La cantante, actriz y presentadora italiana Raffaella Carrà, famosa por sus inolvidables éxitos como «Fiesta», «Hay que venir al sur» y «Caliente, caliente» que la convirtieron en una diva muy querida tanto en Italia como en España y Latinoamérica, cumple mañana 75 años.
Hablar de «La Carrà» es hablar de icónicas canciones que han perdurado en la memoria de varias generaciones y que incluso hoy cuentan con su parcela de fans que las siguen tarareando.
Explosiva, divertida, descarada, una diva inmortal y eternamente rubia, a lo largo de sus cincuenta años de carrera ha interpretado innumerables temas como «Explota mi corazón», «En el amor todo es empezar», «Qué dolor» o «Mama dame 100 pesetas».
En 2016, anunció emocionada en un programa de la televisión italiana que quería retirarse de la pequeña pantalla para pasar el testigo a las nuevas generaciones.
Dos años después, sigue siendo una de las artistas más añoradas de Italia y no faltan en estos días los mensajes de felicitaciones para la cantante nacida en Bolonia el 18 de junio de 1943.
Bailarina, animadora, actriz y presentadora, Raffaella María Roberta Pelloni, su verdadero nombre, ha demostrado ser capaz de desarrollar numerosas facetas y seducir y entretener sin demasiado esfuerzo a públicos de todo tipo.
Su espontaneidad conquistó primero a Italia, luego a España, donde se convirtió en todo un mito sexual en la conservadora sociedad española de mediados de los setenta, y de ahí dio el salto a Latinoamérica, donde se paseó por los programas televisivos más importantes.
Artista precoz, participó en una película a los 9 años y con 10 se trasladó a Roma, donde comenzó a tomar clases de danza clásica.
Se diplomó en Interpretación en el Centro Experimental de Cinematografía en 1960 y cinco años después viajó a Barcelona con la compañía de teatro Giulio Bosetti para participar en el Festival de Prosa Latina, con la obra de Diego Fabbri «Il seduttore».
En Italia ya era entonces conocida por sus apariciones en televisión y en musicales, y decidió probar suerte en el cine en España, rodando «Comando al infierno» (1969), pero el séptimo arte no fue donde más brilló.
Icono gay mucho antes de que llegara Madonna -recibió el Premio World Pride en 2017-, se hizo muy popular en España e Iberoamérica en 1976, cuando grabó para Televisión Española cuatro programas titulados «La hora de Raffaella Carrà».
En Italia, en aquella época inició un largo idilio con la televisión pública, primero al frente del programa Io, Agata e Tu y a partir de 1983 con un espacio que marcó historia, Pronto, ¿Raffaella?
Tras dos años de audiencias insuperables, cambió de formato a Buonasera Raffaella en el que realizaba entrevistas y conversaba con los espectadores telefónicamente.
En 1986, dirigió el programa de entretenimiento Domenica in, toda una revolución de la pequeña pantalla, y en 1989 fichó por Canale 5, del grupo audiovisual de la familia Berlusconi, en el que dirigió Il principe Azzurro sin demasiada acogida, por lo que tras una breve experiencia regresó de nuevo a la Rai, donde era la reina absoluta.
En España, Televisión Española la contrató de nuevo para conducir entre 1992 y 1993 el programa en directo Hola Raffaella, con actuaciones, invitados, concursos; espacio que compaginó entre 1993 y 1994 con «A las 8 con Rafaella».
Y también participó como coach en el concurso La voz, en su versión italiana, una experiencia que le encantó porque el protagonismo no recaía sobre ella sino sobre nuevos talentos.
Pero más allá de su presencia televisiva, Raffaella Carrà ha sido siempre una artista, un terremoto sobre los escenarios, capaz de contagiar con su sonrisa y su baile a niños y mayores.
Todo un símbolo en la historia de la música, supo jugar con la sensualidad y el descaro para conquistar todo lo que se proponía en el escenario, en contraste con la discreción que siempre ha reinado en su vida personal.
Su trabajo más reciente fue Replay en 2014, un álbum de música dance con temas en español, italiano e inglés, «del que no había necesidad», según admitió esta rubia incombustible, pero que realizó «por pura diversión», a sus 70 años.
«Yo no quiero ser joven, quiero divertirme con los jóvenes», dijo la artista en una entrevista con Efe cuando presentó ese disco, que no llevó aparejada una gira porque, remató: «ahora quiero vivir mi vida».