
Presentarse en el Festival de Viña del Mar era un sueño para George Harris, una forma de coronar una exitosa carrera de más de 20 años. No lo hacía por fama, ya la tenía. Es uno de los comediantes venezolanos en el exterior que más gira y que agota shows en arenas de más de 15.000 personas. Pero sentía que le faltaba algo, un reconocimiento más tangible, más internacional. Algo como estar en el escenario de la Quinta Vergara.
“Viña del Mar para mí es el Oscar, porque nosotros los comediantes no tenemos premios (…) No tenemos algo que nos dé una palmadita y que nos diga ‘Brother, lo estás haciendo bien’ o mejor categoría de stand up o comedia o redes sociales. No tenemos esa premiación. Por eso para mí desde hace muchos años fue una meta estar ahí”, decía George Harris en el podcast Mañanitas un mes antes de su presentación.
Cuando la invitación llegó, fue celebrada con entusiasmo por muchos venezolanos. No era para menos, Harris sería el primer comediante del país en presentarse en el festival, uno de los más importantes de Latinoamérica. Pero la noticia también trajo consigo críticas y ataques hacia “El Catire”, como le dicen cariñosamente sus fans al comediante caraqueño, debido a un par de post antiguos en X sobre Salvador Allende y Gabriel Boric, que no agradaron a varios usuarios chilenos. Fue tal la indignación que pidieron a la directiva de Viña del Mar eliminar a Harris del espectáculo porque el “Monstruo”, como se le dice al público de la Quinta Vergara, no tendría piedad con él. Y así fue.
Pese las advertencias, tanto de sus fans como de quienes no lo querían en el festival, George Harris no se retiró. Se mantuvo firme y se preparó durante meses para el show. Pero, como se lo anunciaron, el “Monstruo” -como se conoce al público- lo devoró justo hace un mes, el domingo del 23 febrero, día inaugural de Viña.
George subió al escenario armado con su rutina más universal, que previamente había recibido el visto bueno de la directiva del festival. Pero al poco tiempo de iniciar su set comenzaron los abucheos. No era todo el público, pero sí un buen grupo de personas que se hizo sentir. Harris no se quedó de brazos cruzados. Trató de seguir con su show pese a las pifias hasta que la situación se volvió insostenible, tanto para él como para el público que quería verlo y escucharlo. Sin más, decidió agradecer y retirarse.
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El show debía continuar y los presentadores del festival lo hicieron volver una segunda y hasta una tercera vez para enfrentar al “Monstruo”. En ese punto no era mucho lo que el comediante podía hacer para revertir la reacción de una parte del público, previamente alimentada por los medios de comunicación locales. George hizo frente a quienes sabotearon su show. “Me da risa el que está pitando. Ojalá tú tengas la carrera que tengo yo, que tengo 20 años haciendo esto. Y aquí en tu país, con todo lo que te da rabia que yo esté aquí, llené el Movistar (Arena)”, dijo.
Tras el show de George Harris, comediantes, figuras públicas del país, venezolanos dentro y fuera salieron en su defensa. Muchos, incluido el director del Festival Viña del Mar, consideraron que lo que ocurrió durante su presentación fue un acto de xenofobia; mientras que otros, como los presentadores, lo criticaron por responder o “pelear” con el público. Incluso, algunos culparon a su rutina, pues aseguraron que sus chistes no se entendían. Todos tienen una opinión sobre lo que George pudo o no haber hecho mejor. Sin embargo, en una situación tan compleja, en la que entran en juego varios factores como el tema migratorio o el rol de los medios de comunicación, es difícil hablar de cuál hubiese sido la forma “correcta” de lidiar con un público que no estaba dispuesto a escuchar.
Para la comediante Alejandra Otero lo que le pasó a Harris en Viña del Mar fue algo casi imposible de evitar. “Fue la crónica de una muerte anunciada. Era demasiado probable que eso pasara porque es un show que está diseñado para eso (…) Era algo difícil de evitar porque el público, los que abuchearon, estaban demasiado preparados para eso y ni siquiera dejaron que lo intentara, que se escuchara. Fue muy agresivo”.

Foto EFE
Oswaldo Graziani, cofundador del portal de sátira política El Chigüire Bipolar, conductor del podcast Chiste interno y productor de proyectos de comedia, considera que el único error de George Harris fue aceptar la invitación de Viña del Mar, algo de lo que luego el comediante dijo que se arrepentía. “Solo con el hecho de que haya existido gente sembrada o inspirada a través de los medios a sabotear su set desde el principio, no había forma de hacerlo bien. Ni siquiera si hubiese planificado los chistes o hubiese hecho chistes cortos como mucha gente le dijo. Yo creo que simplemente, como dice él, su error fue haber aceptado. El festival hace lo que quiere y está diseñado para que este tipo de cosas sucedan. Es muy fácil pensar todo lo que ha podido haber hecho mejor y puedo pensar en mil cosas, pero eso no necesariamente le garantizaba que iba a salir bien”.
