Acusada de «traicionar» a sus fans y blanco de una campaña de acoso, la estrella de pop coreano Karina publicó recientemente una humillante disculpa escrita a mano. ¿Su falta? Salir con un actor.
Su historia es la de muchas estrellas del k-pop que la precedieron: sometidos a unos estrictos controles de comportamiento y a unos estándares imposibles de cumplir para que las discográficas puedan vender al público la idea de un ídolo perfecto.
Salir con alguien «arruinó» su carrera, aseguraron los seguidores de Karina. Uno de ellos, especialmente molesto, envió un camión con una pantalla gigante a su agencia con el mensaje: «¿No recibes suficiente amor de tus fans? Discúlpate o verás caer las ventas de tus discos y las salas de concierto vacías».
Los ataques llevaron a esta cantante, integrante del grupo Aespa, a publicar una nota manuscrita para expresar sus «más francas disculpas a los seguidores».
«Se espera que el ídolo de una persona esté disponible amorosamente», apunta Stephanie Choi, experta de k-pop en el Instituto de Investigación de Asia de la Universidad de Buffalo.
En las mujeres sobre todo, que suelen entrar en el negocio como adolescentes, hay mucho «énfasis promocional en la inocencia y la castidad» y es difícil para ellas superarlo, dice Choi.
Estrellas occidentales como Britney Spears y Miley Cyrus también recibieron críticas cuando pasaron de ser chicas a mujeres a ojos del público, pero el modelo de negocio del pop coreano lo hace particularmente intenso para los ídolos locales.
Los fans desempeñan una gran cantidad «de trabajo no remunerado» promocionando la música o votando en competiciones, explica a la AFP Keung Yoon Bae, profesora de estudios coreanos en el Instituto de Tecnología de Georgia, en Estados Unidos.
A cambio, esperan que sus ídolos se ciñan a «crueles estándares profesionales» que se extienden a su vida privada, afirma.
«Por desgracia, esto puede volverse en contra de los ídolos cuando descubren que están quedando con alguien, bebiendo o fumando», añade.
Estrategia de negocio
A principios de los 2000, antes de que el k-pop se hiciera un nombre mundial, tener pareja estaba en la práctica prohibido para cualquier aspirante a estrella de la música.
Park Joon-hyung, miembro del popular grupo God, rompió a llorar en una rueda de prensa en 2001 cuando su agencia le pidió dejar la banda tras aparecer informaciones de que tenía una relación.
«Si soy culpable de algo, es de haber conocido a alguien a quien amo», dijo. «Tengo 32 años, ¿de acuerdo? Yo, Park Joon-hyung, tengo 32 años y tengo una novia», agregó desconsolado.
Las expectativas se han ido relajando y muchas estrellas actuales han reconocido públicamente tener pareja.
Pero esto es un privilegio reservado para las estrellas establecidas. Los recién llegados en esta industria tan competitiva, como Karina, reciben presiones para no quedar con nadie y poner en peligro su popularidad.
«La idea de quedar o de potencialmente poder quedar con una estrella de k-pop se utiliza como estrategia de negocio y marketing», dice el columnista de la revista Billboard, Jeff Benjamin, a la AFP.
Se alimenta la noción de «a lo mejor uno de los fans pueda salir con el ídolo, por muy ilusorio que pueda ser», añade.
«Eres un producto»
Muchas estrellas de k-pop empiezan a entrenarse de adolescentes y suelen tener prohibido tener pareja. Algunas celebridades han explicado lo solitario y represivo que puede ser este método.
«Es realmente duro», dijo Jennie, de la superpopular banda BLACKPINK, en un documental de Netflix. «Nos decían que no bebiéramos, que no fumáramos o nos hiciéramos un tatuaje», contó.
La fallecida cantante Sulli, que se suicidó en 2019 a los 25 años, pasó cuatro años de formación antes de debutar con la popular banda f(x) con 15 años.
En un documental biográfico publicado póstumamente el año pasado, reveló que al cumplir 20 años solo había dos cosas que quería hacer: «Recibir terapia de un psiquiatra y tener citas».
Su relación con un rapero 14 años mayor, Choiza, y otros movimientos que se alejaron de la esperada imagen de estrella del k-pop —como no usar sostén en público— desencadenaron un implacable acoso en línea.
«Cuando empecé en el negocio del entretenimiento, había una cosa que la gente no dejaba de decirme», dice en esa película.
«Eres un producto. Debes existir como el producto de la calidad más excelente para el público».
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