Hace 50 años, Francis Ford Coppola revolucionó el cine de mafia con El Padrino. Y con el esplendor recuperado gracias a una minuciosa restauración y remasterización, los espectadores del siglo XXI pueden volver a disfrutar de una obra maestra que encumbró a Al Pacino.
La forma de trabajar del director de fotografía del filme, Gordon Willis, producía un negativo muy fino, con muy poca capa de emulsión y el éxito del filme obligó a sacar muchas copias, lo que dejó el negativo en muy mal estado, como recordó el director Rodrigo Cortés en la presentación de la restauración en un acto celebrado en la Academia de Cine.
En 2007 se llevó a cabo una primera restauración, pero ahora se ha utilizado tecnología entonces inexistente que ha permitido recuperar esos colores difuminados en unas escenas y los tremendos contrastes en otras, que dieron un sello muy especial al filme.
Se examinaron más de 300 cajas de rollos de película para encontrar la mejor resolución posible para cada fotograma de cada una de las películas que componen la trilogía.
Fueron necesarias más de 4.000 horas para reparar diferentes anomalías, como manchas y desgarros, y más de 1.000 horas para una corrección del color a la altura del original, todo supervisado por Coppola.
También se han restaurado las pistas originales del sonido en mono de El Padrino y El Padrino II (1974), lo que permite escuchar con todos sus matices la espléndida música de Nino Rota.
El resultado es que ahora podemos recuperar el sabor y el alma de una película que hace 50 años llenó a reventar los cines de medio mundo y se convirtió en el filme más taquillero de aquel 1972.
La forma en la que Coppola adaptó la novela de Mario Puzo -que colaboró en el guion, que resultó mucho más brillante que el texto original- convirtió al padrino del título en un ser humano, casi desligado de su actividad criminal.
Vito Corleone (Marlon Brando), el Padrino, tiene sentimientos, quiere a sus hijos y se comporta de forma honesta dentro de su particular escala de valores. Algo que supuso un giro radical en este tipo de historias.
Las relaciones familiares ocuparon casi la misma parte de la historia que los enfrentamientos mafiosos. Desde la relación de Corleone con sus hijos, a las vidas de estos: el estudioso Michael (Al Pacino), al que se trata de apartar de la vida criminal; el duro Sonny (James Caan) y sus infidelidades continuas, o el maltrato sufrido por Connie (Talia Shire), la única hija, a manos de su marido.
Escenas cotidianas que se mezclan con fantásticas y violentas secuencias más propias de la mafia.
Entre ellas, la mítica escena en la que un productor de cine que quiere aceptar al sobrino de Corleone en un filme, se despierta en su lujosa cama con sábanas de seda bañado en la sangre procedente de la cabeza de su caballo de pura raza.
O el asesinato de Sonny por parte de una banda rival, en un peaje de una autopista, acribillado por miles de balas disparadas por al menos una decena de hombres.
Imágenes que se grabaron a fuego en las retinas de los amantes del cine y que siguen emocionando e impactando como lo hicieron hace 50 años.
Desde entonces no ha dejado de crecer el mito de un filme que ocupa el segundo puesto en la lista del American Film Institute (AFI) de las 100 películas más destacadas de la historia, solo por detrás de El ciudadano Kane.
Fue nominada a 11 Oscar y se llevó los de Mejor Película, Mejor Guion y Mejor Actor, para Marlon Brando, que siempre estuvo en la mente de los productores para un papel al que también aspiraron actores como Laurece Olivier, George C. Scott y Ernest Borgnine, según el AFI.
La elección de Pacino fue más compleja. Se pensó en Robert Redford, Warren Beatty y Jack Nicholson, pero tras solucionar algunos problemas con la Metro Goldwyn Mayer, que le tenía contratado para otro filme, finalmente el joven actor (tenía solo 21 años cuando se rodó) se hizo con el personaje que ha marcado su carrera cinematográfica.
El elenco se completó con una mezcla de veteranos y noveles: Diane Keaton, Richard Conte, John Cazale, Robert Duvall, Abe Vigoda o Richard Castellano.
Un brillante equipo artístico y un brillante equipo técnico que permitieron crear una de las mejores películas de la historia del cine. Y que dejó frases para recordar como la de «Voy a hacerle una oferta que no podrá rechazar».