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Fragmentos de un hogar perdido: exilio y diáspora a través de la cámara de Vasco Szinetar

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En el corazón cultural de Madrid, en el emblemático Centro Sefarad-Israel, conocido por ser un puente entre España y el mundo, se inauguró Cuerpo del exilio, una exposición que invita a un viaje visual y reflexivo. Esta muestra, que permanecerá abierta al público desde este mes hasta julio de 2024, es obra del renombrado fotógrafo Vasco Szinetar, un venezolano que inicialmente soñó con ser cineasta.

Szinetar, quien estudió cine en Polonia y Reino Unido, compartió: “En un principio soñé con ser cineasta, pero lo mío es la fotografía porque te permite vivir en silencio y contigo mismo. Ser cineasta implica ser el general, poeta, místico, muchas cosas que mi alma es incapaz de manejar”.

Vasco Szinetar, también poeta, es reconocido por su técnica de auto fotografiarse, un método que ha marcado profundamente su obra. Revela que su interés en la auto representación comenzó desde su juventud, en un entorno familiar donde frecuentemente se congregaban escritores, políticos y artistas.

«Crecí entre personajes que de alguna manera admiraba y, cuando empecé en la fotografía, comencé retratándome a mí mismo. Esa ha sido una de mis obsesiones fundamentales: dar testimonio de mi aspecto».

Foto cortesía

Con el tiempo, esta fascinación evolucionó hacia una exploración más profunda del tránsito por la vida, documentando cómo se ha ido deteriorando y construyendo.

Al regresar a Venezuela en la década de los 70, Szinetar se rodeó de escritores y artistas, lo que le inspiró a documentar fotográficamente esos encuentros. Este proyecto personal tomó mayor relevancia en 1977, cuando el suplemento Papel Literario del diario El Nacional le solicitó un retrato del poeta Darío Lancini, conocido por Szinetar desde su estancia en Polonia.

«Esa foto fue publicada y desde ese momento continué colaborando con ese prestigioso semanario cultural, retratando a otros escritores y artistas. Así se consolidó en el imaginario de sus lectores la idea de que quien no aparecía retratado allí no existía».

Sus series fotográficas Frente al espejo, que incluyen personajes relevantes de la literatura y las artes, y «Cheek-to-Cheek», autorretratos junto a personalidades culturales, han ganado fama considerable.

Además, Vasco Szinetar ha escrito varios libros, ampliando su impacto en la cultura contemporánea.

La muestra Cuerpo del exilio comenzó en 2010 como una travesía personal que, al principio, no sabía hacia dónde llevaría a Szinetar. Con el tiempo, se enriqueció con el tema de la diáspora, profundamente influenciado por la experiencia de sus hijos, que han pasado los últimos 10 años en Berlín.

A medida que el proyecto avanzaba, se reveló no solo como una serie de imágenes y textos, sino como un profundo diálogo con su historia familiar y personal, culminando en un homenaje sentido y profundo a su padre.

El padre de Szinetar era un judío de Transilvania (Rumanía) que, huyendo del horror y la exclusión en Europa, emigró a Venezuela en 1938.

Con una maleta y un corazón lleno de esperanzas, recorrió el país vendiendo ropa. Conoció y se enamoró de una joven venezolana de destacada ascendencia política.

Foto cortesía

A través de su viaje y lucha, su padre encarnó la esencia del exilio y la diáspora, enfrentando desafíos inimaginables para forjar un futuro para su familia. Fue fundador del Partido Comunista y de alguna manera todo ese pasado del padre, que fue expulsado al mundo a luchar por sobrevivir, debido a que en aquella época los judíos en Europa tenían un acceso muy limitado en la universidad, le legó al país la experiencia del exilio y la diáspora.

Por todas estas razones y más el fotógrafo le rinde emotivas palabras: “Este homenaje a través de mi obra es mi forma de honrar su legado, su valentía y su vida. Contra todo pronóstico, demostró que incluso en los desplazamientos más dolorosos, pueden encontrarse momentos de belleza y profunda humanidad”.

