ENTRETENIMIENTO

Estefanía León: No hacer stand up no me hace menos comediante

por Avatar Ariany Brizuela

Para muchos su rostro ya era conocido. Lo ven semana a semana en cada episodio de El cuartico. Para otros fue una cara y un nombre del que supieron hace tres semanas gracias a un tuit que se hizo viral en la red social X y que también llegó a otras plataformas. Una imagen de Estefanía León, The Lion Queen, como la presentarían sus compañeros de podcast, se convirtió en el meme que todos usaban como referencia para expresar algo los había dejado impactados. «Fue un poco shockeante, pero a la vez divertido», asegura la comediante que ha construido, poco a poco, una carrera en el humor.

León no tenía pensado dedicarse a la comedia. De hecho, no creía que podría vivir de ella hasta que un día, durante sus pasantías universitarias en el programa de radio Apaga la tele, conducido por Álex Goncalves y Verónica Gómez en La Mega, vio a los locutores hacer chistes en vivo y cayó en cuenta de que era posible. «Esa fue la primera vez que vi, de manera muy cercana, que se podía dar», recuerda la comediante de 31 años de edad, quien al terminar sus estudios de Comunicación Social en la Universidad Santa María, en 2014, comenzó a trabajar en Plop Contenido, una agencia de comedia donde comenzó como community manager y luego se convirtió en guionista de proyectos como Pero tenemos patria, conducido por Manuel Ángel Redondo, y Reporte semanal del profesor Briceño. También fue redactora en El Chigüire Bipolar y El Mostacho.

Fue en las oficinas de Plop donde Estefanía coincidió con Jesús «Chucho» Roldán y Daniel Enrique Pérez, comediantes como ella y que luego se convertirían en sus compañeros de podcast en El Cuartico, su primer proyecto en comedia con ella delante de la cámara, después de su breve paso por De a toque, junto a Verónica Gómez y Gabo Ruiz, y del que se retiró cuando decidió emigrar a México a finales de 2018, cansada de la crisis política, económica y social. «Ya no podía lidiar más con todo y dije: ‘me tengo que ir’», cuenta León, que escogió CDMX porque ya conocía la ciudad y, además, estaban algunos amigos comediantes como Chucho, Nanutria y Led Varela.

La relación de Estefanía con el stand up es compleja. Lo disfruta y lo ha hecho varias veces en su vida, tanto en Caracas como en CDMX, pero en este momento no es algo a lo que quiera dedicarse por completo. «Siento que hay una especie de efecto Mandela que hace que la gente se imagine que yo he hecho esto (stand up) demasiado en mi vida y lo abandoné, pero la verdad es que lo he hecho muy poco y tengo mis olas en las que digo ‘lo voy a intentar’ y luego digo ‘no, mejor no’”. Y asegura que no se siente menos comediante por no hacerlo. Al contrario, tiene otras credenciales que respaldan su carrera. «He escrito comedia, he actuado comedia, soy actriz de comedia. He escrito guiones de comedia, he sido editora de páginas de comedia, tengo un podcast de comedia. Hay muchas aristas y que no ocupe una no significa que no sea comediante», asegura. Tiene, también, claro su amor por la actuación. «Es algo que me gustaría hacer en el futuro».

Estefanía León

Foto Jorge Bozo

Estefanía León reconoce que la comedia ha sido un espacio, como muchos otros, dominado por hombres, pero no le gusta que sea ahora segmentado en comediantes hombres y comediantes mujeres. Considera que todos deberían ser vistos como un grupo, sin distinciones. «Me encantaría que se nos tome como iguales. Somos parte del mundo de la comedia y estamos ahí. Creo que seguir con el discurso de que esto es de hombres no ayuda porque también somos parte de esto y estamos haciendo el trabajo (…) Ya no asumo esa postura de segmentarme; sé que, como yo, hay un montón de mujeres demasiado arrechas, capaces y cómicas que también están haciendo un trabajo increíble».

—¿Cómo comienzas en la comedia?

