No es raro que el personal de protocolo de El Sistema esté desplegado y ordenadamente se llenen las 888 butacas de la Sala Simón Bolívar en su sede de Quebrada Honda. Tampoco lo es que, detrás del escenario, jóvenes hagan filas para sentarse frente a un atril. Lo inusual es el día: es miércoles 5 de octubre, mitad de semana. A las 11:30 am, los protagonistas entran a escena. 165 jóvenes, todos de pantalón negro y camisa blanca, con una cinta tricolor alrededor del cuello, conocida internamente como la Condecoración Tocar, Cantar y Luchar.
La percusión comienza con notas cortas, marcando un ritmo constante. Rápidamente se integran trompetas y clarinetes. Así inicia Short Ride in a Fast Machine del compositor estadounidense John Adams. Una pieza que marca el camino de la nueva generación de la Orquesta Sinfónica Nacional Infantil de Venezuela..
La muestra privada, a la que asistieron funcionarios de la administración de Nicolás Maduro, es el resultado de tres seminarios de formación realizados en Puerto La Cruz y Caracas, en junio, agosto y septiembre, con lo mejor de lo mejor entre los beneficiarios de El Sistema, que asciende a 1.012.077 integrantes, de acuerdo con cifras de 2019.
Los seminarios fueron jornadas que duraban todo el día para preparar un repertorio profesional con gran nivel de exigencia en el que destacan obras de Tchaikovsky, Aldemaro Romero, Arturo Márquez y Camille Saint-Saens. Una orquesta que, en comparación con sus antecesoras, no solo toca: sus integrantes también cantan.
Conformar una orquesta
Consagrarse como la Orquesta Más Grande del Mundo el 13 de noviembre de 2021 con 8.573 músicos interpretando la Marcha eslava, del compositor ruso Piotr Ilich Tchaikovsky, certificada por Guinness World Records, fue apenas el inicio de grandes proyectos de El Sistema así como motivación para sus integrantes. A finales de mayo y principios de junio de este año, la institución creada por José Antonio Abreu en 1975 se embarcó en la búsqueda de sus mejores talentos en los 443 núcleos desplegados por todo el país.
Profesores de cada instrumento viajaron por oriente y occidente durante 10 días para escuchar y grabar las audiciones de niños entre 8 y 14 años de edad. Previamente los núcleos informaron con un mes de antelación el repertorio que debían preparar los interesados. Se tradujo en ensayos y también en mucha logística de ambas partes; algunos jóvenes tuvieron que trasladarse a otros estados para poder mostrar su talento.
Uno de ellos fue Adrián Uzcátegui, de 10 años de edad. Desde la capital de Barinas viajó hasta Guanare para demostrar lo bien que hace sonar su clarinete. «Al escuchar varias piezas orquestales, me encantó el sonido de todos los instrumentos en armonía. Y quedar en una orquesta de este nivel es uno de mis mayores sueños», cuenta el joven. Fueron dos horas de audición. Luego regresó a Barinas. Comenzó en el coro a los 4 años y a los 7 tomó el clarinete. Incluso durante la pandemia no dejó de ver clases. «Siempre estuve al día con mi instrumento. Lo hacía en mi casa y de vez en cuando venían mis profesores».
Poco después, Uzcátegui supo que el viaje había valido la pena: «De tantas personas que audicionaron y que yo haya sido una de las que quedó es un honor magnífico. Uno de mis sueños era tocar en la orquesta de Caracas, pero eso lo cumplí en el Récord Guinness. Y el otro era quedar en una orquesta grande, y ya estoy acá, en la Nacional. También, si Dios quiere, llegaré a la Bolívar».
En total audicionaron 1.169 niñas y niños, un número similar al último proceso de selección de esta orquesta, que se hizo en 2019, comenta el director sectorial de formación de El Sistema, Jesús Morín. La pandemia de covid-19 en 2020 frenó los planes para reunirse. Tenían previsto escoger 140 integrantes, pero las audiciones superaron las expectativas. Al final, la orquesta está compuesta por 165 personas: 81 niñas y 84 niños. La mayoría proviene de los estados Miranda (23), Lara (18), Aragua (14), Distrito Capital (13) y Táchira (11).
«Teníamos bastantes chamos con nivel para formar parte de la orquesta. Ahí es cuando se puso difícil el proceso de selección. Entonces consideramos que podíamos tener un poquito más de violines, un atril más de chelo, uno más de trompeta…», explica Andrés David Ascanio, director académico de El Sistema, quien conduce la orquesta.
Fue una convocatoria abierta. No sólo para integrantes de El Sistema. «Cuando hablamos de una selección infantil de Venezuela no podemos excluir a nadie. Hablamos de todo el país, independientemente de dónde se hayan formado. De hecho, en su momento, cuando entré a la Infantil en el año 2000 estaba becado en el colegio Emil Friedman, no venía de un núcleo. Ahora tenemos un caso de una joven que toca viola, que estudia en la Escuela de Música Mozarteum de Caracas», agrega Ascanio.