El reconocido Emilio Lovera también coincide en que ante una situación como la que vivió Harris en Viña del Mar no hay una forma correcta de actuar; sin embargo, considera que hay un par de cosas que hubiese sido mejor evitar: reaccionar a los abucheos y aceptar volver al escenario más de una vez. “Por ser una situación tan compleja, uno no puede tener exactamente la solución. Uno no dice: ‘Bueno, yo hubiera hecho esto’, pero eso no quiere decir que hubiese funcionado. Te puedo decir lo que hubiera hecho yo y lo que no hubiera hecho. No te puedes meter con el público, cuando te atacan tienes que defenderte con un chiste, tienes que desarmar con un chiste. Una de las cosas que nos enseñaron a los viejos fue a no arrecharte sobre el escenario. No te puedes poner bravo sobre el escenario porque esa reacción se nota y la gente lo toma como una debilidad. Cuando el público atacante nota una debilidad en la víctima, que sueles ser tú, arremete y remata. Tampoco hubiese salido tantas veces. Ya no funciona, no te están parando. Hay que irse definitivamente, no volver”.
Alejandra Otero también cree que la mejor forma de reaccionar ante algún tipo de interrupción durante un show es a través del humor, pero debido a la dimensión del público del festival no era posible. “Creo que siempre la mejor herramienta es reaccionar con humor. Cuando tienes a alguien fastidiándote en el show, así como te fastidia a, ti fastidia a los demás. Más allá de ignorarlo, tienes que buscar la forma de neutralizarlo. Es complicado porque también es difícil que no te afecte. A mí me ha pasado y siempre he podido neutralizarlo a través de chistes, pero nunca he estado ante una buena parte de un público abucheándome. Lo que sí me parece que estuvo de más fue la actitud de los presentadores haciéndolo volver al escenario. Ellos también manejaron todo mal, no ayudaron a que la gente se calmara, aunque no podían hacer mucho para cambiar las cosas”.
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Otero, Grazziani y Lovera coinciden en que el Festival de Viña del Mar no es un buen espacio para la comedia por su naturaleza hostil.
“Viña no es un festival para comediantes, los comediantes son el relleno entre una banda y la otra para que puedan cambiar los instrumentos y hacer las pruebas. Son pocos los comediantes que sueñan con ir a Viña del Mar. George era uno y él lo explica, lo cuenta y lo articula muy bien, pero no son muchos (…) Cualquier comediante profesional te va a decir que lo único bueno de hacer una arena o una o un espacio de miles de personas es la taquilla”, dice el confundador de El Chigüire Bipolar, quien explica que incluso aunque te vaya bien en Viña del Mar, no es una experiencia que muchos disfruten. “Yo justamente entrevisté en Chiste interno a Laila Roth, una comediante argentina que nos explicaba cómo hizo para que le fuera bien en Viña del Mar. Entiendes que hubo de su parte un proceso y una planificación muy bien pensada, muy estratégica de cómo ganarse al ‘Monstruo’. Entonces, sí se puede, pero ella cuenta que a pesar de que lo logró y le dieron su gaviota, no le gustó para nada su set, se sintió incómoda, no se sintió en su zona de confort y no es algo que necesariamente se siente motivada a repetir”.
Sobre los espacios muy grandes, Emilio Lovera explica que no son buenos para la comedia porque no hay cercanía entre el comediante y el público. “Un estadio para presentar a un comediante me parece absurdo. No es que no lo hagan, lo hacen. Pero una gran cantidad de gente se pierde la mitad del show. Primero por la gran bulla de los demás, segundo vas a ver en vivo a una persona pero en una pantalla, porque vas a estar muy lejos para ver su cara y sus reacciones. Esto es importante porque el comediante cuando es popular hace populares sus reacciones y la gente se ríe con solo verlo. En este caso no lo vas a ver o lo vas a ver muy lejos o por una pantalla”.
Más allá de la dimensión, Otero considera que el Festival de Viña del Mar no cuenta con las condiciones para un show de comedia. “Independientemente de quién seas, las condiciones no están dadas para el comediante. Es un espacio complicado para hacer comedia y que, además, está diseñado para que la gente abuchee de esa forma a quien sea. Eso lo hace un espacio hostil. Sí, demasiados artistas internacionales se han presentado allí, es conocido en el mundo y te puede dar un nombre, pero, más allá de eso, siento que es un lugar incómodo para hacer comedia”.
¿Pudo más la xenofobia?
George Harris no es el primer comediante en ser abucheado sobre el escenario de la Quinta Vergara. Hay una larga lista con los devorados por el “Monstruo”; sin embargo, en el caso de George Harris la xenofobia, aupada por los medios de comunicación locales, fue un factor determinante en el resultado de su presentación.
Aunque Alejandra Otero, Oswaldo Graziani y Emilio Lovera reconocen que hubo elementos de xenofobia muy marcados en una parte del público, no le atribuyen toda la responsabilidad de lo que ocurrió en el festival porque no pueden medirlo.