—Mi primer trabajo fue en Plop Contenido, que es una agencia dedicada a la comedia en Venezuela. Empecé en un cargo de community manager y eventualmente dije: ‘Epa, yo quiero cambiarme al área de los comediantes’, me dieron la oportunidad y así fue cómo empecé en Plop. En 2014, aproximadamente, empecé a escribir para Pero tenemos patria, luego escribí para Reporte semanal con el profesor Briceño…Suena como si fueran varias cosas porque eran varios proyectos que iban pasando al mismo tiempo. Por ejemplo, Pero tenemos patria era una temporada y luego tenías que ver qué continuaba, entonces por eso fueron varias cosas al mismo tiempo. Luego comencé en El Mostacho, una página de comedia, como redactora y, luego, llegó El Chigüire Bipolar, donde fui colaboradora. Esos fueron los cuatro proyectos principales en los que participé cuando estuve en Plop y mi inicio en la comedia.

—¿Hasta qué año estuviste en Plop Contenido?

—Hasta 2018, que emigré, que me fui de Venezuela.

—¿Antes de entrar en Plop tenías interés por hacer comedia?

—No sé cómo es el camino para los demás, esa visualización de ‘ah, quiero hacer comedia’. Yo siento que siempre fui la persona cómica del grupo, de la familia, y me gustaba hacer chistecitos, pero creo que yo nunca entendí que se podía vivir de eso hasta que estaba en la universidad… Esto es muy complicado, pero el asunto es que estaba en la universidad, hacía mis pasantías en una radio en un programa de comedia (Apaga la tele con Álex Goncalves y Verónica Gómez). Fue cuando me dije ‘ah, okey, tú puedes vivir de esto, vivir de ser cómico’. Esa fue la primera vez que vi, de manera muy cercana, que se podía dar. Luego de eso, me gradué, comencé a buscar trabajo y el primer lugar del que me llamaron fue justamente de Plop. Digamos que fue una serie de casualidades que yo no estaba buscando, pero que pasaron así. Llegué a este lugar y dije ‘estoy en el Chigüire Bipolar, aunque no esté trabajando ahí, toda la vida esto ha sido referencia para mí’. Yo quería trabajar allí pero no veía cómo podía suceder. Fue algo que se fue dando. Pensaba ‘pero si yo siempre he sido cómica ¿por qué no sacar provecho de esto?’. Creo que nunca me di cuenta de que eso se podía hacer porque tus grandes referencias cuando eres pequeño son figuras como Emilio Lovera en la televisión y dice ‘eso es imposible’. Nunca aterrizas y piensas ‘Epa, esto se puede hacer’..

Estefanía León

Foto José Miguel Aguilar

—¿Era difícil imaginar el camino para llegar allí?

—Es que no había ni camino. Era como ‘qué increíble la gente que hace esto’, pero nunca pensé que yo podía seguir un camino para llegar a ese lugar. Nunca caí en cuenta hasta que trabajé en este programa de pasante. Ver a Álex Goncalves y Verónica Gómez hacer comedia en vivo fue como una cachetada porque era algo muy cercano a mí.

—Estudiaste Comunicación social y, en un episodio de El Cuartico, dijiste que querías ser periodista de investigación ¿En qué momento cambias de opinión y decides dedicarte a la comedia?

—Cuando estás haciendo la carrera es un momento de descubrimiento, explorativo. ¿Será que me gusta esto o me gusta lo otro? En ese momento era lo que me llamaba la atención, el trabajo de esos periodistas de investigación. Me llamaba la atención el tema de la política y esas cosas más complejas. Ahora, viéndolo muchos años después, era absurdo huir de mi personalidad. En este momento de mi vida me da risa que ya no me veo ahí de ninguna forma porque siento que no hubiese podido ser una persona super seria cuando adonde voy me encanta hacer chistes, me encanta joder. Me gusta ser yo en mi versión más genuina. Es cómico verlo en este momento de mi vida (risas). Fue un pensamiento juvenil en el que me pregunté ‘¿será esto?’, pero creo que no hay nada más cool que haberme dado cuenta a tiempo y de haber sabido ver lo que soy, lo que me gusta y a lo que me puedo pegar.