La exposición ha sido curada por el escritor Juan Carlos Chirinos, a quien Szinetar dedicó palabras de agradecimiento y elogió su talento. Reconoció su habilidad para captar la esencia de Cuerpo del exilio.

La muestra es una fusión de luz, sombra y palabra escrita que invita a los espectadores a explorar temas de desplazamientos, identidad y la búsqueda de un hogar en tierras ajenas.

Se compone de más de 120 imágenes que van acompañadas de textos escritos tanto por Szinetar como por su hermano Miguel, autor de Expediente

familiar, una obra que profundiza en la memoria de sus ancestros.

Cuerpo del exilio es una exposición que resume en buena parte sus pesquisas visuales y verbales más agudas de las últimas dos décadas: el exilio, la diáspora, los viajes a ninguna parte que el artista se ha visto forzado a

emprender y que lo han llevado a fijar la mirada en ciudades como Bogotá, Berlí, o Madrid para volver sus ojos a su origen: Caracas.

Estas ciudades han sido el escenario para el desarrollo de una poética fotografía, una mirada que busca las señales y razones del exilio en los lugares a los que llega el exilado.

Su mirada y lente no ignoran la diáspora mayor: el exilio definitivo que experimentamos con nuestro propio cuerpo. Dice Szinetar: «El exilado está solo, deambulando ensimismado».

La muestra Cuerpo del exilio es, en palabras del ensayista Nelson Rivera, «profundamente alegórica».

Rivera opina que cada imagen es una fuente de sensaciones que el espectador debe resolver, invitándolo a una introspección sobre el significado del exilio y la identidad. Y, ciertamente, eso es lo que se propone el fotógrafo: dispensar su mirada por los espacios a donde ha llegado y que lo han empujado a pensar en su cuerpo como sujeto del exilio.

Ante nosotros, encontramos una fotografía que captura mucho más que un instante visual; encapsula también el momento emocional intenso que vivió Vasco Szinetar en Bogotá.

En esta parte de la exposición, se detiene el tiempo en el período en que el artista buscó refugio en la capital colombiana, huyendo de las amenazas proferidas públicamente por el presidente Hugo Chávez en su programa de televisión.

La imagen refleja no solo un lugar físico de exilio, sino también un exilio interior, un retiro forzoso del espacio público y político de su Venezuela natal.

El exilio es una experiencia de recogimiento.

Luego de un tiempo de exilio, Vasco Szinetar regresó a Venezuela con una inquietante reflexión sobre los deterioros del espacio. De allí surgieron Cuerpos en el exilio y El ojo en vilo, reconocidas por la Asociación Internacional de Críticos de Artes como las mejores exposiciones en 2013.

Foto cortesía

En ellas, trazaba la dolorosa vía de aproximación a la condena de un país desvanecido.

Las obras expuestas no solo capturan momentos de transición, sino que reflejan las obsesiones personales de Szinetar: ideas no preconcebidas, pero intuitivamente articuladas a lo largo de los años, brindando coherencia a su proyecto. Ofrece una mirada introspectiva sobre la experiencia del exilio, de la diáspora.

El artista, cuya obra ha sido celebrada en múltiples continentes, utiliza su lente para captar la esencia de lo que significa estar lejos de casa pero cerca del corazón, y su pluma para dibujar los sentimientos y pensamientos que este estado evoca.

Según Szinetar, su obra es un éxodo visual que dispersa su mirada a través de los espacios que ha habitado y que lo han empujado a reflexionar sobre su cuerpo como sujeto del exilio. «No tengo ideas preconcebidas, pero sí obsesiones que me permiten articular un trabajo coherente en el tiempo», afirma el artista.

Estas obsesiones, intuitivas pero fundamentales, han moldeado una trayectoria que no solo documenta su viaje personal, sino que también ofrece una plataforma para el diálogo sobre temas universales de desplazamiento y pertenencia.

Con cada imagen, Cuerpo del exilio no solo captura la atención del espectador, sino que también invita a la reflexión sobre las realidades de nuestro mundo contemporáneo, haciendo de esta exposición una cita imprescindible para los amantes del arte y la literatura en Madrid.

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