El Museo de Arte Moderno (MoMa) de Nueva York adquirió la colección de la editorial venezolana Letra Muerta. El anuncio lo hizo la casa editorial por medio de una publicación en sus redes sociales.
En la publicación, Letra Muerta expresa su alegría ante la llegada de la mayoría de los libros que publicaron al Centro de Archivos e Investigación del MoMa.
“Hace poco más de un año, nuestra publicación sobre Karmele Leizaola (1929-2021) pasó a formar parte de su colección. Ahora se suma nuestra participación con Katherine Small Gallery en Víctor Viano + el catálogo de Carlos Cruz-Diez hecho con el Archivo de Fotografía Urbana, Museo Reina Sofía y Atelier Cruz-Diez en París. Esta selección incluye todos nuestros archivos más publicaciones literarias de autores venezolanos, e incluso un pasaporte del proyecto Bound de Faride Mereb de la exposición co-curada con Fabiola Delgado con el apoyo de Washington Project Fort he Arts”, escribió la editorial.
Entre los ejemplares que ahora formarán parte del reconocido recinto están los libros que editaron de Gabriela Kizer, Luis Moreno Villamediada, Lynne Shapiro y Adalber Salas Hernández. “Estos libros estarán pronto disponibles para investigación y consulta”, añadió la casa editorial independiente, que señaló además que no tuvieron ayuda de grandes fundaciones en su labor.
¿Qué es Letra Muerta?
En una entrevista con El Nacional se informó que Letra Muerta se fundó en 2014 para concentrarse en el área de archivo. Como editorial les interesa reivindicar el valor del libro como fenómeno-objeto e investigar sobre literatura, en especial sobre poesía venezolana. “Creemos en el autofinacimiento: ese es nuestro enfoque estructural. También trabajamos con la difusión digital por medio de nuestro sitio web y redes sociales”, señaló la editorial.
Sobre el nombre de la editorial, Letra Muerta hace referencia a un documento que ha perdido validez legal, o un acuerdo que se cumplió. Por esa razón podría percibirse como paradójico, debido a que el objetivo principal busca darle validez a los archivos y documentos con los que trabaja. Pero el sentido del nombre es importante, porque partieron de allí. «Ponemos la letra muerta en relieve, pues lo que hacemos es precisamente revivir esos archivos, darles -o devolverles- su justo valor”, señalaron.