Gladysmarli Vadel Marcano vive para dirigir. Cuando habla no para de moverse y de gestualizar como si estuviera en el podio, frente a una orquesta. Tampoco para de sonreír. Desde pequeña, Glass, como se hace llamar, es muy expresiva, sensible, determinada e incluso rebelde. Nació en San Felipe, Yaracuy, en 1995. Creció rodeada de música, se formó en el sistema de orquestas; de amigos incondicionales y de las frutas del negocio que sostenía a su familia. Hoy Glass es una joven directora abriéndose paso por orquestas de Europa.
En septiembre Gladysmarli participó en la primera edición del concurso de dirección La Maestra, que se celebró en París. Esta competencia creada por los maestros Claire Gibault y Laurent Bayle está destinada a darle mayor visibilidad y oportunidades a directoras. Allí, junto con otras 12 aspirantes, la joven de 25 años de edad demostró sus cualidades. La venezolana llegó hasta la semifinal y recibió el Premio de la Orquesta –que conceden los músicos-, un reconocimiento a ella y sus maestros, y uno de los más importantes del certamen. Si bien se lleva un certificado, sabe que está entrando al mundo con el que siempre soñó: el de los grandes directores.
La idea de participar en una competencia se remonta al año 2016, cuando el director venezolano Rodolfo Barráez participó en el prestigioso concurso Gustav Mahler en Berlín. Desde entonces Glass estuvo a la espera del concurso indicado y el momento oportuno. «Pasaron tres años para que la intuición me dijera ‘es tu momento, ve a París’. Uno tiene que ser más intuitivo que racional. La mente me dijo que no quedaría, pero mi corazón se afincó en el ‘dale que sí vamos’. Quizás las energías estaban construyéndose hasta empujarme hacia esta oportunidad», dice.
En abril de 2019, 220 directoras de alrededor del mundo se postularon para participar en La Maestra. Glass fue una de las seleccionadas para debutar junto con la París Mozart Orchestra y la Philharmonie de París en marzo de 2020. Sin embargo, el certamen fue pospuesto para septiembre debido a la pandemia del covid-19. Venezuela cerró sus fronteras en marzo y aún permanecen cerradas. Fue gracias al tino y esfuerzo de la maestra Teresa Hernández y de María Antonia Borjas (Maranto), exdirectora de Relaciones Internacionales de El Sistema, que Glass Marcano pudo abordar un vuelo humanitario que salió de Maiquetía en septiembre y aterrizar en París.
Para participar en el concurso las directoras debían pagar una matrícula de entrada de 150 euros. Glass no podía costearlo por su cuenta. Por ello se fue a San Felipe y entre su familia, amigos y conocidos lograron reunir el dinero. De pronto, la yaracuyana estaba enviando todos los recaudos a La Maestra. Y en septiembre de 2019 recibió la notificación de que había sido admitida. La Maestra era una realidad.
Glass Marcano, una joven venezolana directora de orquesta que impresionó Paris y Francia. En este vídeo, Francia le agradece su participación en un concurso reciente y valora su talento prometedor. Francia apuesta sobre Venezuela y su juventud. @elsistema pic.twitter.com/ZLoolZ2ML5
— Romain Nadal (@NadalDiplo) October 30, 2020
Si bien la fecha del concurso se alejaba cada vez más por el covid-19, Glass tomó la decisión de practicar con su maestra Teresa Hernández. Ensayaban cinco horas diarias a través de Zoom. Incluso cuando dejó Caracas y se fue San Felipe en mayo para estar en su hogar, acompañada por su familia y segura frente a la pandemia, practicaba con Hernández. «Gracias a mi maestra Teresa yo estoy aquí», explica la conductora.
Durante los últimos meses antes de irse a París, la directora se concentró en estudiar el repertorio que presentaría en La Maestra: La forza del destino de Verdi, Concerto para violonchelo de Schumann y Variaciones de un tema de Haydn de Brahms. Glass dedicaba todo su tiempo ensayar, incluso cuando le tocaba trabajar. «Ella me decía que tenía que terminar la clase porque debía abrir y atender la frutería. Pero también sé que practicaba por su cuenta. Gladysmarli se mostró muy determinada», comenta Teresa Hernández, quien desde hace 40 años trabaja en El Sistema. Desde 2018 reside en las Islas Canarias.
La inscripción estaba lista. El repertorio estudiado y las ganas de debutar en la ciudad que siempre había querido conocer eran muy grandes. Pero el pasaje de ida no estaba asegurado. Eso hasta que Maranto Borjas recibió una llamada de Hernández en la que le pedía ayuda para llevar a Glass a Francia en pleno año pandémico.
«Yo me entusiasmé mucho sin conocerla. No tenía idea del talento, de su calidad humana y su energía. Pero como uno tiene la tendencia de ayudar a la gente, y más sabiendo que es de El Sistema, una institución que amo tanto. Hablé con los embajadores y con todas las personas con las que tenía que hablar para llevarla a París. Había magia en todo el equipo que trabajaba por una chica que no conocíamos, pero que había quedado en La Maestra. Esto significa mucho para la mujer venezolana y para la mujer en el universo de la dirección orquestal», explica Borjas.
