacer música de una maravillosa compositora, talentosísima, de las mejores que hay en el mundo, como lo es Gabriela Ortiz, mexicana, que forma parte de la familia de esta Filarmónica de Los Ángeles», dijo.
Orquestas para el público
Respecto a su trabajo en LA Phil, Gustavo Dudamel insistió en que las orquestas deben buscar al público. “Yo creo que no debemos esperar a que el público venga a los teatros. Nosotros tenemos que ir a la comunidad para que sientan suya a la orquesta, pero no debemos crear un público que desee entretenimiento solamente. Necesitamos un público que entienda que la música tiene un poder transformador, que la música crea sensaciones, elementos vitales, que nos transforma permanentemente. Por eso las instituciones no podemos aislarnos, debemos ser parte de esa transformación. La música puede verse como un elemento de la sociedad elitista porque muy poca gente puede tener acceso, por eso lo que nos corresponde es abrir el espacio, hacerle ver a la gente que la música forma parte de la identidad de nuestras comunidades”, aseguró.
Dudamel, quien se formó del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, en el programa de capacitación musical de inmersión que José Antonio Abreu inició en 1975, agregó: “A mí me encanta una frase de Miguel de Unamuno que dice que la libertad que hay que darle al pueblo debe ser la cultura. La cultura es el todo, la cultura de un país le pertenece al mundo».
Dudamel dirigirá los cinco movimientos de esta obra en la que se cuestiona la vida, la muerte y la pérdida de fe.
«Hay gente que puede preguntarse por qué tocamos Beethoven si tenemos compositores locales. La respuesta es que tocar Beethoven es una manera de crear puentes hacia otras culturas, hacia otros tipos de ver el mundo. El mundo cada vez está más dividido y con la música creamos puentes. Yo crecí con un programa que ve a la música como un elemento de transformación social; no se debe pensar en ampliar públicos solo porque sí, no tendría sentido, no trascenderíamos con el arte. En nuestra sociedad, ¿qué sucede cuando hay crisis económicas? Lo primero que se corta es la cultura y el arte. De modo que debemos transformar cómo vemos el arte, transformar la visión de lo que significa la cultura es nuestro deber”, expresó.
El músico dijo que se considera un ser privilegiado por estar en una comunidad con un espíritu transformador que está marcando pauta en el arte, en la ciencia, en las distintas ramas de la vida: “La comunidad latina tiene un gran poder transformador en este país. Por eso creo que necesitamos construir más puentes para que todos puedan ver nuestras riquezas. Me da mucho orgullo ser latino”.
Finalmente, sobre su país natal, advirtió: “Venezuela vive una crisis política muy compleja, pero tengo muchísima fe de que vamos a salir adelante. Nunca podemos perder la esperanza, sobre todo en momentos de crisis. Los momentos de crisis son oportunidades. Sigo pensando en que en el momento en que en medio de nuestras diferencias encontremos razones para construir, todo va a cambiar. Si vemos nuestras diferencias como radicalismos y con desentendimiento, no vamos a construir absolutamente nada”.
En el marco de los conciertos, y derivado de la enorme importancia que tiene la Educación Artística como uno de los objetivos torales del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura de México, se incorporará un componente educativo a través de actividades organizadas de la mano de la Fundación Gustavo Dudamel. Entre ellas sobresale un ensayo general abierto al público bajo la dirección del maestro, el miércoles 13, en el que participarán jóvenes músicos de la YOLA, junto con alumnos de las escuelas de música del INBAL y del Sistema Nacional de Fomento Musical de la Secretaría de Cultura.
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