El talento de los jóvenes cubre toda la Sala Simón Bolívar. En la segunda pieza, Danzón N°8 del compositor mexicano Arturo Márquez, siempre presente en los repertorios de El Sistema, un niño de 9 años destaca entre los demás. No tanto por su altura, sino por su interpretación del trombón: Moisés Parada, de Táchira, quien audicionó alentado por su mamá. Le dijo que lo intentara para vivir la experiencia y se convirtió en una oportunidad que le ha permitido mejorar su técnica, dice el joven. «Lloré y grité de la emoción cuando me dijeron. Pensé, al mismo tiempo, en un futuro en el que me veía montado en una tarima. Mi sueño sería llegar a la Sinfónica de Venezuela», añade Parada.
La siguiente pieza del repertorio de la mañana del miércoles es Fuga con Pajarillo, del venezolano Aldemaro Romero. Cuenta con un ensamble adicional de cuatro, arpa, maracas y violín. Y es justamente este último instrumento el que interpreta la marabina María Laura Duarte, de 14 años de edad, concertino de la Sinfónica Infantil. «Para mí es algo muy importante porque venimos de cada estado a hacer música juntos, representar a nuestro país y ser mejores músicos y personas. Significa mucho. Es una gran experiencia, y un trabajo duro para conseguir mejores resultados».
Y el violonchelo hace su aparición en la Obertura de Guillermo Tell del compositor italiano Gioachino Rossini, que también forma parte del repertorio. El instrumento tiene un papel preponderante al inicio de la pieza. Entre los integrantes de la fila está María Constanza Aponte, de 14 años. De Caracas, formada en el núcleo de Montalbán, había audicionado para la Sinfónica Infantil en 2019. No quedó.
«Mis compañeros me motivaron a audicionar otra vez. Había más o menos 30 violonchelos o más en el salón. Había muchos nervios, era bien frenético, aunque fue como un taller. No se sentía como una audición. Pero nos estaban evaluando», recuerda. Días después enviaron la lista por un grupo de WhatsApp. No vio su nombre, sino su cédula. Lo había logrado.
«Sigue siendo la misma emoción desde el primer día y es un orgullo. Me siento importante, inspirada a seguir creciendo», dice Aponte.
Pero antes de que estos jóvenes —Parada, Duarte y Aponte— pudieran destacarse en la muestra privada de la Sinfónica Infantil, vivieron intensas jornadas de trabajo en seminarios de formación.
Afinando
Son jóvenes de 23 estados, algunos se conocen, la mayoría no. ¿Cómo se crea la armonía grupal que tanto se refleja en El Sistema? Con la práctica colectiva a través de seminarios. El primero se realizó entre junio y julio en Puerto La Cruz. Le siguieron dos en Caracas, uno en agosto y otro a finales de septiembre.
La jornada comienza a las 9:00 am y finaliza a las 9:00 pm. Se divide en tres jornadas. Los talleres de fila, en los que cada profesor del instrumento está con los participantes de esa cátedra. Los seccionales, en los que se reúnen los jóvenes por familias de instrumentos. Por ejemplo, la sección de cuerdas, en la que se ensambla violines, violonchelos, contrabajos, violas. Al final, usualmente en la tarde-noche, ensaya la orquesta completa.
En estos seminarios se prepara el repertorio debut. Aldemaro Romero, Arturo Márquez, Camille Saint-Saëns, Rossini, Tchaikovsky y John Adams no fueron escogidos al azar. Se trata de piezas que tienen un propósito formativo, exigentes artísticamente y, a la vez, atractivas para los jóvenes y la audiencia.
«Estas obras ayudan al desarrollo técnico individual de cada uno de ellos, y al colectivo, por supuesto, dentro de la orquesta. También volvimos a la elección de repertorio que hacía el maestro Abreu: obras cortas, pero difíciles, sustanciosas, en vez de grandes sinfonías. Te permite, además, mostrar el nivel de solistas que hay en la orquesta así como el talento colectivo», indica el director Andrés David Ascanio.
Cada seminario tuvo una finalidad. El primero era descubrir cómo sonaba la orquesta y familiarizarse con el repertorio. El segundo pretendía potenciar lo anterior y agregar piezas. «El primer seminario es una adaptación al método de trabajo. En el segundo, ya estamos familiarizados y comienzan a exigir un poco más», cuenta la joven Aponte sobre su experiencia.
En el segundo seminario también se incorporó la práctica coral, encabezada por la directora del Programa Nacional de Coros, Lourdes Sánchez. Es la primera selección de la Sinfónica Nacional Infantil en recibir esta formación adicional, que se traduce en dejar los instrumentos de lado, levantarse y usar su voz.
