Los colores del atardecer iluminan el campo de fútbol de la Universidad Simón Bolívar (USB) y en la tarima dispuesta para el Liveri Music Festival, Akapellah interpreta uno de sus últimos temas, «Am0R». El público mantiene la expectativa durante su presentación, la antesala del gran regreso de la banda de rock y reggae Rawaya a los escenarios caraqueños tras más de cinco años de ausencia. Los fanáticos alzan los brazos, motivados por el maracayero de 30 años, y los mueven al ritmo de los versos: «Y si un día me voy / Que nadie difame / Mi nombre en la calle/ Cero envidia y rencor».
La oscuridad se cierne sobre las sillas blancas del público, vacías en su mayoría en la parte trasera correspondiente al área Gold. Akapellah pide que todo aquel que tenga un celular encienda su linterna e inmediatamente puntos de luz se alzan entre los asistentes al concierto, que cierra con unas palabras de agradecimiento. «Como decía Canserbero: amor es todo lo que necesitamos. Gracias, qué viva Venezuela». Las luces se apagan entre aplausos y gritos, una emoción distinta recorre al público: es el primer gran festival de música en Venezuela luego de casi dos años de pandemia.
El público saca sus celulares en la penumbra, buscan la cámara y se preparan para grabar el gran regreso de Rawayana. Entre los asistentes, los fanáticos de la banda abundan, incluso están quienes acudieron al evento solo para volver a ver y escuchar a Beto Montenegro, Tony Casas, Andrés Story y Alejandro Abeijón tocar en vivo de nuevo.
«Estamos emocionadas, ya queremos que salga Rawayana», comenta Isabella Gil, de 20 años de edad, acompañada de su amiga María Laura Guillón, de 26, ubicadas en la zona VIP del Liveri Music Festival. «Vinimos por Rawayana, por Guaco y por Caramelos de Cianuro. Teníamos cinco años sin ver a Rawayana en vivo, la mayoría vino por ellos», asegura.
El grupo daría inicio en pocos minutos a la escalera de artistas más esperados de la noche: Caramelos de Cianuro, Desorden Público y Guaco. La fiesta a penas estaba comenzando en el Liveri Music Festival, el primer gran evento realizado durante la pandemia y el regreso a lo grande de Evenpro. Sin embargo, algunos ya llevaban más de cinco horas en el campo de fútbol de Universidad Simón Bolívar.
Sin importar la lluvia
A las 2:00 pm Nacho se subió al escenario bajo el caluroso sol de la tarde para dar inicio al Liveri Music Festival. Comenzó su actuación con «Se acabó», uno de sus temas más reconocidos, que estrenó con Chino y SanLuis.
Para el momento de su presentación, los asientos estaban casi. Entusiasmado por volver a tocar en el país, Miguel Ignacio «Nacho» Mendoza decidió interpretar los temas más populares que desde hace tiempo no sonaban en un escenario caraqueño. «Mi niña bonita», «Destino» y «Me voy enamorando» fueron algunas de las melodías que resonaron en la USB.
«Nacho. Vine por él y decidimos quedarnos a ver las otras presentaciones», dice Valentina Rodríguez, de 19 años de edad, sentada con las piernas cruzadas sobre la grama, acompañada de dos amigos. Aunque a ella le parece mejor poder ver a otros cantantes y grupos, no duda en alzar los brazos por la emoción para expresar su entusiasmo: «Quería ver a Nacho y vine», reitera.
Mientras Nacho cantaba con Martha Paredes, poco a poco el público va llegando y se ubica en sus asientos; un gran grupo de ellos en la zona VIP, la entrada más costosa estipulada en 125 dólares; la otra mayoría en la zona general, de 35 dólares.
En ese espacio se acumuló un gran número de asistentes al concierto, quienes a falta de sillas, decidieron sentarse en la grama. Hubo quienes incluso se llevaron una manta para colocarla sobre el pasto. No importaba que estuvieran alejados de la tarima: la emoción por volver a vivir la experiencia de un concierto en vivo era mayor. «Nos regalaron las entradas y decidimos venir a pasar un buen rato. Hace tiempo no salíamos», comenta Derick Bruguer, de 27 años de edad, acompañado de su pareja en la zona general.
A diferencia de la zona Gold, Platinium y VIP, en la grama los fanáticos tenían más espacio para bailar, conversar y mantener el distanciamiento. Aunque, también, la falta de sillas contribuyó a que las personas se aglomeraran en las rejas divisorias. Sin embargo, esa lejanía no fue un impedimento en la presentación de Sixto Reynaldo Rodríguez Dorta, mejor conocido Sixto Rein, el segundo invitado del día.