—¿Cómo fue tu experiencia trabajando en Plop Content? Recuerdo que, en algunos episodios de  El Cuartico, han dicho que fue como una gran escuela.

—Para mi Plop fue uno de los momentos más maravillosos de mi vida. Compartí con demasiados amigos, pude encontrarme a mí misma en ese sentido que te digo de que me gusta ser yo y me gusta ser cómica. Fue la primera vez que pude tener eso muy claro. Plop fue una escuela, efectivamente, fue un lugar donde aprendimos porque, además, no hay una universidad de la comedia, no hay un lugar al que puedas ir y que te digan lo que tienes que hacer. Entonces, esta era una agencia en la que todos estábamos aprendiendo a medida que hacíamos las cosas. Cómo se escribe un guion, por ejemplo. Y entonces le preguntabas al compañero de al lado cómo se escribe un chiste y te decía ‘esto es así’ o ‘epa, yo tengo un libro’. Llegabas una mañana y alguien decía: ‘¿vieron el stand up de tal persona?’, ‘no, vamos a verlo’. Lo veíamos y comentábamos. En ese momento, las personas con las que trabajaba estaban comenzando a hacer stand up y se preguntaban sobre sus chistes. Había mucho apoyo y se impulsaba a los demás a hacer stand up o impro. Éramos una máquina de amigos que se iban empujando a aprender y a probar cosas nuevas. Fuimos aprendiendo muy sobre la marcha, también veíamos cosas que hacían otras páginas y lo intentabamos. Aprendíamos sin ser todavía un rostro conocido.

Estefanía León

Foto Jesús Soto Fuentes

—¿A qué retos te enfrentaste?

—No hubo algo que se sintiera como un obstáculo. Si escribías algo que no servía se desechaba y eso no era un obstáculo, más bien era algo que te hacía pensar cómo hacerlo diferente. Siempre había una solución creativa. Si un comediante se monta en tarima, hace un chiste y nadie se ríe, ese chiste no sirve, entonces ¿qué tiene que hacer? Escribirlo diferente. Nunca se sintió como obstáculo, más bien los obstáculos fueron otras cosas como, por ejemplo, hacer un chiste cuando todos estábamos tristes, deprimidos. Esos eran los obstáculos porque era peligroso y llegó un punto en el que no era cómico. Fue lo que sentí yo. Entre 2017 y 2018, en un momento del país muy complicado, no podíamos hacer un chiste de tal o cual cosa porque la gente se estaba muriendo comiendo yuca amarga. ¿Qué chistes sacas de eso? Los retos fueron más en relación con la situación país.

—¿Durante el tiempo que estuviste en Plop hiciste stand up?

—Hice stand up en Venezuela, creo que en 2016. Mis compañeros me animaron a probar muchas cosas porque en ese momento solo escribía, estaba en estos proyectos que te decía, Patria y Briceño, y me llamaba la atención hacer otras cosas en las que eres un poco más visible, pero nunca había hecho nada. Comencé a hacer stand up, improvisación, estas otras aristas de la comedia. Fueron como pruebas y creo que habré hecho stand up muy pocas veces en Caracas, si las cuento habrán sido diez. Me gustó más la improvisación en aquel momento. Supe que me gustaba actuar y ser cómica. Fue una revelación. En ese momento quedé en un grupo que se llama Noches de impro, tuvimos una temporada, actuamos un montón y nos divertimos mucho. Esa fue una etapa que exploré mucho más que el stand up.

—Emigras en 2018. ¿Decides irte por la situación país?

—Sí, la crisis venezolana me estaba volviendo loca, mi familia estaba en una mala situación, eran muchas cosas al mismo tiempo con las que ya no podía lidiar más y dije: ‘me tengo que ir’.

—¿Por qué México?