«Fue bien particular porque 90% de los integrantes de la orquesta no había cursado en sus núcleos práctica coral; no habían cantado. Ellos se permitieron descubrir su propio instrumento y sus propias potencialidades. Aún así, fue sorpresiva su capacidad de respuesta, porque parecía que tenían práctica coral, pero no era así. Fue interesante también como de un seminario al otro ya muchos tenían conciencia de las modificaciones de su voz, de cómo su capacidad vocal era otra», explica Sánchez, directora de la Coral Nacional Simón Bolívar.
Esa capacidad de respuesta permitió la incorporación de piezas complejas dentro del repertorio coral. Comienzan con Cantemos de Inocente Carreño y Marcha de la Creación de Haydn, ambas en español, cortas, de manera que la iniciación al canto fuera una experiencia agradable. Luego se dio un paso adelante, con una obra más compleja, profunda y poética: Sol que das vida a los trigos del poeta Manuel Felipe Rugeles con música de José Antonio Abreu. Esta pieza se escogió para elevar el nivel de los jóvenes y que tuvieran un acercamiento al fundador de El Sistema a través de su música. También agregaron Zangalewa, un tema tradicional africano que fue popularizado por artistas como Shakira y Las Chicas del Can.
El tercer seminario ensambló y consolidó los conocimientos de los dos anteriores. En un ensayo general previo a la muestra del 5 de octubre, el clarinetista español Juan Ferrer, que visitó El Sistema para dictar talleres bajo el auspicio de Hilti Foundation, se consiguió con la Sinfónica Nacional Infantil y dejó el listón alto para el debut al público: «Ustedes no saben lo que tienen acá en Venezuela. No está en ninguna otra parte».
A girar
Los comentarios de los profesores son alentadores, incluso de aquellos que formaron parte de selecciones anteriores de esta misma agrupación. La Sinfónica Nacional Infantil de 2022 es percibida como una de las generaciones más prometedoras de El Sistema. Músicos que el fin de semana del 5 y 6 de noviembre tuvieron la oportunidad de trabajar con Gustavo Dudamel, quien regresó al país luego de seis años de ausencia.
La primera generación, que se extendió hasta 2002, se presentó en la sede de la ONU en Nueva York y pasaron por países como Chile, México, Brasil, Milán, entre otros. Le siguió en 2010 una selección con 357 niños, otra en 2013 con 207 niños que se presentó en el Festival de Salzburgo y la última en 2015 con 202 niños, que llegó a la Scala de Milán. Además de Gustavo Dudamel, el más destacado de los directores formados en El Sistema y actual director musical y artístico de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, la Filarmónica de Los Ángeles y la Ópera de París, el británico Simon Rattle, quien estuvo al frente de la Filarmónica de Berlín, fue también un recurrente director de estas últimas selecciones.
El director ejecutivo de El Sistema, Eduardo Méndez Lozada, tiene muchos planes para esta generación. Primero, el debut formal, que está previsto para finales de enero de 2023 o en febrero, mes aniversario del proyecto que cumplirá 48 años de trabajo ininterrumpido. «Queremos hacer un debut importante. Sin menoscabo de lo que ya se ha venido haciendo, pero ya con características de otro nivel, superior. Hay orquestas de niños en otros lugares, lo que no hay es una interpretación a estos niveles. Por eso hemos sido tan celosos y cuidadosos en mostrar el trabajo».
Está prevista además la visita de Thibault Vieux, concertino de la orquesta de la Ópera de París —quien ya antes ha trabajado con El Sistema— para que realice talleres con los jóvenes de la Sinfónica Infantil. Y a finales de este año Edicson Ruiz, contrabajista de la Orquesta Filarmónica de Berlín formado en El Sistema, también compartirá sus conocimientos con los integrantes de esta orquesta.
Proyectan además una gira nacional después del debut. Pero no se hará de una forma convencional, visitando ciudades sucesivamente, sino que se harán presentaciones durante todo el año en distintos estados, tomando en consideración el calendario escolar de los jóvenes. Méndez apunta a más: prevé una presentación en la sede de la Unesco en París y otra en las Naciones Unidas en Ginebra.
Estos 165 niños de la Sinfónica Nacional Infantil de Venezuela además de representar lo mejor del talento musical del país, también se proyecta como semillero de las orquestas juveniles y profesionales, como la Simón Bolívar, y generar motivación entre todos los integrantes de El Sistema. «Ha habido una efervescencia en el país alrededor de El Sistema luego de alcanzar el Récord Guinness. Muchos jóvenes se han volcado a los núcleos para formar parte del proyecto», señala Méndez. «Hoy estamos desarrollando esta selección de la Sinfónica Nacional Infantil para que esos nuevos ingresos se puedan ver reflejados en estos jóvenes que, luego de haber transitado bajo nuestra metodología, logran esta excelencia musical».
Concluye el director ejecutivo: «Esta es una generación que viene a demostrar el impacto y el desarrollo de la metodología de El Sistema, cómo ha evolucionado en el tiempo y cómo se mantiene la excelencia, la motivación y nuestro desarrollo tras las dificultades que ha atravesado el país».