7:50 pm. Abre la sala. Pero no es la de un gran teatro o auditorio convencional, es la de una reunión en Zoom, aplicación de videollamadas y conferencias virtuales que, por estos días de confinamiento, ha servido de puente para acercar a amigos y familiares. No hay boletos ni brazaletes, solo un documento PDF en un correo electrónico que indica la hora y el lugar en el que Desorden Público celebrará sus 35 años de carrera artística, el primero que celebran de esta manera: todos en casa.
Poco a poco, “el público” comienza a conectarse. Alrededor de 100 fanáticos desbordan el chat con mensajes de entusiasmo y felicitaciones para el grupo. “Por favor, no enciendan sus cámaras para tener la mejor conexión posible”, dice Lorenzo Martínez, host de la noche, mientras da la bienvenida.
Hay público de Cabimas y Caracas, también del estado de California y Nueva York; de Ciudad de México, pasando por Quito y Santiago de Chile: todos siguen la transmisión en directo. Cómodos y en casa, frente a su TV, laptop o celular, esperan atentos: la fiesta está por comenzar.
Diez minutos después, a las 8:00 pm, un aforo de más de 200 personas -que luego llegaría a más de 260- le da la bienvenida a Desorden Público. “Feliz cumpleaños desordenados”, escriben algunos por el chat. Puntuales, aparecen en los recuadros de la pantalla Horacio Blanco, José Luis “Caplís” Chacín, Danel Sarmiento y Óscar Alcaíno. “Déjenme darles millones de gracias (…) Después de 35 años, somos una banda autogestionaria. Esta celebración forma parte de la creatividad del grupo, que nos exige establecer nuevos caminos”, dice Horacio apenas desbloquean el audio de su micrófono.
La celebración, que pudo ser una gran fiesta, se convirtió en una reunión sencilla y nostálgica. Desde la distancia y a través de las pantallas, como lo permiten estos tiempos de pandemia, fanáticos, amigos y familiares se sumaron al Zoompleaños de los desordenados para rememorar anécdotas, cantar, bailar y brindar junto con ellos por 35 años más de carrera artística.
Caplís inició la conversación. Se trasladó al año 1988 cuando la banda grabó su primer disco, Desorden Público. De aquella época, recuerda que no se sentían preparados para hacer un álbum, pero la oferta llegó: “Fue una sorpresa cuando luego de un show me ataja alguien de CBS Columbia y me dice: ‘eso que acabo de ver, lo quiero firmar”. Pero, cuenta, por diferencias con la disquera decidieron irse.
Otra experiencia no tan agradable que recordó la banda fue cuando firmaron con la disquera Guerra Sound Records de Manuel Guerra para grabar Diablo (2000), agrega Oscarello. “Al principio todo se veía bonito en papel. Fuimos a Miami a terminar el disco y al regresar a Venezuela le vendieron a una empresa telefónica parte del álbum, entonces con la compra de una tarjeta te regalaban las canciones. Eran como 40.000 copias (…) se rumbearon los reales y salimos con la tablas en la cabeza. Uno como artista está más pendiente de la música, por eso hay que tener un mánager que esté encima de los negocios”, recomendó a la nueva generación de músicos.
Danel tomó la palabra. El baterista rememoró aquellas primeras giras internacionales en las que las condiciones de viajes eran más extremas. “En la primera gira por Europa nos tocó viajar con un productor que tenía su propio transporte: un camión cava con sillas atrás, donde nos tocó viajar a todos (…) Con el tiempo la cosa mejoró”, contó entre risas.
Sin embargo, los músicos no fueron los únicos en hablar. Casi una hora después, a las 8:50 pm, aparecieron en cuadro los primeros invitados de la noche: Héctor Molina, de C4 Trío, y Álex Goncalves. Ambos comentaron algunas anécdotas junto con los integrantes de Desorden Público y sus discos preferidos. “Son mi banda favorita y parte del soundtrack de mi vida. Descubrí el ska y el rock nacional con Desorden, los he visto en todas partes (…) Para mí Diablo representa algo agridulce, porque se grabó en esa época en la que hubo cambios en la alineación”, indica el locutor y presentador del podcast Nos reiremos de esto.
David Comedia y Érika de La Vega completaron la sección de invitados. Para cerrar este ciclo del show, la conductora de En defensa propia aseguró que tiene muchas recuerdos con la banda; sin embargo, hay dos que atesora con especial cariño: una cuña para RCTV que grabó con los desordenados y su última Descarga Belmont en la que, precisamente, tocó la agrupación. “Recuerdo que estaba Desorden Público, yo a un ladito y pensé ‘creo que esta será mi última Descarga, y si será así voy a bailar hasta mañana’. Lo digo con el corazón arrugado, mi despedida fue con Desorden Público. Ustedes no se cansan, planeaban sus giras, gozaban y siempre serán un ejemplo con su música y con compromiso”, cuenta.
Hora y media después, comienza la despedida. La fiesta terminó con música. El primero en actuar es Ocarello. Para sorpresa de muchos no interpretó un tema de la banda, cantó un bolero: “Desvelo de amor” del compositor puertorriqueño Rafael Hernández Marín. Le siguió Danel, que para su presentación preparó un performance: apagó la luz, ambientó la sala con luces de colores y se puso una chaqueta roja, que se asemejaba a la de Michael Jackson en “Thriller”, para interpretar su versión de “Los zombies están de moda” del disco Bailando sobre las ruinas (2016).
La siguiente presentación fue un poco más elaborada. En la pantalla, se veía de fondo una cueva con las letras “DSRDN”, al estilo de Dark, y se escuchaba “Goodbye” de Apparat, intro de la exitosa serie alemana de Netflix. “Es el año 85. Voy a tener la fortuna de presentarme, por primera vez, con mi banda en Junkolandia”, dijo Horacio Blanco antes de empezar a tocar “El Guardia Nacional”. Todos en el chat escribían el coro de la canción como si estuvieran cantando.
Luego, el cantante, viajó de 1985 a 2003. “Desorden Público logró al fin organizar un concierto en el Teresa Carreño”, dijo antes de tocar “Mini uzi” del disco DP18 (2004). El recorrido musical finalizó en el futuro, en el 2021. “Como olvidar que hace un año estábamos en pandemia, fue un año tan complicado que quiero mostrarles esta canción nueva”, dijo antes de interpretar “El recuerdo de todo lo vivido en el año que nunca fue”.
El cierre musical estuvo a cargo de Caplís. El bajista contó que, gracias al confinamiento, conoció a un grupo de músicos en su cuadra a los que invitó a su presentación. “Yo no soy cantante, así que me perdonan las desafinadas”, dijo antes de interpretar “Combate” del disco Diablo (2000). “Desorden está en la calle”, coreaban todos desde el chat.
En pantalla estaban los cuatro integrantes de Desorden Público, cada uno con su torta en mano, para cantar el “Cumpleaños feliz”. “Busquen los vasos para brindar”, decían algunos en el chat.
Más de dos horas de anécdotas, risas, música y baile formaron parte de una celebración distinta en una época rara de la humanidad.
Al finalizar, encendieron las cámaras de los fanáticos y los músicos se despidieron con un video reciente de ellos interpretando “Políticos paralíticos”. “Que sean 35 años más”, “Salud”, “Sigan así”, “Felicidades a mis desordenados”, escribieron todos en el chat antes de que culminara la reunión.
Larga vida a Desorden Público.