—Unos meses antes de irme no estaba totalmente segura, también pensaba irme a otro lugar y en mis posibilidades de cómo seguir haciendo lo que me gustaba en el lugar al que emigrara. Empecé a evaluar mis opciones y bastante cerca de la fecha en la que me fui dije es México. Ya yo había venido, era una ciudad que me gustaba y que sentía familiar porque, además, se parece a Caracas. Entonces, de alguna forma, México me hace sentir en casa y, en ese momento, tenía muchos amigos comediantes y personas cercanas a la comedia que estaban aquí. Y aunque yo no sabía qué podía pasar, quizá, se podía dar algo. No era un plan, nadie me ofreció un trabajo, pero capaz en mi visión dije: ‘bueno, están Chucho, Nanutria, Led’. Había gente de la comedia y pensé que podía ser un lugar. Por eso llegué a México.

Estefanía León

Foto Instagram @estufania

—Llegas a CDMX a finales de 2018 y un año después comenzó El Cuartico, proyecto al que te dedicas actualmente. ¿Antes de comenzar el podcast a qué te dedicabas?

—Bueno, llegué y busqué trabajo en cualquier cosa. No llegas diciendo: ‘mira, denme a mí este trabajo en la comedia porque yo escribo’. Es decir, efectivamente mandé currículum a programas de comedia de México pero también mandé para redactora, community, todo lo que pasara yo decía: ‘hola, soy yo y hago esto’. Eventualmente una empresa de publicidad me llamó. Comencé a trabajar como rectora/community manager.

—¿Emocionalmente, qué significó emigrar y dejar de hacer, por un tiempo, lo que te gustaba?

—Obviamente fue difícil dejar mi trabajo soñado, mi ciudad, las oportunidades que me estaban apareciendo en 2018, cuando ya empezaba a hacer cosas y la gente estaba empezando a notar que estaba ahí y a ser más visible. Obviamente eso fue difícil, pero al mismo tiempo ya todos mis amigos en Plop se estaban yendo, el ambiente no era el mismo. Fue confuso porque tenía dos sentimientos: esto me pone muy triste porque tuve que dejar todo esto, pero ya no tengo más nada, ya mis amigos no están aquí. Sí, el espacio estaba y quedaban amigos, pero se iban yendo uno a uno. Era algo muy shockeante de ver. Entonces había un sentimiento de si hay que empezar de cero, pues empezamos de cero, no hay problema. Ojo, se dice muy fácil, pero fue un proceso doloroso, en el que yo pensaba ‘Dios mío, qué hago yo escribiendo en esta página de vino, esto no me importa’. Pero al mismo tiempo seguía subiendo cosas en Instagram, seguí haciendo cositas; por más pequeñas que fueran, yo trataba de mantenerme activa en esto que me gusta. Estaba muy concentrada en que algo iba a pasar. Fue difícil, complejo, estás herido, tienes un despecho, hay un luto cuando emigras, te sientes como si alguien se murió, te quedas con ese sentimiento y las posibilidades y lo que hubiese podido ser y será. Te cuestionas sobre tu decisión. Fueron muchas preguntas pero sólo tenía que darle para adelante hasta que algo pasara.

El Cuartico comenzó como un proyecto de Plop, ¿actualmente lo sigue siendo?

—Fue algo similar, no fue exactamente así. El Chiguire quería hacer un proyecto visual y era muy difícil de ejecutar porque era complicado hacerle entender a la gente que lo que estaba viendo era mentira. Era difícil explicar que esto es mentira, pero son noticias, pero son mentiras. Hubo varios productos que yo siento que no cuajaron por eso. Pero la intención siempre estuvo allí, querer hacer algo relacionado con las noticias pero cómico. Hasta que en 2020 surgió la conversación ¿y si es un podcast? Sería en asociación con El Chigüire y no un producto enteramente de Plop. Fue una conversación que iniciaron Daniel y Chucho, yo no estaba en ese momento en el proyecto. Ellos fueron quienes armaron el concepto y le dieron forma. Luego me dijeron: epa, tú.

Estefanía León

Foto José Miguel Aguilar

—¿Y cómo llegó la invitación para que te unieras al equipo? 

