Para el trompetista venezolano Pacho Flores, la experimentación, la innovación y la creación van de la mano, y su último disco Estirpe con la Orquesta Sinfónica de Minería es una muestra de ello, pues se hizo con 12 trompetas diferentes, 2 creadas específicamente para el álbum.
«Esto es una investigación para que dentro de 20 años sea un proceso natural (…) ya tenemos los ‘Ferraris’, solamente necesitamos a los pilotos», cuenta en una entrevista con Efe el músico, quien estará en la Sala Nezahualcóyotl de la Ciudad de México el 19, 20 y 21 de agosto con la Orquesta Sinfónica de Minería.
Según las cuentas de Flores, ha estado en México al menos unas 15 veces, conoce varios estados y asegura sentir un gran aprecio por el país.
En 2019 su paso por México estuvo marcado por el comienzo de la exploración sonora de las nueve piezas inéditas que ahora son parte del disco Estirpe en el Palacio de Bellas Artes junto con la orquesta dirigida por Carlos Miguel Prieto.
El proyecto hizo que por primera vez en la historia una orquesta mexicana -como la de Minería- grabara con el sello discográfico alemán Deutsche Grammophon.
«La Ciudad de México lo tiene todo», dice el trompetista.
Por ello comenta que no es casualidad haber elegido a la capital mexicana y a la Orquesta Sinfónica de Minería para grabar su disco, que en numerosas ocasiones ha presumido como uno de los más entrañables de su trayectoria.
«Aquí conseguimos a todos los artistas, hay obras que necesitan cosas específicas como un contrabajista que domine un género de música que quizás en Suiza no sería posible hacerlo, pero que lo tenemos en Ciudad de México, o a un pianista que tenga algo muy específico que aportar, también lo contamos en México, (o) un maraquero para la obra Paquito D’Rivera», relata.
Un disco inédito
Según cuenta Flores, Estirpe fue «hecho a la medida», pues se trata de un álbum de obras inéditas de compositores como el mexicano Arturo Márquez, el argentino Daniel Freiberg y el cubano D’Rivera, con quienes trabajó de cerca y cuya propuesta en conjunto da una nueva mirada a la música latinoamericana.
La experimentación que propone el álbum es posible también por las nuevas oportunidades que ofrecen las trompetas que Flores diseñó junto con la casa valenciana Stomvi.
Pero una de las piezas del disco es composición del propio Flores, «Morocota», el apodo de cariño que usa con su madre y que remite a una moneda de oro antigua que representa un «tesoro».
«Mi madre y yo nos hemos llamado así por las monedas y por eso le hice un vals muy andino, de donde somos», narra.
«Representa un poco esa dulzura de madre, ese amor que le tengo y un poco lo que yo considero que ella ha aportado a mi vida», añade.
Sin embargo, los conciertos que dará en la Sala Nezahualcóyotl no estarán centrados en «Estirpe», aunque sí será una parte fundamental de los encuentros.
En el recinto presentará junto con el cuatrista Leo Rondón piezas como «Fanfarria para la mujer poco común num.1» de Joan Tower, «Sinfonía No. 10» de Dmitri Shostakovich, «Historia de flores y tangos» inédita de Freiberg y «Cantos y revueltas» del propio Flores.
«Después, la vida continúa, tengo más grabaciones de otros proyectos, después de México voy a estar en mi casa una semana y después parto a Singapur, para hacer un concierto para trompeta de Haydn y el concierto de Arturo Márquez. Asia ya quiere este repertorio, eso me llena de orgullo, llevar a esas latitudes estas piezas es muy bonito», dice.