El retrato de los niños en la calle captado desde cámaras escondidas, la historia de dos militares -uno venezolano y otro colombiano- en la frontera y la visibilización del cambio de sexo son algunas de las historias que trabajó Elia Schneider, directora de cine y de teatro, guionista y productora, que falleció el viernes en Los Ángeles debido a un cáncer que enfrentó durante más de 27 años.
“Después de una larga lucha, mi adorada madre se nos fue. Me deja con el estómago y el alma hecha trizas, pero también con la sabiduría y la fuerza para superarlo (…) Se fue tranquila y acompañada por nosotros en su casa”, escribió su hijo Joel Novoa en redes sociales. “Elia fue la persona más valiente que conocí. Fueron 27 años de verla luchar como una guerrera contra una enfermedad que pronosticaba solo cinco años de vida. Yo apenas era un niño y cada año sentía que la perdía. Pero ella nunca dejó que eso la detuviera”, añadió.
Nacida en Caracas, Elia Schneider es hija de sobrevivientes del Holocausto. Desde edad temprana practicó danza y ballet clásico, expresiones que siempre estuvieron presentes en su vida.
Estudió Psicología en la Universidad Católica Andrés Bello. Luego realizó una maestría en la Escuela de Artes Tisch de la Universidad de Nueva York. Fundó la compañía Teatro Dramma, con la que ha presentado numerosos montajes en el teatro experimental La Mama.
Más adelante fue miembro de Stella Adler Academy of Acting en Los Ángeles donde impartió el taller “Fundamentos de la técnica del teatro Adler” en español. Y ese sería el medio que la llevaría a dejar registro de la realidad a través del lente: “Un día, cuando presenciaba la bajada de una de mis obras, sentí una gran nostalgia al ver cómo desarmaban la escenografía, y me di cuenta de que debía pasar de nuevo a otra forma de expresión donde quedara un registro y donde se pudieran utilizar nuevos códigos para crear otros contextos. En ese momento comenzó mi interés en el cine”, dijo en una entrevista de 2011.
Comenzó con cortometrajes como Pedro navaja (1980) y Tierras prestadas (1982), también haría la producción de los largometrajes Agonía (1985) y Sicario (1994), ambos dirigidos por su esposo y compañero José Ramón Novoa. Su debut llegaría al final de la década, en 1990, con la historia de niños que inhalan pegamento para evadirse de la miseria de su entorno en Huelepega: ley de la calle, reconocida como Mejor Película en el Festival de Cine de La Habana y en el Festival de Cine Latino de Nueva York, entre otros.
Esta fue una de las primeras producciones donde trabajó el actor Laureano Olivárez, cuya formación tuvo influencia de Schneider como el mismo expresó: “Cada viaje, cada festival, cada película, cada regaño, cada regalo, cada instante de tu vida en el que compartimos como una madre y un hijo quedarán para siempre en mi historia de vida, de la cual eres y seguirás siendo una gran responsable de mi trayectoria profesional y de ese hermoso camino que me enseñaste a recorrer”, dijo.
Del rodaje de Huelepega, del que el segundo gobierno de Rafael Caldera estuvo muy atento, Schneider dijo en una entrevista: “Allí sentí que cuando realmente quieres decir algo que tiene una verdad, no hay nada ni nadie que lo impida. La película fue censurada y detenida por la policía durante su rodaje. Mientras en el Congreso de la República cada escena del guion era discutida para su aprobación, yo filmaba la película con una cámara escondida dentro de los camiones”.
Cinco años después dirigió Punto y Raya, que protagonizaron Edgar Ramírez y Roque Valero, dos soldados -uno colombiano y otro venezolano- que conviven en la frontera y que obtuvo el premio a la Mejor Película en el Festival Internacional de Cine Latino de Los Ángeles y en el Festival de Gramado.
En 2010 llegó Des-autorizados, un filme que se aleja del realismo social y se acerca a un cine conceptual donde la directora explora el trabajo teatral. “La idea de rodar esta película está basada en mi experiencia como profesional del teatro. Muchas de las inquietudes que yo me planteaba cada vez que montaba una obra eran las mismas una y otra vez, me dije que tenía que responder esas preguntas con otra pregunta, y eso fue lo que hice, una película donde planteo una pregunta que no se responde”, recoge la plataforma Gran Cine sobre esta cinta.
Además, indicó que el rodaje fue poco convencional, que se realizó parecido a lo que quería estudiar: el teatro. “El trabajo de los actores se basa en la improvisación, las filmaciones prescindieron del storyboard y la directora tiene una presencia absoluta en el filme”, detalló.
Participó en la producción de la ópera prima de su hijo Joel Novoa, El esclavo de Dios (2013) y regresaría tres años después con su último largometraje Tamara, una cinta inspirada en la vida de la primera diputada transgénero del parlamento venezolano, Tamara Adrián.
En una entrevista que recoge la plataforma de Gran Cine, la directora aclaró: “No es la vida de Tamara Adrián, es un sincretismo y está inspirada en varias vidas de varias personas trans en Venezuela, Estados Unidos, Latinoamérica y Europa, a las que entrevisté para hacer esta película, entre las cuales está Tamara Adrián”.
El elenco estuvo encabezado por el actor Luis Fernández, que la recuerda como una gran directora de actores. “Siempre lo digo cada vez que puedo. No era una persona fácil, no tenía edulcorantes ni anestesia con lo que decía, era muy frontal y te lo decía tal cual en tu cara, cosa que yo valoro enormemente. Además, estaba avalada por un conocimiento profundo de la dirección de actores, su conocimiento del método de Stella Adler era extraordinario y para mí fundamental para embarcarme en el proceso de creación del personaje de Tamara. No hubiese podido hacer un personaje así, con credibilidad, si no hubiéramos pedido esos meses de antelación al rodaje”, dijo Fernández.
Agrega: “En el rodaje no hay concesiones. Si no se cree la escena que está viendo en el monitor, la escena se repite. Y así lo hicimos las veces que fue necesario. Era una directora con una mano muy firme. Y al mismo tiempo te llevaba a ese terreno y te daba la libertad para que crearas allí y en ese momento de creación ella tomaba los momentos que funcionaban como contadora de historias. Eso es algo que muy pocas veces se da”.
Tamara fue la cinta más vista en la taquilla venezolana de 2016. Además de Fernández, contó con las actuaciones de Mimí Lazo, Prakriti Maduro, Karina Velásquez, Carlota Sosa, Alberto Alifa, Julie Restito y la propia Tamara Adrián en un pequeño papel.
Para el crítico de cine Sergio Monsalve la filmografía destaca por generar impacto en grandes audiencias. “El tema principal en su trayectoria es la representación de la actualidad. Era una directora que sabía editorializar, en el sentido que lo hacen los reporteros, pero con la cámara escribía crónicas de lo que estaba ocurriendo en el país. Desde Huelepega, que habla sobre el abandono nacional, de la mísera vida de los niños terminan en las calles y más adelante consigue lo propio con Punto y raya que tiene que ver con la violencia paramilitar en el país y finalmente lo que pasa con Tamara, que es una película que está muy atravesada por el acontecer nacional, la primera diputada transgénero que es Tamara Adrián. Es una directora que tiene una visión bastante precisa de lo que nos acontece y que hizo unas películas para entender esas situaciones que muchas veces nos desbordan como sociedad”.