—Esta conservación empezó entre Chucho y Daniel, cómo iba a ser el proyecto y lo que iba a pasar. Querían que fueran tres personas y pensaron que la más adecuada era yo porque, además, Daniel, Chucho y yo somos amigos de la vida y tenemos años trabajando. No hubo una llamada formal. Eso no pasó. Creo que fue casi como un secreto: mira estamos armando esto, quizá seas tú. Y yo respondí: ‘mor, nací para esto’. Dije sí a todo porque, uno, era un proyecto de comedia, desde que había emigrado estaba sin trabajar en lo que me gustaba y, además, con una empresa con la que estoy familiarizada y con dos compañeros de trabajo que también son mis amigos.

—Antes de El Cuartico ya eras conocida por tus redes, sobre todo Twitter, y por los primeros episodios de De a toque; sin embargo, ¿qué tanto consideras que cambió tu carrera cómo comediante el podcast que compartes con Chucho y Daniel?

—Creo que en De a toque estuve muy poco tiempo, quien lo vio habrá visto 20 episodios en los que yo estuve y después ellos siguieron. Fue algo que atrajo a mucha gente, que fue cool pero fue muy rápido porque emigré. Básicamente, yo les dije una semana que me iba. Siento que El cuartico es el primer proyecto grande en el que estoy, que tiene un impacto, que mucha gente nueva ha llegado. Quien no me vio antes me conoció ahora. Es en donde estoy creciendo y recibo a un montón de gente, es la primera vez que me enfrento a esto. Siento que, sin duda, le dio un empujón a mi carrera; es cool y cómico experimentar que hay gente que te conoce hoy y dice ‘ah, esta chama hace comedia’ y para mí también es como: ‘claro, tengo años haciendo esto’. Es bonito ver que todos los trabajos que has hecho en casi diez años empiezan a dar frutos. Siento que este es el momento en el que estoy empezando a ver esos frutos de la gente que se unió hace seis años y de la gente que se unió ayer. Es muy cool porque sabes todo lo que has evolucionado.

Estefanía León

Foto Diego Homez

—Es inevitable hablar de tu foto luego del episodio de “Por qué se separan las familias” que se volvió viral ¿Te sorprendió el alcance que tuvo y todo lo que derivó de ella? Los memes, las historias de todo tipo que surgieron a partir de allí.

—El proyecto ha traído un montón de visibilidad, creo que a veces ni siquiera yo analizo muy bien eso, no es algo en lo que yo esté pensando, que soy muy famosa. No, eso está pasando. Pero, efectivamente, sí empiezas a notar que llegan más personas al proyecto. Y lo agradezco. Es muy bonito estar en este lugar. Y con la imagen del meme, creo que también es un poco parte de lo mismo. Fíjate que, por ejemplo, ese tuit en particular nosotros lo hacemos en todos los episodios, todos. Entonces es cómico que al final es esa semilla que vas viendo crecer. Tú estás ahí dale, dale, dale hasta que llegó el día en el que este tuit, que es el mismo de todas las semanas, fue acompañado con una foto, una cara, qué estaba pasando y la gente empezó a compartir sus problemas. El primer día sabíamos que le estaba yendo bien, al segundo era una cosa gigante y al tercero ya era que me lo mandaban de cuentas de España, de Uruguay, de todo el mundo. Creo que fue un poco shockeante pero divertido porque la gente tripió con la cosa. Además, me dio risa que la imagen fui yo y, a la vez, como comediante es muy divertido que la gente te use como meme. Para mí, además, era cómico que los comentarios eran: ‘¿esta chama quién es? La he visto en todos lados pero no sé quién es’. Y la gente respondía: ‘es Estefanía, la del podcast El Cuartico’. Era súper cool y satisfactorio porque todo el trabajo que estás haciendo la gente lo está compartiendo y se está sumando. Ha sido cool experimentar eso.

—Más allá de esta imagen ¿cómo ha sido para ti la experiencia de la visibilidad que te ha dado el proyecto?

