Nicolás Reyes (Jordi Mollà) no quiere perder el poder en Venezuela, así que intentará aferrarse a él a través de unas elecciones fraudulentas. En contraparte, el vicepresidente del país, el general Ubarri (Francisco Denis), atraviesa un conflicto con sus ideales porque, aunque está del lado del gobierno, sabe que ese plan no es correcto, ni siquiera a pesar de que es el mejor amigo del presidente y creció con él.
Mientras tanto, el agente de la CIA Jack Ryan adelanta una operación para dar con un cargamento trasladado a Venezuela, pues sospecha que en su interior hay armas nucleares vendidas por los rusos. La investigación del espía, un analista de escritorio empujado por las circunstancias, lo llevará a Inglaterra, Moscú y Venezuela, país sumido en un caos político.
La trama de la segunda temporada de Jack Ryan, producida por Paramount Television y estrenada en Amazon Prime el 1° de noviembre, ha generado tal controversia que el ministro de Cultura venezolano, Ernesto Villegas, consideró que es una serie que, disfrazada de entretenimiento, alienta la intervención militar en el país por Estados Unidos.
Pero Francisco Denis descarta de inmediato esa teoría y subraya que Jack Ryan, que en la primera temporada estuvo ambientada en el conflicto en Medio Oriente, es una serie de ficción de acción y espionaje que tiene a Venezuela como telón de fondo. Resalta: no es un documental acerca del país.
«No creo que el Estado americano, la CIA, el ejército ni las fuerzas armadas de Estados Unidos necesiten de una serie para intervenir o no en un país. Es innegable que los norteamericanos han intervenido países con ejércitos o a través de la CIA; ha sido así en los últimos 100 años de la historia y lo seguirán haciendo. Pero también lo han hecho la KGB, los chinos, Cuba. Pensar eso me da a mí, y me da pena decirlo, una visión de república bananera y de poca lucidez”, dijo Denis, cuya carrera ha dado un vuelco gracias a su interpretación del narcotraficante colombiano Miguel Rodríguez Orejuela en la tercera temporada de Narcos, transmitida por Netflix.
Denis, que también trabajó en El comandante como Fernando Brizuela, se dirige a los venezolanos, pro chavismo u opositores, para decirles que pueden ver la serie inspirada en el personaje del escritor Tom Clancy y darse cuenta de que se aproxima a las historias en las que James Bond es protagonista. También considera que el país que se muestra en Jack Ryan es más parecido a la situación actual de Bolivia, donde la oposición afirma que el presidente Evo Morales triunfó para un cuarto período por medio de un fraude.
«El tema venezolano es el contexto en el que se da. Pudo ser Bolivia en este momento. Ahora, ¿por qué Venezuela? Porque es un país que es parte de un conflicto internacional que a una serie como esta, de espionaje, le puede interesar. Además es para todo público, y todo el mundo sabe que en Venezuela pasa algo, hay una crisis, un pueblo opositor, un pueblo que aún apoya al presidente y muchos problemas», recalcó.
Advirtiendo que no es su papel como actor, Denis no se ubica ni del lado del oficialismo ni de la opisición. Pero sí defiende la posibilidad de que la gente disfrute o no de una serie. «El que quiera apagar la televisión, que la apague; el que quiera cambiar de canal, que lo cambie; y el que quiera terminarse los ocho capítulos la misma noche, pues perfecto».
Fundador de Río Teatro Caribe, Francisco Denis comenzó a formarse como actor desde los 14 años de edad cuando creó un grupo teatral en el colegio durante su época en Ecuador, donde estudió la secundaria. Después entró a trabajar con el reconocido grupo ecuatoriano Malayerba. Allí su maestro fue Arístides Vargas, a quien considera su mentor y amigo.
Luego estudió en Francia en la escuela de Jacques Lecoq y formó parte de la compañía Philippe Genty, con la que viajó por varios países presentando espectáculos.
Además de la promoción de Jack Ryan, Denis tiene previsto rodar en Venezuela a principios de 2020 la película Benigno Cruz, dirigida por el venezolano Jorge Aldana, que reside en México. También estrenará el año que viene en la película mexicano-estadounidense Bondee. «Es un papel completamente distinto de lo que se ve en Jack Ryan. Tiene que ver con el tráfico de niños y adolescentes de México a Los Ángeles», adelanta.
Las etapas de la vida de este actor caraqueño distan mucho unas de otras. De hecho, siempre recuerda que él nunca buscó actuar en Hollywood, pero las oportunidades surgieron y las aprovechó. «Creo que uno debe estar dispuesto a que la vida te dé vueltas. A mí me parece fascinante estar en Hollywood. Pero es un trabajo también de resistencia. No es fácil estar abajo ni estar arriba, ni siquiera para los actores que tienen un background importante».
