El lunes, cerca de la medianoche, las redes sociales confirmaron la noticia: Evio di Marzo, el músico vanguardista, uno de los fundadores de Sietecuero y líder de Adrenalina Caribe, autor de clásicos del cancionero popular venezolano como “De dónde viene tu nombre” o “Yo sin ti no valgo nada”, murió asesinado en las inmediaciones de Bellas Artes, víctima de un tiro, al resistirse al robo de su vehículo.
Artista, antropólogo de profesión egresado de la UCV, hombre comprometido con sus ideales, el hermano menor del cantante Yordano, nació el 23 de mayo de 1954, hijo de una familia de inmigrantes italianos. Transitó por varias religiones, se casó 4 veces, tuvo 10 hijos y dejó 5 producciones discográficas que suenan a nostalgia, a una ciudad, Caracas, y un país, Venezuela, que ya no existen. Di Marzo, quien eventualmente se desempeñaba como taxista para sobrevivir a la crisis, apoyó al gobierno de Hugo Chávez pero se desligó de Nicolás Maduro, a quien criticó en diferentes oportunidades.
Xariell Sarabia, periodista y crítico musical, recuerda que Sietecuero fue un gran paso para el rock latino en Venezuela, a pesar de que no duró mucho y el disco que publicó no estuvo grabado de la mejor manera porque no representó lo que la banda alcanzaba en vivo, según algunas personas. “En 1979, Sietecuero hace rock latino y es interesante destacarlo, porque en un país que llevaba casi dos décadas en su desarrollo rockero, aunque es una nación musicalmente muy apegada al tema caribeño, esa mezcla que popularizó Santana no había sucedido en Venezuela”, recuerda. Con Adrenalina Caribe, el artista continúa lo iniciado en Sietecuero. “Crea un pop rock caribeño, con su voz y con su estilo. Él no va a dejar de tocar el Caribe, pero desde el rock, con guitarra eléctrica”, agrega.
Sarabia reconoce que el éxito de Di Marzo con Adrenalina Caribe radica en lo musical, pues era una propuesta urbana que hablaba de Caracas.
Para la escritora Lena Yau, autora de obras como Lo que contó la mujer canalla (2016) y Bienmesabes (2017), la muerte de su amigo es un hecho muy doloroso. Mientras Yau estudiaba Letras en la UCAB, mantenía buenas relaciones con los alumnos de la Escuela de Antropología de la UCV, de la que Di Marzo egresó y donde dictó clase.
“Eran tiempos de mucha calle, de mucho boulevard, de Gran Café; todos pululábamos y tropezábamos. De él siempre aprecié que no olvidaba: siempre saludó recordando los nombres. Jamás quiso ser otra cosa que lo que fue: un hombre en búsqueda constante. Leal a sí mismo, anheló reinos intangibles. Y los encontró. Creyó y se entregó, se lamió las heridas y buscó más”, afirma Yau.
Las exequias del artista se realizan en la Mezquita de Caracas, ya que Di Marzo se había convertido al islam en la década de los noventa. En la última entrevista que concedió a El Nacional, hace dos años, aseguró que esta religión era la solución a los problemas del mundo.
“Del budismo pasó al islam y a mi modo de ver no intentó convencer a nadie. Creo que estaba cómodo en cada ropaje que vistió: cantante, compositor, antropólogo, pizzero, budista, musulmán, padre. Amó mucho y entendió el amor como un viaje. Creyó en una vida más equitativa y trató de hacer un camino hacia ella. Se encontró de frente con la realidad, una realidad que le rompió los dientes”, dice Yau. Y agrega: “Yo lo quise en la distancia y en la bruma y lo seguiré queriendo siempre”.
Yordano, quien actualmente se encuentra en Estados Unidos continuando su tratamiento contra el cáncer, publicó en sus redes sociales un texto a la memoria de su hermano en el que agradece el cariño y los mensajes que ha recibido. “Me permito llorar puertas adentro, es mi derecho. Hoy en las calles de la ciudad a la que tanto le he cantado por todos sus matices, asesinan a mi hermano. Mi hermano menor se convirtió en una estadística en una ciudad que cada día se vuelve irrecuperable”, escribió.
El sepelio del cantante tendrá lugar en el Cementerio del Este, hoy, a la 1:30 pm.