Guillermo Barrios, Maitena de Elguezabal y Marynell Ortíz se inspiraron en una experiencia que vivieron en Venezuela y la hicieron realidad en pleno corazón de Madrid. Un espacio de arte que sirve de encuentro para la comunidad venezolana que cada día crece en España.
Cesta República es un espacio que celebra el arte y el encuentro entre culturas. En 2016, tres parejas venezolanas en Madrid, decidieron unirse para emprender este proyecto que muy pronto alzó vuelo en Chueca, en la calle Válgame Dios. Realizaron más de 180 eventos, entre ellos 24 exposiciones de arte, artesanía y diseño de la fibra, cuenta el arquitecto Guillermo Barrios. El primer día de junio de este año, debido a la pandemia y ante el panorama mundial, el local cerró sus puertas.
-¿Cómo surgió el nombre de Cesta República?
-Seguramente, para los venezolanos será fácil reconocer que el nombre hace un guiño a la situación crítica que vivimos como nación desde hace dos décadas y nuestra aspiración compartida, como parte de una diáspora que hoy día recorre el mundo. Tiene que ver con nuestra forma de ser: esto refleja el espíritu de nuestro emprendimiento, su carácter peculiar en la forma de operar y en la cuidada selección de nuestros objetos. Quizás ha resultado más difícil explicarlo a los amigos españoles, pero una vez que logramos transmitirlo, les encanta. Nuestra atención se dirige a diversas líneas que se asocian al arte de entretejer y contener, de ofrendar, además de maravillosas cestas de aquí y de allá, tradicionales o de diseño contemporáneo; Cesta República explora el mundo del arte de la fibra y la línea, el entretejido y ensamblaje de materiales. Hace un homenaje callado a Gego y a los artistas de la modernidad latinoamericana y el valiosísimo legado que hoy inspira a tantos artistas cuyo trabajo exponemos o tenemos en nuestra colección. La cesta simboliza igualmente el entretejido humano, la pulsión a crear en conjunto, de unirnos, no de separarnos.
-¿Cómo surgió la idea?
-La aventura Cesta República comenzó en Madrid con la intención de buscar un lugar para el estudio de proyectos CeroEsTres, espacio que conformamos Maitena y yo con Ana Loreto, Fermín Valladares, Marynell Ortiz y Rogelio Martínez a nuestra llegada a esta ciudad. En el año 2016, decidimos orientar la búsqueda a un espacio: una vieja cochera y establo en una finca del siglo XIX que conseguimos y adaptamos en pleno corazón de Chueca en Madrid. Resultó flexible y reveló múltiples posibilidades, además del estudio, la tienda y la sala de exposiciones, Cesta República se transformó muy pronto en un espacio de eventos libre. Su instalación, en esta hermosa calle de nombre cervantino ¡Válgame Dios!, ha sido uno de los proyectos de reforma más interesantes que hemos llevado a cabo en CeroEsTres. Aun cuando es una propuesta nacida en Madrid, debo mencionar la inspiración que nos proporcionó Lugar Común, la librería que, con mi hermano Garcilaso (Pumar) al frente, fundamos en Caracas en 2011. Hasta hace muy poco, este pequeño centro cultural, (que vendía libros, no cestas) llevó a cabo una programación cultural independiente muy variada y de altísima convocatoria, pero la crisis política y económica venezolana y el cerco a la actividad independiente, ahogó su presencia cultural.
-¿Qué debe tener un artista, especialista o proyecto, para ser parte de Cesta República?
-Nuestra propuesta tiene una vocación curatorial. Para nuestra programación expositiva, en particular, nos interesa un creador que haya incorporado sostenidamente la idea de entretejido de fibras, de líneas y materiales en un programa a largo plazo. Para los encuentros son bienvenidos los creadores e intelectuales que representen el legado cultural venezolano y sus vinculaciones con el mundo cultural contemporáneo en una amplia gama de campos.
-¿Con cuáles artistas han trabajado y qué venezolanos han estado presentes en los encuentros?
-En cuanto a las personalidades del entrecruce cultural que se han presentado en nuestra sala, mencionaría algunos nombres, César Miguel Rondón, cuya intervención a principios de 2017, marca el inicio de nuestra programación; los investigadores españoles de cestería Carlos Fontales y Lala de Dios; el fotógrafo Nelson Garrido, los editores españoles David Villanueva (Demipage) y Manuel Rico (Bartleby). La artista inglesa LoisWalpole, la curadora catalana Laura Terré, los escritores Milagros Socorro, Antonio López Ortega, Ana Teresa Torres, Leonardo Padrón, Diego Arroyo Gil y Rodolfo Izaguirre, entre otros; los cineastas Antonio Llerandi y Solveig Hogestein. Desde la cultura gastronómica se han acercado los venezolanos Miro Popic, Héctor Padula, Helen López y María Fernanda Di Giacobbe y la guatemalteca Mirciny Moliviatis. La poesía venezolana, representada por los grandes Rafael Cadenas e Igor Barreto, nos ha honrado especialmente con su presencia. Laureano Márquez y Yordano han sido protagonistas de memorables llenos, que abarrotaron no sólo el espacio sino la callejuela Válgame Dios.
Estrategias en cuarentena
Además de los venezolanos, cada vez hay más público local que se acerca a la propuesta con gran interés. Cesta República enamoró al exigente panorama cultural madrileño como un actor más. Su programación es altamente apreciada y atendida, afirma Barrios.
-¿Cuáles son los planes para volver a compartir de cerca con el público?
-El confinamiento nos ha obligado a experimentar y a reinventarnos. Fuimos testigos durante este tiempo no sólo de una gran tragedia humanitaria, sino también, casi imperceptiblemente, de un volcamiento de la gente hacia el crecimiento espiritual, de un auge del consumo cultural. Como dice el escritor Jorge Carrión, “nunca había habido tanto intercambio cultural en el mundo” como en estas semanas. Hemos asistido a la multiplicación de iniciativas para que la gente pudiese conectar. Y ese es precisamente el campo de trabajo nuestro: el de los entretejidos de pensamiento y allí nos vamos a situar. Tenemos que reconocer que las nuevas tecnologías de la comunicación telemática han asumido un puesto protagónico en el devenir de la sociedad y la cultura contemporánea. Ha sido una enseñanza importante. Nuestro tema #AsiEnLaTierraComoEnLaNube implica un reto que vamos a atender: una aproximación mucho más decidida a las tecnologías web para evolucionar hacia nuevas audiencias y no defraudar a nuestra comunidad cestarepublicana. Aun cuando ya hay una cierta saturación, pensamos promover encuentros en línea, eventos, presentaciones o incorporarlos a las experiencias que vamos a proponer. Inclusive visitas a talleres de artistas y artesanos. Al mismo tiempo, vamos a prestar atención particular a la programación de eventos presenciales. En ambos casos, en la tierra y en la nube, nuestras propuestas, los objetos y experiencias que seguiremos ofreciendo, estarán claramente marcados por su carácter singular y enriquecedor: por su compromiso con la idea de conectar.