La joven aterrizó en París el 15 de septiembre, un día antes del concurso. Su primer viaje fuera de Venezuela la emocionó mucho. No sintió temor en el avión y, gracias a la adrenalina, se sobrepuso al cansancio que acumulaba desde Caracas. En el aeropuerto, Borjas la esperaba muy emocionada. Desde ese momento son inseparables. Borjas bromea y se autoproclama la «esclava Isaura» de Glass, y Gladysmarli la llama «mami» con mucho afecto.
Cuando se presentó en La Maestra, la joven solo pronunciaba algunas palabras en francés. Pero el idioma no fue determinante: Gladysmarli dirigía con todo su cuerpo, sus ojos y gestos. «Fue genial. A mí se me olvidó que era un concurso. Llegué, me paré en el podio, saludé al público, di gracias a la orquestra y empecé. Yo solo cantaba y me entendían, fue una conexión especial. Eso fue lo más importante, por ello todo fluyó», comenta Glass y agrega que estaba muy nerviosa porque llevaba seis meses sin dirigir.
El momento que la directora recuerda con más emoción cuando terminó la ejecución de La forza del destino. Los organizadores le habían explicado que solo aplaudían al director cuando entraba a escena. Sin embargo, la energía y el poder de Glass cautivó a la audiencia durante la presentación. La joven recibió una ovación inesperada. La agradeció, se volteó a la orquesta e insistió en que se levantaran con ella. Estaban renuentes, pero al ver que los aplausos no paraban, se unieron a su conductora.
«La energía de Gladysmarli es muy latina, muy nuestra. Es inusual en Europa. Ella se entrega totalmente al arte, a la música. Sin ningún tipo de miedo, y con una sonrisa. Eso es resultado que vemos de 45 años trabajando con el sueño del maestro José Antonio Abreu en El Sistema. Su convicción es tan poderosa que los músicos llegaron a admirarla y por eso le dieron el Premio de la Orquesta», asegura Teresa Hernández.
Alfredo Rugeles, compositor y director de orquesta venezolano, también ha sido clave en la formación profesional de Glass. El maestro asegura que el Premio de la Orquesta es importante, incluso más que el del jurado: «Ellos son los que tienen mayor contacto visual y humano con el director. Las indicaciones que les daba en su tímido francés las entendían. Significa que tenían plena confianza en ella y eso vale muchísimo. El director es el guía. Es quien impone el tempo, el carácter, las dinámicas y su función es transmitirlo a través del gesto, tiene que dibujar en el espacio lo que suena. Gladysmarli lo hace muy bien. Esto lo vieron los músicos y lo reconocieron», dice Rugeles.
El paso por La Maestra significa para Glass el primer escalón en su carrera como directora de orquesta. «Ahora hago esas cosas con las que siempre soñé. No sabía que sería tan rápido, ni a raíz de este concurso. Sin duda el certamen, y todo lo que uno haga, tiene que ser un trampolín. Todavía falta mucho por aprender y hacer», agrega.
Glass es extrovertida, disfruta hablar y le es fácil hacer amistades. Y, a pesar de la barrera lingüística, es muy cercana con el resto de las concursantes. Pero las amistades trascienden al espacio de la competencia. Borjas explica que Gladysmarli es como una llave mágica que abre puertas, pues ha conocido a grandes directores y compositores, y se le han presentado grandes oportunidades con otras orquestas. Todo lo ha asumido con confianza y calma, afirma.
«Ella se está comiendo a Europa. Francia se ha portado muy solidara con Glass y ella está dando la talla. Y lo digo porque soy su secretaria, asistente, traductora, todo. Entonces, esa niña vale la pena y llegará muy lejos porque es empeñada, resistente y tiene una base propia. Además, es muy noble. De pronto vamos paseando y vemos un restaurante elegantísimo y me dice ‘mami, cuando tenga mucho dinero te voy a traer aquí’. Yo muero de risa y ternura. Se las arregla solita. Me gusta la gente como ella, arriesgada y empujada», comenta Maranto Borjas.
En Venezuela, toda la familia Vadel Marcano vio los conciertos de Gladysmarli con emoción. Sin embargo, no esperaba que más personas siguieran su paso por La Maestra. «Me pasaban videos de gente reunida en sus casas viendo mis presentaciones, como si fuese un partido de fútbol. Me pareció muy bonito que mi gente me apoyara. Creo que es importante y te da muchas ganas de seguir», puntualiza la directora.
Pero, para llegar adonde está ahora, Glass recorrió un interesante camino musical que comenzó a los cuatro años. No se portaba bien en el colegio, tenía un carácter muy fuerte. Entonces, la mamá de un compañero recomendó inscribirla en el núcleo de El Sistema en San Felipe, para que se calmara. Por su baja estatura y brazos cortos, el instrumento que le asignaron fue el violín.