—Es divertido que te reconozcan en la calle, pero en verdad, y siempre lo digo desde el agradecimiento, a mí lo que me gusta es que sigan mi proyecto y que les guste lo que hago. Es una visión desde el agradecimiento, no me importa si yo soy o no soy. Es más como ‘¿te gusta mi trabajo? Gracias miles’. La gente es muy cool, nunca ha pasado algo demasiado raro. Es muy cómico. Por ejemplo, cuando pegó muy bien en internet el video bailando tambores, gente que se me acercaba y empezaba a cantar tambores. Me volteaba y pensaba, claro, es por esto. Me sumo a la gente para que lo disfrute. Siempre han sido encuentros así o gente se te acerca muy nerviosa y es muy cómico. Hay gente que disfruta eso que hacemos en El cuartico.

Estefanía León

Foto Instagram @estufania

—¿Cómo ha sido para ti construirte una carrera como comediante en otro país?¿Cómo te ha recibido el público mexicano?

—Cuando llegué probé hacer stand up un par de veces, ahora estoy probando otra vez. Es más para experimentarlo que para decir mañana tengo show. No. Ahora quiero saber cómo me siento y me gusta probar cosas relacionadas con la comedia y mantenerme activa escribiendo o actuando.

Ahora, en cuanto a El cuartico, el recibimiento ha sido muy bonito. Creo que en un principio sientes que todos los que te siguen son venezolanos y, efectivamente, será la mayoría porque así eres tú, así habla tú. Se identifican contigo. Es algo que pasa en todas partes, si eres mexicano la mayoría de tu público será mexicano y si eres argentino la mayoría de tu público va a ser argentino. Es el proceso natural. Creo que en un principio uno intenta hacer humor más latinoamericano pero te das cuenta de lo difícil que es. Y mientras más te apegues a lo que eres, a tu yo más genuino, es bonito experimentar que no solo llegan venezolanos. Hay un montón de gente que nos sigue que son mexicanos, colombianos, argentinos. Es súper bonito y es cuando dice ‘sí se puede’.

—En cuanto a las veces que has hecho stand up ¿cómo sientes que te ha recibido el público mexicano?

—Ha sido muy cool. Si están bien escritos los chistes y te va bien, es una noche cool y si contantes un chiste mal, te va mal. Hay muchos comediante como La Nadia María, por ejemplo, y Daniel Enrique, compañero de podcast, que hacen stand up activamente en la ciudad y les va muy bien con su acento. Quizá hay algunas palabras que hay que cambiar o que tengas que explicar. Pero sí, las veces que he hecho stand up ha sido cool.

—En un episodio de Escuela de nada decías que no te gusta hacer stand up y que lo habías dejado de hacer ¿por qué? ¿Una mala experiencia?

—No, las malas experiencias se tienen en todos lados, en Caracas, China, en todos lados y eso le pasa a todos los comediantes. Si a ti como comediante no te pasa, que te bajas una noche traumatizado, usted no es comediante. Te lo puedo decir de absolutamente todos mis amigos comediantes. Creo que lo he hecho (stand up) muy poco, siento que hay una especie de efecto Mandela que la gente se imagina que yo he hecho esto demasiado en mi vida y lo abandoné, pero la verdad es que lo he hecho muy poco y tengo mis olas en las que digo lo voy a intentar y luego digo que no. La verdad, no lo he hecho lo suficiente para decir que no es lo mío, además es un tema de lidiar con mi ansiedad porque soy una persona ansiosa. Y montarse en la tarima sola me genera un nivel de estrés y ansiedad importante. Por el contrario, me siento mucho más cómoda con la actuación.

Estefanía León

Foto Instagram @estufania

—¿El hecho de no hacer tanto stand up te hace cuestionarte como comediante?

—No, honestamente no, porque siento que he escrito comedia, he actuado comedia, soy actriz de comedia, he escrito guiones de comedia, he sido editora de páginas de comedia, tengo un podcast de comedia. Toda mi vida está relacionada con la comedia. Hago improvisación, hay muchas aristas y porque no ocupe uno no significa que no sea comediante.

—Cuando se habla de comedia o comediantes se piensa mucho en el stand up; sin embargo, no es la única forma de hacer humor. En tu caso, además del podcast, ¿cuáles son los espacios que usas para desarrollarte como comediante?