—En la actualidad la vicepresidente de Venezuela es Delcy Rodríguez. Antes han sido figuras como Tareck el Aissami y Diosdado Cabello. ¿Cómo preparó el personaje?
—Lo que siempre digo es que la serie es absolutamente de ficción y de entretenimiento. El tema venezolano es un contexto. Por supuesto que Venezuela es parte de los conflictos internacionales y para la visión norteamericana es un conflicto en el que perfectamente la CIA podría estar interesada como tema de espionaje. Pero esto solo es ficción. Las personas que quieran entender más el conflicto venezolano no lo harán viendo Jack Ryan.
En el caso de Ubarri, es un personaje para el que no me basé en ninguna persona que haya sido vicepresidente o que haya estado en el poder. Recurro a mi trabajo actoral, a personas que conozco o personas públicas que más o menos me parecieron que podían tener relación con el personaje. Ubarri se parece a alguien que estuvo en el gobierno que luego se dio cuenta de que las cosas estaban mal, así que entra en ese conflicto como ser humano, entre qué hacer o decir, pues si expreso algo públicamente de alguna manera estoy traicionando a mis compañeros en el poder o a mi propio pensamiento. Lo importante es el conflicto humano que se genera en una situación de crisis política o social.
—¿Y quién es ese personaje en el que se basó?
—Es un diputado, no diré quién porque no es evidente. El diputado en algún momento estuvo con el chavismo y ahora ya no lo está. Más que en la parte física o en la manera de hablar o comportarse, me pareció interesante porque es ese tipo de conflicto que vive Ubarri como personajes: estoy con ustedes, pero esto no está bien. No funciona bien. ¿Y ahora qué hago?
—¿Fue un reto interpretar este personaje? ¿Qué representa para usted?
—Más que un reto fue una gran satisfacción poder trabajar con actores de la talla del español Jordi Mollà, por supuesto con John Krasinski y Michael Kelly.
—Si hacemos una comparación entre Fernando Brizuela, Miguel Rodríguez Orejuela y el general Ubarri, ¿cuál ha sido el más difícil de caracterizar?
—El más difícil no sé. El que me atrajo más quizás fue Miguel Rodríguez Orejuela, del Cartel de Cali. Para mí fue muy interesante porque fueron mucho más capítulos entre la segunda y la tercera temporada. Parece que vamos a entrar al Cartel de Cali en la quinta aquí en México. Me pareció interesante trabajar sobre una persona viva y real, porque no solamente es el trabajo sobre ti mismo como actor, sino entender a esa persona de la que existen muchas evidencias y también hay gente que lo conoció. Es un trabajo muy rico investigar el comportamiento de este personaje.
—¿Aparecerá en otra temporada de Narcos?
—Digamos que me han llamado para actuar en la sexta. No está confirmado. Seguramente sería en Narcos México, que es una historia distinta. Pero, de alguna manera, la serie está haciendo un link entre el narcotráfico mexicano y el colombiano de ese momento, hace 20 años. Entonces posiblemente estaremos allí.
—¿Nicolás Reyes es el malo de la segunda temporada de Jack Ryan?
—Sí, exactamente. Es el antagonista de la serie. El malvado siempre se necesita en este tipo de historias. Lo que quiero que esté claro es que se acude a estereotipos en este tipo de series porque es de espionaje clásico, para los que vimos 007 hace años. Se necesita un malvado, que en este caso es el presidente de Venezuela. Ahora lo interesante es por qué ese personaje se convierte en malvado. Y los malos no son tan malos y los buenos no son tan buenos. Son conflictos humanos que viven.
—Usted ha dicho que el enfrentamiento en la serie no es entre el gobierno ruso y Estados Unidos sino que son mafias internacionales.
—Sí, es una particularidad de la manera en la que los productores manejan la historia. No es que los rusos como país envían armas a Venezuela en la serie. Por eso es que la realidad muchas veces es más rica. En la realidad en Venezuela hay armas rusas. Eso no es un secreto. Todo el mundo lo sabe. Pero en el caso de la serie son armas destinadas a un uso que no es oficial y eso es lo que lo convierte en un tema de espionaje.
—¿Estaría en una tercera temporada?
—No, porque Jack Ryan tiene la particularidad de que se aborda un tema completamente distinto en cada temporada. Una no tiene nada que ver con la anterior.
—¿Cómo fue la experiencia de trabajar con John Krasinski desde el punto de vista actoral y como persona?
—Como persona es muy simpático. Es bastante accesible. Siempre fue muy agradable. Me sorprendió su habilidad para actuar porque también es productor de la serie. Su habilidad para estar en el set como actor y productor es interesante. Me parece que es un actor con un abanico muy grande. Puede ser desde este tipo de héroe tipo espía de la ICA hasta un actor muy cómico.