El cantante, de 30 años de edad, presentó varios de sus temas e incluso animó al público a bailar algunas canciones virales de TikTok. Luego se bajó de la tarima y, sin importarle la seguridad o los protocolos, corrió entre las sillas del público. De inmediato, una multitud de fanáticos lo siguió hasta la reja que dividía la zona Gold de la general. Allí cantó con los fans, los saludó y les dio la mano. Luego, nuevamente, emprendió su trote hasta el escenario para cerrar con ese gesto su presentación. Minutos más tarde, comenzaría a caer una leve lluvia que quedaría acompañada por las melodías del cantante mexicano Ben Aler, el único invitado internacional del Liveri Music Festival.
De vacunas y precios
Gran parte del público del Liveri Music Festival se animó a presenciar el regreso de los grandes eventos en Venezuela gracias a la vacuna. Algunos se sentían cómodos por tener las dos dosis contra el covid-19, a otros les generaba seguridad estar al aire libre. Ambas circunstancias contribuyeron a que gran parte del tiempo los asistentes estuvieran sin tapabocas durante las presentaciones a pesar de las constantes solicitudes por parte de los organizadores del festival para cumplir con las medidas de bioseguridad.
«No sé si es el primer evento grande en el país, pero sí es el primero en el que me animo a participar porque es al aire libre. Hay mucho espacio y la gente no se aglomera», comenta Isabella Montañe, de 20 años de edad, a quien lo que más le preocupaba era que lloviera, pues en el campo de fútbol no había suficientes toldos para el público.
Otros, en cambio, ni siquiera se habían detenido a pensar en el hecho de que no pidieron PCR negativa a los asistentes al concierto. «No habíamos pensado en eso, hasta ahora. Igual estamos vacunados y nos sentimos seguros con eso», comentó Derick Bruguer. «Hay personas aplicando alcohol en algunos puntos, además hay suficiente espacio para mantener la distancia», opinó, por su parte, Dani Gómez, de 22 años de edad.
Además de las medidas de bioseguridad, el otro aspecto bastante comentado del evento fue la lista de precios de las bebidas y comidas. Algunos asistentes, como Isabella Gil, de 20 años, salieron beneficiados: aunque ella compró Platinium, la dejaron sentarse en la zona VIP, en algunos de los puesto que no habían sido ocupados. «No nos están pidiendo 50 dólares por una hamburguesa, es accesible. Con 10 dólares me compré el almuerzo y quedé satisfecha», comentó Gil.
Otros, en cambio, comentaron el precio de las bebidas: 5 dólares una cerveza, 2,5 dólares una botella de agua. «5 dólares por cada cerveza es algo costoso, aunque era de esperarse dada la magnitud del evento», opinó Isabella Montañe, de 20 años. Sin embargo, también afirmó que para un grupo de amigos sería accesible costear los servicios. «Si todos contribuyen no es tan costoso», añadió.
Una gran noche
A las 7:00 pm la presentación de Rawayana marcó el inicio de lo que sería una gran noche para el público del Liveri Music Festival. Luego del primer tema de la noche, «Véngase», el público comenzó a cantar con ellos. La emoción vibró en el aire cuando Alberto «Beto» Montenegro expresó con alegría: «Qué bueno es estar en casa». Desde entonces, los artistas que se presentaron tuvieron que complacer las peticiones del público e interpretar más canciones ante el pedido de los fanáticos.
Este fue el caso de Caramelos de Cianuro, tras agotar su repertorio planeado para la noche, el público quiso más. Asier Cazalis, ante el pedido, volvió a interpretar algunos de los grandes clásicos de la banda como «El flaco», «El martillo», «La casa» e incluso se cantó «Las estrellas» en una noche despejada y frío. El vocalista bailó, cantó, motivó al público e incluso tocó el bajo. El sudor corría por su frente a pesar de las frías temperaturas de la USB a las 10:00 pm, cuando el público, entusiasta, coreó con él los versos de «Sanitarios», uno de los últimos que presentaría en la noche.
Para despedirse, pidió a los fanáticos que cantaran con él «El último polvo». Tras su salida, pasaría una hora aproximadamente antes de que Horacio Blanco y compañía subieran al escenario: era el turno de Desorden Público. La galardonada banda de ska de Venezuela inició su presentación con temas clásicos como «Gorilón». Minutos después, el grupo invitó al escenario a Guaco para juntos interpretar «Amparito», en una fiesta que estaba lejos de terminar, con la música subiendo el volumen hasta el amanecer.
El cierre de medio día de buena música le correspondió a Guaco, la super banda de Venezuela. Temas clásicos de su repertorio y otros más recientes le dieron la bienvenida a la temporada decembrina en la USB en un festival bien organizado y un público entregado.