“Había mucha predisposición con él y sí, hay un grado de xenofobia que es real. En Chile hay xenofobia, eso no es discutible. Pero que haya sido 100% xenofobia lo que pasó, no lo sé porque no sé cómo se puede medir eso”, destaca Otero.
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Emilio Lovera considera que la principal causa de los abucheos no necesariamente fue producto de la xenofobia. George pudo ser la víctima de «el Monstruo», dice. “No sé qué tan cierta sea, pero dicen que cada vez que hacen el cartel se reúne la directiva y deciden quién va a ser la víctima del año, a quién van a abuchear porque el ‘Monstruo’ es parte del show”.
Graziani considera que el resultado no es más que una combinación de factores que, desafortunadamente, no favorecieron a Harris. “Jugaron muchos factores, no era solo George, era el tema migratorio, el tema mediático, había tantas variables que simplemente se dieron las condiciones atmosféricas para que esto sucediera (…) Es muy fácil lanzar ese término y decir ‘es que fue xenofobia’. Yo sinceramente creo que sí hubo elementos de xenofobia en los medios que ayudaron a calentar los ánimos para que pasara lo que pasó. Entonces, la xenofobia formó parte de todo esto, sí, pero que la hubo desde el festival, no lo creo. Esto pasa con artistas chilenos, no chilenos, sucede a cada rato y no me atrevo a decir que cada vez que eso sucede, creen que es xenofobia. Fue la combinación de factores”.
George Harris en Viña: ¿capítulo oscuro de la comedia venezolana?
Lo que pasó en Viña del Mar no será algo más que un trago amargo, un momento incómodo. Algo que algunos recordarán, pero que muchos otros olvidarán.
“Creo que todo se olvida. Hay gente que recuerda y gente que no. Vendrán otras generaciones que no conocerán esa noticia y van a seguir viendo a George Harris sin saber que él pasó por eso”, asegura Emilio Lovera, quien considera que lo que ocurrió hace un mes no opaca el logro de George de ser el primer comediante venezolano en llegar a Viña del Mar.
Oswaldo Graziani no ve lo que sucedió en Viña del Mar como algo que marcará la historia de la comedia venezolana. No trascenderá, dice. “Si hubiese sucedido en otro festival de un prestigio distinto y con características distintas, entendería; pero Viña del Mar tiene repetidas historias como la de George, pasa en todas las ediciones con bandas, artistas, otros comediantes. Es lo normal. Nos pega más cerca porque fue George y porque era comedia, pero siento que esto no va a trascender. Obviamente, para George sí es una experiencia ruda que no quisiera repetir y no es algo tampoco que la gente va a olvidar, definitivamente algo quedará. Pero no creo que marque una mancha en la historia de la comedia venezolana. Todo lo contrario, que hayan invitado a George a ese festival me parece, más bien, una muestra de dónde está la comedia venezolana”.
El cofundador de El Chigüire Bipolar también cree que en el futuro el festival invitará a otro comediante venezolano en un intento de “limpiar su imagen”. “Van a intentar, de alguna forma, decir: ‘No fuimos nosotros, fue George’. Eso es algo que puede pasar, ahora la pregunta es si los comediantes venezolanos van a aceptar esa invitación. Los que yo conozco estoy casi seguro que no”.
En otra época, asegura Lovera, lo que vivió George Harris en Viña del Mar fácilmente hubiese hundido la carrera de un comediante. Afortunadamente, los tiempos han cambiado y, aunque fue una mala experiencia, lo que pasó le ha traído cosas positivas. “Dudo que a George lo hayan llamado de tantos medios antes de este episodio. De hecho, yo se lo dije: ‘Mira, aprovecha que lo que viene es bueno’. Es sold out por todas partes. El éxito que él tenía era increíble y ahora será mucho más. El saldo fue positivo. Lo único malo fue su molestia, su incomodidad”.
Pese a lo negativo, Alejandra Otero considera que esta experiencia hará crecer mucho más la carrera de George Harris. “Es muy duro cuando uno vive una noche mala, seguramente fue un golpe duro. Estoy segura de que le afectó muchísimo. Lo bueno es que siento que creció demasiado y que unió a todo un país en favor de él. El que no lo conocía, ahora lo conoce. Sin duda, esto será un aprendizaje para él y para todos. Creo que es más ganar que perder”.
George Harris nunca necesitó ir a Viña del Mar para coronar su carrera en la comedia, enfatiza Graziani. Ya tenía el reconocimiento suficiente. Sin embargo, considera que lo que pasó le permitirá, en un tiempo, ver su trayectoria, lo bueno y lo malo, desde otra perspectiva. “Él ha debido aceptar y entender que su carrera como comediante no necesitaba un Viña del Mar. Creo que esto le va a hacer bien porque estamos en un mundo donde las redes sociales y el engagement ayudan a que la gente te conozca. Estoy seguro de que George no está teniendo ningún problema para vender tickets en este momento. Todo lo contrario, pero creo que si le preguntas en este momento, quizá su opinión pueda evolucionar con el tiempo, no aceptaría otra invitación a Viña. Es lo mejor que podría hacer porque George es una mega estrella”.
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