La cuenta de Twitter de Evio Di Marzo es congruente con el bajo perfil que asegura tener. Sus mensajes en esa red social son tan escasos como los taxis en Caracas un 1° de enero. Para el compositor la música dejó de ser una prioridad, aunque su obra permanezca en el ideario popular venezolano.
No le importan las masas ni las grandes audiencias. Su arcano, afirma, es Dios.Son días de ayuno en su casa por el Ramadán. Camina lento, pero con firmeza. No titubea al hablar. Observa fijamente, pues quiere que sus ideas sean comprendidas y respetadas.
El café lo toma con cardamomo, un gusto que aún se da en tiempos de austeridad.El fin de semana pasado se presentó en la plaza Los Palos Grandes como parte del Festival Itálico. Los organizadores y él pensaron también en ofrecer las pizzas del restaurante del artista, pero desistieron.
Consideraron que iba a ser una falta de respeto con la gran cantidad de personas que hacían cola en el supermercado de enfrente.Son esporádicas sus actuaciones, la mayoría de ellas en pequeños lugares, como solista, en cuarteto o con Adrenalina Caribe.
Hace dos semanas estuvo en Yaracuy y en julio se presentará en Barinas. La música es un tema inevitable, como también lo es la religión. «Con el islam se acabarán los problemas del mundo.
Es una religión que no tiene nada que ver con lo que la gente cree. La percepción que hay es confusa».Aunque prefiere no hablar de política, no tiene pruritos en afirmar que no está de acuerdo con el actual gobierno. «Desde que el comandante Hugo Chávez murió, todo cambió. Al llegar Nicolás Maduro empecé a pelear con él. Mi pizzería estaba antes en la esquina Principal del centro de Caracas en un local que me dio el gobierno, pero me lo quitaron por crítico. Ahora está en el Teatro Ayacucho, en un sitio más pequeño», dice en referencia a Evio’s Pizza.
De las versiones que han hecho de su canción «Yo sin ti no valgo nada», la de Voz Veis y la de Rafael «Pollo» Brito con C4 Trío son las que más le gustan. Los Amigos Invisibles también hicieron lo propio con «No es fácil amar a una mujer» en Super Pop Venezuela (2005). «Durante el gobierno de Chávez me animé y compuse algunos temas bonitos como ‘Sueño de ancestro’ o ‘El sueño de un niño Simón’, pero no se han publicado. Hay otro que hice para la introducción de un programa de radio de la Defensoría del Pueblo».
Al compositor le exacerba que quienes gobiernan se hagan llamar socialistas. «Esto es un capitalismo de Estado, no es socialismo. Es una aberración. El capital no pierde su valor, pero lo toman como si no lo tuviera, como si la plusvalía no se debiera utilizar adecuadamente. Por eso no estoy con uno ni con el otro, porque ni siquiera pienso en la oposición como alternativa». Ahora la música es un simple instrumento de trabajo, no inspiración. «Ese es un problema occidental. Si el fotógrafo -en alusión a Manuel Sardá- es muy bueno en su labor, no puede ser la razón de su vida. Para un musulmán es solo una parte, no la razón espiritual. Mi arcano es Dios. El islam no es exclusivo de los árabes. Si todos lo asumiéramos, ayudaría a la sociedad entera. Además, es lo único que atenta contra el capitalismo. El islam, cultivar el temor a Dios, limita la necesidad innata del ser humano a transgredir».
El artista, graduado en Antropología, considera que la sociedad se halla en una etapa primitiva espiritual. «No nos hemos liberado del egoísmo y la ignorancia, a pesar del avance tecnológico. Deberíamos producir, tener un PIB alto, no un desgobierno que alcahuetea tantas cosas y no aprovecha las capacidades productivas del pueblo. A mí me gusta la agricultura, estudié hidroponía, pero no lo incentivan. Lo mismo pasa con la música, me han apartado. Soy un crítico que no se va a calar la mentira de ningún lado».
Cuando se le pregunta por qué se siente aislado, responde: «No me están explotando, no me sacan provecho. La reacción del público en la plaza fue positiva, fue una convocatoria natural, no política. La derecha no me contrata porque soy de izquierda, pero tampoco lo hace la izquierda porque es fascista, a la que uno no puede criticar. Ellos podrían ofrecerme una gira, pero no lo hacen, aun cuando cobro menos que alguien de mi nivel porque soy del islam».
La última grabación con temas de Di Marzo fue Bio Bio (1990) con Adrenalina Caribe. Desde entonces hay más piezas, pero permanecen inéditas. «Mientras, hago otras cosas. A veces, incluso, soy taxista por las noches. Ahora menos porque es peligroso, pero cuando me llaman los clientes lo hago», cuenta el artista, que hace las carreras en un Volkswagen escarabajo.
Le gusta recordar la primera vez que tuvo contacto con el islam: «Estaba trabajando como antropólogo en unos estudios sobre la poligamia y gracias a mi segunda esposa descubrí unos textos interesantes sobre temas dogmáticos como la monogamia. En el Corán hay una parte muy clara que habla sobre la posibilidad de que el hombre pueda tener varias esposas, se le reconoce una condición biológica; a la mujer, en cambio, le da mucha más importancia. Sin embargo, no es equitativo. Hay imanes incluso que dicen que es imposible, porque tiene que haber un trato igualitario con todas. Por eso, al final, Dios recomienda casarse con una», indica el artista de 62 años de edad, que se ha casado cuatro veces y tiene diez hijos.