El mundo vivió el miércoles su primer día sin Charlie Watts tras su fallecimiento a los 80 años de edad, en una jornada que fue reflejo de la personalidad del que era el más veterano de los Rolling Stones: tímida, silenciosa y elegante.
Una cinta negra atada a la puerta de entrada y una inscripción: «Charlie Watts 02/06/1941 – 24/08/2021» presidían la fachada de la tienda de los Rolling Stones de Londres, situada en la céntrica Carnaby Street, que cerró en señal de luto.
Aun así, el establecimiento se convirtió en un lugar de peregrinaje para muchos seguidores de «sus satánicas majestades», que despidieron al músico sin hacer demasiado ruido y sin dejar huella.
La percusión de Watts marcó la banda sonora de la vida de muchos melómanos durante décadas y, por ello, saben que la mejor forma de honrar la figura de uno de los mejores bateristas de la historia de la música rock, no es portar un ramo de flores o una vela, sino dándole al «play» y escuchando su obra.
Dos meses y medio después de traspasar la barrera octogenaria, el tempo vital de Watts cesó el pasado martes en un hospital de Londres, tras someterse a una intervención a comienzos de agosto, de la cual no han trascendido más detalles.
«Es con inmensa tristeza que anunciamos la muerte de nuestro querido Charlie Watts. Falleció en paz en un hospital de Londres esta mañana rodeado de su familia», señaló un comunicado divulgado el martes por su representante.
Como tributo, la página web oficial de los Rolling Stones ahora solo muestra una foto de Watts, con semblante serio, los brazos cruzados y un cuidado estilismo. El baterista era el que engrasaba el motor de la banda más longeva del rock desde hace cinco décadas y, sin él, el mecanismo ha perdido uno de sus engranajes clave.
Fue su compañero de banda, Keith Richards, el que admitió en su día que «no existirían los Rolling Stones sin Charlie Watts» y, horas más tarde de conocerse la noticia, colgó una fotografía en su cuenta de Instagram en la que podía verse una batería con el cartel de «cerrado».
El estado de salud de Watts ya forzó a la banda a anunciar a comienzos de agosto que Steve Jordan sustituiría al británico en la próxima gira No Filter Tour de los Rolling Stones en Estados Unidos, que comenzará a finales de septiembre, tras ser pospuesta por la pandemia de la covid-19.
También Watts llegó a la banda como reemplazo de Tony Chapman en 1963, un año después del nacimiento de los Rolling Stones. Él se había criado escuchando música jazz y por aquel entonces trabajaba en una agencia de publicidad, por lo que el rock llego a su vida sin avisar.
«El rock and roll me ha dado, probablemente, más de lo que me ha quitado», dice una cita atribuida habitualmente a Watts. En su caso, la vida de excesos de los Stones estuvo a punto de alejarle de su mujer, Shirley Ann Shepherd, y de su hija, Seraphine.
Hasta ahora nada había conseguido parar al incombustible Watts, que en 2004 fue intervenido por un cáncer de garganta y, un año más tarde, sufrió un accidente automovilístico en Niza que le fracturó el brazo y varias costillas.
El mundo de la música quedó consternado ante la noticia del fallecimiento de Watts, y tanto el resto de componentes de la banda (Ronnie Wood, Mick Jagger y Keith Richards), así como compañeros de profesión como Paul McCartney y Elton John, entre otros, expresaron su cariño por el baterista en redes sociales.
En el mundo sin Charlie Watts todo parece seguir su camino sin mayor dificultad, pero su ausencia es evidente. En vida, el músico fue una pieza fundamental de los Rolling Stones, pero nunca buscó ser el centro de atención, y también se ha ido con sigilo, quizás porque deja una trayectoria que habla y hablará por sí sola.