Las causas de la guerra, su realidad desgarradora y las secuelas desembarcaron con fuerza en la Mostra de Venecia este año, incluyendo un documental que se adentra en el frente ucraniano con los soldados rusos.
Los conflictos de Gaza y Ucrania, las dos guerras mundiales y una serie biográfica de Benito Mussolini figuran tanto en la sección de ficción como de documentales.
El director del festival, Alberto Barbera, dijo a AFP que su esperanza era que esta variada selección no se convirtiera en «rehén de prejuicios ideológicos y afirmaciones polémicas que son inútiles».
Dos documentales sobre la guerra en Ucrania exponen puntos de vista diametralmente opuestos.
Para Russians at war, la cineasta ruso-canadiense Anastasia Trofimova se incrustó en un batallón ruso en el este de Ucrania, mientras que Songs of Slow Burning Earth (Canciones de una tierra que arde lentamente) es un «diario visual» del efecto de la guerra en los ucranianos de a pie, según la directora ucraniana Olga Zhurba.
Los jóvenes soldados rusos en la película de Trofimova luchan por comprender por qué están peleando. Enviados a la región de Lugansk, su batallón ha sido diezmado, con solo 300 militares de los 900 originales.
«Todo es tan confuso aquí, ni siquiera sé por qué estamos luchando», dice un soldado, un sentimiento compartido por muchos camaradas.
Otro lo expresa de manera más cruda: «Mientras los políticos discuten quién tiene las bolas más grandes, habrá muchas más víctimas».
Trofimova dijo en rueda de prensa que los soldados con los que vivió durante siete meses eran «tipos absolutamente normales», lejos de la imagen en Occidente de que todos son criminales de guerra.
«Creo que los medios occidentales asocian a los soldados rusos con todo esto porque no había otras historias. Esta es otra historia», dijo.
«Las voces de los soldados rusos no son escuchadas», añadió.
La película de Zhurba retrata el efecto de la guerra en los civiles ucranianos, desde llamadas telefónicas desesperadas hechas a los servicios de emergencia durante los bombardeos nocturnos hasta madres identificando a sus hijos asesinados.
La cineasta eligió deliberadamente no mostrar batallas ni cuerpos en su película.
Mantener «los horrores de la guerra» fuera del encuadre «es más poderoso porque evoca tu imaginación como espectador», asegura.
Raíces de la guerra
Un estudio más cerebral del conflicto viene del prolífico autor israelí Amos Gitai en la película Why war, inspirada en un intercambio de cartas entre Albert Einstein y Sigmund Freud.
Aunque la película no contiene imágenes de guerra, ha generado controversia, al igual que el largometraje de Dani Rosenberg Of Dogs and Men (De perros y hombres), en el que una adolescente regresa a su kibutz tras el ataque terrorista de Hamás el 7 de octubre en busca de su perro.
Unos 300 profesionales del cine firmaron una carta abierta la semana pasada protestando por la inclusión de ambas películas en el festival, acusando a las productoras de ser «cómplices en el blanqueo de la opresión de Israel contra los palestinos».
Gitai señaló que ninguno de los firmantes había visto su película. Y criticó a ambos lados del conflicto, diciendo que las representaciones sesgadas y parciales de la guerra tanto en la televisión israelí como en medios propalestinos la estaban alimentando.
«La iconografía ha prolongado la guerra», dijo Gitai. «Así que decidimos hacer una película contra la guerra sin imágenes de guerra».
Otro documental sobre el tratamiento del conflicto palestino-israelí entre 1958 y 1989 en la televisión sueca, de Goran Hugo Olsson, recurre a tres décadas de archivos de la televisión pública sueca para mostrar cómo «los medios de un país percibieron uno de los conflictos más largos del mundo».
Sin bombas ni batallas
Las dos guerras mundiales figuran en dos de las cuatro películas italianas en la competencia principal por el León de Oro.
En Campo de Batalla de Gianni Amelio, los soldados heridos llegan diariamente a un hospital militar en el noreste de Italia, donde los médicos los curan para que vuelvan al frente.
Un médico militar, interpretado por Alessandro Borghi, elige salvar vidas mutilándolas deliberadamente para evitar su regreso a la guerra, lo que lo enfrenta a su colega y amigo que sigue las reglas al pie de la letra.
En Vermiglio, de Maura Delpero, vemos los efectos de la guerra en un aislado pueblo de montaña al final de la Segunda Guerra Mundial, donde llega un soldado desertor.
Es «una historia de guerra sin bombas, ni grandes batallas», cuyo efecto no es menos poderoso, dijo Delpero.
Y también destaca el documental M: il figlio del secolo del director de Expiación Joe Wright, una serie de ocho capítulos en italiano sobre el ascenso al poder de Benito Mussolini.