—La última vez que conversamos indicó que ya estaba en la industria, justo después del éxito de Miguel Rodríguez Orejuela. ¿Y ahora en qué punto se encuentra?
—Es muy aleatorio. Eso puede cambiar en cualquier momento. Actualmente sigo haciendo casting, me reúno con directores, productores en Los Ángeles. Pero no es fácil. Yo les digo a todos que no porque ya estás en cierto nivel las cosas siguen siendo igual de fáciles. Siempre es una pelea. Y ahora cada vez es más complicado porque me toca hacer casting y competir con actores que también han tenido mucho reconocimiento. Hay posibilidades de cosas, tengo en este momento posibles películas. Pero firmado en Estados Unidos nada.
—¿Se siente bien en las grandes ligas del cine?
—Es fascinante. No hay nada más atractivo para un actor que poder trabajar con buenos actores, directores de grandes producciones. No necesariamente estar en Hollywood significa trabajar en buenos proyectos. Muchos de ellos son más comerciales, y digamos que esa es su intención. Otros sí son interesantísimos. Por ejemplo, voy a conversar con los directores el viernes sobre proyectos interesantes de los que no puedo hablar. Es una docuficción en Estados Unidos.
—¿Piensa retomar el teatro? ¿Lo extraña?
—Sí, claro. El teatro es como mi madre. De ahí vine. Seguramente uno vuelve allá. Pero en este momento, estando en México, no es fácil viajar entre el teatro y el cine. Estamos escribiendo. Somos un grupo de actores, directores y escritores, y desarrollamos proyectos para grandes estudios.
—¿Sobre qué son los guiones?
—Tengo dos proyectos, tenemos varios. Somos un grupo que se reúne una vez por semana, trabajamos en esos proyectos con la intención de presentarlos en poco tiempo. Seguro en muy poco tiempo tendremos reuniones con todas estas grandes distribuidoras y productoras de streaming.
—¿Son series, montajes o películas?
—Series y películas.
—¿Cómo se llama el grupo?
—Bueno, te lo puedo decir: se llama Miranda Films.
—¿Puede adelantar algo de los proyectos?
—Es muy delicado porque hasta que no tengas todo inscrito, bajo los derechos de autor, puede pasar que las ideas salen y vuelan. Y de pronto ves tu idea realizada por otra gente. Eso ha pasado mucho.
—Los montajes teatrales que realizó en Venezuela no eran comerciales, solían ser reflexivos. ¿Siente que se ha alejado, en tamaña industria, de ese tipo de historias?
—No, para nada. Por eso por un lado está mi trabajo como actor, y estoy dispuesto a hacer desde cine comercial hasta cine de autor. Pero mi trabajo como escritor está ligado a lo que siempre he hecho: una escritura que no puedo decir que no es comercial, ojalá lo fuera. Ojalá uno pudiera entrar a un circuito comercial en el sentido de que una mayor cantidad de gente lo pueda ver. Pero sí es una escritura reflexiva, sobre temas humanos que me parecen importantes.
—¿Cómo se diferencia, desde el punto de vista del trabajo y la interpretación, su carrera en Río Teatro Caribe y ahora en la industria?
—Yo he tenido etapas en mi vida completamente distintas. Me fui de joven a estudiar a Francia. Fue una etapa de estudio, y de pronto hice una audición en una compañía de teatro y de un día para otro dejé de ser estudiando para estar girando por el mundo entero. Fue un vuelco tremendo. Después de eso regreso a Venezuela y me metí a vivir en Río Caribe, un pueblito apartado, y fue otro cambio distinto.
Después pasé a fundar Río Teatro Caribe y nos fuimos a Caracas. Cada etapa de mi vida ha sido muy drástica. De Río Teatro Caribe a lo que estoy viviendo ha sido otro vuelco enorme. Yo no me lo esperaba y nunca lo busqué, nunca pretendí actuar en Hollywood ni estar en series de este tipo. Pero ahora que lo estoy me parece fascinante. Pero no es fácil. Te puedo hablar, por ejemplo, de Nicolas Cage, y digo él porque estuve a punto de hacer una película con él. En este momento no es un actor que pida Hollywood o que trate de trabajar con él para nada. Es muy relativo esto de estar arriba, estar caliente, hot, como dicen los gringos. Puede variar en cualquier momento, y mientras existan uno tiene que aprovecharlo. Porque también económicamente es una gran ayuda.
—¿Qué ocurrió con la película que iba a grabar con Nicolas Cage?
—No coincidió. Una parte de la película se iba a grabar en Colombia, pero coincidió con los días de Jack Ryan y no se pudo.
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