Enero es el mes en el que se celebra el ducentésimo aniversario de Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley, una obra que trascendió la literatura y le dio impulso al género de la ciencia ficción. Ese hombre jugando a ser Dios, con la capacidad para crear vida de la muerte, ha atrapado al público con su planteamiento moral acerca de los límites de la ciencia y su intervención en la naturaleza.
El doctor Victor Frankenstein es el arquetípico científico loco que, en su intento por dar vida a un cuerpo elaborado con materia de diferentes cadáveres, crea a un monstruo que se le enfrentará. No obstante, según el crítico Roger Michelena, no es el científico el que se ha quedado grabado en la cultura popular bajo el nombre de Frankenstein, sino su creación: “Si bien la obra literaria tiene un peso específico, la gran influencia la vimos cuando se empezó a llevar al cine. 90% de los mortales recuerda no al Frankenstein que se describe muy bien en el libro, alguien muy culto, que incluso hablaba otros idiomas, sino al monstruo que les llega por televisión, que camina torpemente, o las parodias interesantes que se hicieron en los años sesenta”.
En la literatura influenciada por la obra de Shelley, Michelena menciona: El año del verano que nunca llegó de William Ospina, autor colombiano ganador del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, en el que habla de la génesis del monstruo de Frankenstein. Igualmente en Malos y malditos de Fernando Savater se encuentra una historia acerca de la horrible criatura.
Recientemente, la editorial Ariel publicó una edición para conmemorar el 200 aniversario de este clásico bajo el título de Frankenstein. Edición anotada para científicos, creadores y curiosos en general. En la misma se pueden observar dibujos de cadáveres, de disecciones y grabados de la época en la que Mary Shelley concibió su libro.
El escritor Víctor Bravo asegura que Frankenstein proporciona un tema y un clima: “Me atrevería a decir que ese clima se encuentra en autores venezolanos y universales como Julio y Salvador Garmendia”. Para el experto, Frankenstein, como Drácula y El Golem, ha tenido una gran influencia en la literatura a partir del gótico y el renacimiento, quizás porque ofrece una representación del pasaje de la vida y la muerte. Bravo considera que de esas obras nace un tipo de literatura de horror que irradia hacia distintos países y continentes: “Y nos da la firmeza creadora de la ratio, de la fuerza de la secularización que se iniciaba en la optimista, pero perturbadora tarea, de dominar con la razón las formas de la alteridad”.
El tema del doctor Frankenstein jugando a ser Dios se instalará en la estética a partir del romanticismo “y será uno de los estremecimientos éticos y estéticos que nos dará la expresión estética y científica contemporánea”, dijo Bravo.
La historia del creador y su criatura ha sido llevada al cine en decenas de ocasiones. La primera vez fue en 1910, en un cortometraje mudo de J. Searle Dawley. Otras adaptaciones que se volvieron clásicos del cine son El doctor Frankenstein (1931), y La novia de Frankenstein(1935), ambas dirigidas por James Whale.
La adaptación cinematográfica más reciente, realizada por Paul McGuigan en 2015, se titula Victor Frankenstei; en esta cinta se muestra el origen de Igor (Daniel Radcliffe), el mayordomo del doctor Frankenstein.
La música no escapa a la fascinación por el personaje de Shelley. Alice Cooper ha escrito dos canciones que hacen referencia a Frankenstein; una en 1988, “Teenage Frankenstein”, y en 1991 presentó “Feed my Frankenstein”. También Metallica se ha inspirado en este tema para realizar “Some Kind of Monster” en 2003, canción que también prestó su título a un documental que se estrenó en 2004 acerca de la banda.
En la actualidad, en el Teatro Garrick de Londres se presenta la obra Young Frankenstein, una adaptación de la película homónima de Mel Brooks, dirigida por Susan Stroman. Esta pieza será representada hasta septiembre de 2018.
La electricidad como fuente de vida La reanimación de cadáveres mediante el uso de energía eléctrica puede parecer una idea ingenua para el pensamiento actual, pero no era así en la época en la que Mary Shelley escribió Frankenstein o el moderno Prometeo. Luigi Galvani (1737-1798) fue un médico fisiólogo y físico italiano. Este científico fue quien descubrió la naturaleza eléctrica del impulso nervioso. Mediante diversos experimentos demostró que al aplicar corriente eléctrica se originaba una contracción muscular en los animales. Defendió la idea de que desde el cerebro y a través de los nervios en todo el cuerpo corría electricidad como fluido vital. Esta teoría de Galvani, publicada en 1791 en De viribus electricitatis in motu musculari commentarius, se hizo popular y fue aceptada por muchos intelectuales de la época, y así llegó hasta Shelley quien la usó como inspiración. |