«En Venezuela tocar música clásica es muy extraño porque es un país más de lo popular. Pero cuando empecé en la orquesta, en el año 2000, descubrí que es la mejor sensación que uno puede tener en la vida. Un día pensé, subiendo las escaleras para la orquesta, cómo era posible que una persona viviera feliz sin hacer música. Ese pensamiento se quedó conmigo. Cuando salía del liceo sentía que entraba a otro mundo. Me imagino que sería por el ambiente que había en la orquesta», explica Glass.
Cuando terminó bachillerato hizo un curso de violín en Barquisimeto. Al finalizar, decidió mudarse a Caracas para estudiar dirección. «Les dije a mis compañeros: ‘Me voy, pero vuelvo y los voy a dirigir a cada uno de ustedes’. Y después de lo que pasó en el concurso, varios me escribieron porque recordaron ese día. Nunca se me olvida. Esa es la verdadera satisfacción. Ver que aquello que dije hace tanto, lo cumplí», añade.
Cuando llegó la hora de marcharse a Caracas, los padres de Gladysmarli le pusieron una única condición: debía estudiar una carrera universitaria si quería seguir con la música. Entonces, la joven de carácter y convicciones fuertes se inscribió en Derecho en la Universidad Central de Venezuela. Le faltan pocas materias para culminar la carrera, pero apuesta por su formación como directora.
En 2013 comenzó a estudiar con la maestra Teresa Hernández en la Cátedra Integral de Dirección de Orquestas de El Sistema. Glass recuerda que ella fue la única en aceptarla como alumna cuando llegó a Caracas. En 2015, estudió Dirección con el maestro Alfredo Rugeles gracias a un convenio entre el Conservatorio Simón Bolívar y la Unearte. Para obtener la maestría en Dirección Orquestal aún debe presentar la tesis y el concierto de grado.
«Siempre fue una alumna preparada y estudiosa. Llegaba con sus repertorios listos. Hacíamos lecturas de partituras en piano, ejercicios de técnica cantando y dirección. Ella fue muy aplicada. A veces no venía por algún compromiso de dirección en el interior del país. Esto se le permitía porque era importante la práctica», dice Rugeles.
De acuerdo con la experiencia de Glass, presentarse en Caracas no es fácil por la cantidad de directores que viven y trabajan allí. «Tuve la oportunidad de dirigir en Portuguesa, Lara, Carabobo, Yaracuy, Aragua y Miranda. Y son estas orquestas a las que quiero volver cuando esté en Venezuela. Ellos me dieron la oportunidad de dirigir sin saber nada de esto. Quiero volver, además, para agradecerle a todos los que me ayudaron», confiesa Glass Vadel Marcano. Además, sueña con estar al frente de la Filarmónica de Viena, la Filarmónica de Berlín, la London Symphony y la Filarmónica de Nueva York porque fue la casa de Leonard Berstein, su director favorito junto con Carlos Kleiber y Gustavo Dudamel.
Al ser una niña que creció dentro de El Sistema, Gladysmarli agradece siempre al maestro José Antonio Abreu por crear ese espacio de formación para niños y jóvenes: «El Sistema es lo mejor que han hecho en el mundo entero. Cualquier imitación que te encuentres fuera de Venezuela es una réplica. Todo eso que se dice por ahí y en los videos de que El Sistema salva a los niños de las drogas y de la delincuencia es verdad».
Glass está enamorada de la música clásica. Sin embargo, también ama el gospel, el rap y el blues. «La voz negra me fascina y me motiva muchísimo», comenta. La directora tiene un pasatiempo que no muchos conocen: componer canciones para cuatro. Algunas tienen estilo reggeae y otras son románticas. A pesar de esta destreza como compositora, no se atreve a subir sus obras a las redes sociales porque, dice, canta feo.
El origen del nombre artístico de la directora se remonta a su adolescencia en San Felipe. Allí, cuenta, tuvo una etapa de grafitera. Y para poder firmar su arte en la calle debió buscar un pseudónimo. Fue en un partido de voleibol cuando escuchó ese nombre y le gustó. Desde 2008 sus amigos la llaman así y en las redes sociales no se le encontraría como Gladysmarli.
Actualmente asiste al director francés François-Xavier Roth en Colonia, Alemania. Después regresará a Francia donde la esperan Maranto Borjas y el violinista Alexis Cárdenas. El músico se confiesa fanático de Glass y asegura estar dispuesto a darle todas las herramientas necesarias para que salga adelante. «Ella no pensaba quedarse y estar lejos de su casa es difícil. La Filarmónica de París la adoptó y se quedó. Ella tiene detrás un equipo que se juntó para ayudarla. Tenemos fe ciega en su talento», dice el concertino de la Orquesta Nacional d’Île-de-France en París.
Glass todavía se maravilla con lo que ve en Europa. Tiene un mundo nuevo por descubrir y estudios que continuar. Sus maestros confían en ella y se ha ganado al público. Maranto Borjas la describe como un volcán, Alexis Cárdenas como la representación máxima de la energía latina y caribeña; el maestro Alfredo Rugeles como una gran directora en formación y la maestra Teresa Hernández como un rayo de esperanza para los venezolanos.
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