—Mi proyecto principal para desarrollarme como comediante es El cuartico en este momento. También es porque los tres estamos muy enfocados en eso. Es nuestro único trabajo, estamos todo el día pendientes del proyecto. Así que, más allá de tener mis redes activas y publicar cositas, mi objetivo y el espacio principal en el que me desarrollo como comediante es El cuartico porque mezcla muchas cosas. El podcast tiene guion de la intro, que es un guion de comedia; actuación de comedia, el podcast donde hablamos y estamos siendo cómicos, y cuando tenemos shows en vivo eso es un stand up en el que estamos los tres. Al final, estás haciendo stand up. Todas las áreas están cubiertas a través del podcast.

—¿Construir una carrera como comediante sin el stand up es más complejo? 

—No, creo que cada quien tiene su camino y está bien que no te guste todo porque eso ya sería culpar a un comediante de que no sabe escribir un guion o actuar, que pasa mucho. Algunos comediantes no saben actuar en comedia. Siento que cada quien tiene su camino y quienes quieran ser comediantes experimenten qué les gusta, qué les emociona. Hay gente super talentosa como Andreína Borges, por ejemplo, que probó durante muchos años el stand up y actuaba y escribía para Santo Robot, pero en este momento no está haciendo stand up y por eso no la considero menos comediante ¿Por qué? Porque está escribiendo guiones de comedia para Amazon, Netflix, HBO. Y ella, igual, es comediante.

—La comedia, como otros espacios, es un terreno dominado por hombres; sin embargo, actualmente hay muchas mujeres en la comedia haciendo un muy buen trabajo ¿Qué tan complejo es hoy construirse una carrera como comediante para una mujer? 

—A mí me pasa algo complicado con esto (suspira). Yo sé que es complicado y es un mundo en el que hay más hombres haciendo comedia, es una realidad. Pero, al mismo tiempo, no me gusta tomar esta postura porque no me gusta desestimar al montón de mujeres increíblemente talentosas que están haciendo comedia, que están ahí, vamos a asumir esto como una realidad y punto. Hay un montón de mujeres comediantes activas en este momento. Veronica Gómez, Alejandra Otero, Neisser, Valentina Rollero, Alessandran Hamdan, Alejandra Solano, la Señora Ana, estoy yo y muchas más que en este momento no me llegan a la memoria. Estamos aquí y estamos haciendo el trabajo. A mí me encantaría que se nos tome como iguales. Somos parte del mundo de la comedia y estamos ahí. Creo que seguir con el discurso de que esto es de hombres no ayuda y nos deja en una posición de desventaja y no, porque también somos parte de esto y estamos haciendo el trabajo y merecemos el reconocimiento. Muchas veces me llegó a pasar que la gente me decía: ‘Tú eres mi comediante mujer favorita’, entonces entraba en una categoría porque, para algunas personas, hay comediantes y comediantes mujeres. Eso me hacía sentir mal porque siempre te separan en un grupo. Esa era una idea que no me gustaba, que me chocaba. Creo que mientras más he trabajado y más le he echado bolas me ha pasado que la gente me escribe para decirme: ‘Eres mi comediante favorita’, no mujer ni hombre, solo comediante. Me parece bonito porque no quiero sentirme segmentada. Ya no asumo esa postura de segmentarme, sé que, como yo, hay un montón de mujeres demasiado arrechas, capaces, cómicas que también están haciendo un trabajo increíble.

—Cuando empezaste a dedicarte cien por ciento a la comedia, al podcast ¿cómo lo percibió tu familia?

—En mi familia hay varias ramas artísticas no relacionadas con la comedia, pero ninguno era cómico y no entendían lo que hacía, simplemente sabían que estaba en una oficina trabajando. Pensaban que estaba en una locura, en una obra de teatro porque es algo bien abstracto explicar lo que hacía a mi familia, no es sencillo y fue una conversación rarísima. Creo que fue ahora, con El cuartico, que entendieron el concepto de lo que hago. Es que ella está en un programa, hace un show y van a ciudades. Creo que cuando al podcast le empezó a ir bien mi familia entendió y cuando fueron al show que hicimos en Caracas, el año pasado, dijeron ‘es que eres famosa’. Con El cuartico a todos les comenzó a caer la locha sobre la dimensión del proyecto y que no estaba diciendo pura locura cuando en algún momento dije ‘hoy voy a hacer chistes en la noche, chao’. No es algo que se entienda hasta que no lo ves.

Estefanía León

Foto Diego Hómez

—En tu camino de desarrollo como comediante, ¿quiénes fueron tus referentes, tanto mujeres como hombres? ¿A quiénes admiras?

—La verdad, creo que admiraba a la gente con la que trabajaba. Ellos eran como mis referencias, estaban Nanutria, Chucho, Daniel, Gabo, Andreína. Las más lejanas eran Erika de La Vega, ella era mi referencia de una mujer diciendo cosas irreverentes. También se podría decir que Radio Rochela, pero yo era muy pequeña cuando eso pasaba. Entonces, mis referencias eran más jóvenes y decía: ‘Yo puedo hacer esto como lo hace él, yo puedo hacer eso como lo hace ella’.

—¿Qué comediantes de la nueva generación te gustan?

—Me gusta Alejandra Solano, Alessandra Hamdan, es una gran improvisadora; Neisser, Valentina Rollero, que me parece hilarante. También hay dos chicas muy jóvenes que se llaman Asly Dione y María Laura Pinto, dos chamas que están haciendo su podcast y cosas que les leo y me causan risa.

—¿En algún momento te has censurado? ¿Hay temas de los que no te gusta hablar?

—Nunca me he puesto ese límite, no es algo que tenga en la mente. El único límite que teníamos era cuando escribíamos sobre política por un tema de seguridad; si te burlabas, lo hacías del político, no de su familia. Pero, más allá de eso, nunca he sentido que no deba hablar de algo.

Estefanía León

Foto Instagram @estufania

—También te interesa la actuación, comentaste. Haces impro y te has formado para eso ¿te gustaría dedicarte a la actuación? 

—Sí, es algo que me gustaría hacer en el futuro cuando haya que avanzar del proyecto de El cuartico y tenga plantearme qué es lo que viene o lo que vayamos a hacer. Pero sería cool dedicarme a la actuación. No sé si es algo que se vaya a dar porque es una carrera sumamente difícil, pero me gustaría intentarlo. Ya veremos en el futuro si se da o no. Por ahora estoy experimentando pero lo que más me gusta y que me encanta de toda la vida es actuar en comedia. Me parece divertidísimo. Creo que hay una comedia muy fina en español.

—Con El cuartico han construido una comunidad muy fiel con la que se han podido encontrar en los shows en vivo, con los que –además– se han presentado en ciudades de Estados Unidos, Latinoamérica y que pronto los llevará a Europa. Si esto se lo contarán a la Estefanía de 2018, ¿lo creería?

—Ella diría que esto no es real (risas). ‘Deja la mentira, Estefanía del futuro’, diría. Esto es algo que yo no imaginaría ni en mis mejores visiones. Creo que la carrera de comediante es una apuesta, como la de la actuación. La carrera del comediante es intentar hacerlo, subir a una tarima y probar chistes mil veces, chistes con los que no voy a ganar ni un céntimo. Es una apuesta contigo mismo, no sabes si se va a dar o no. Nunca tienes certeza. Yo he vivido unas cosas que digo: ‘¿qué es esto?’. Recuerdo un show que tuvimos el año pasado en Argentina en un teatro de más de 700 personas, llegué temprano y fue impactante ver la cantidad de asientos, me pareció surreal.

—¿Cómo te ves en cinco años? ¿Qué te gustaría hacer en ese momento? ¿Cómo te visualizas?

—No tengo una visión clara que me permita decir: ‘Me veo haciendo esto en una película’. No está claro, pero creo que me gustaría hacer algo que me guste, que me haga feliz y que esté relacionado con la comedia. Siempre tengo el foco de seguir con lo que me hace feliz y me gusta. Ojalá pueda seguir divirtiendo a la gente, que se den proyectos finos. Ojalá el universo, Dios y todo me permita seguir haciendo esto. No tengo un proyecto en particular en este momento más que seguir haciendo comedia.