Una de las recomendaciones para evitar el coronavirus es el distanciamiento social algo que es imposible de practicar en una sala de cine, pero en Alemania encontraron una solución: revivieron los autocines. Los clásicos establecimientos de los años sesenta y setenta volvieron a popularizarse.
El medio especializado Clarín publicó que desde principios de marzo la Agencia Federal de Redes de Alemania ya asignó 43 frecuencias de radio para autocines en todo el país. Además, hay otras 80 solicitudes que serán tramitadas rápidamente. De acuerdo con el medio argentino, es la Agencia Federal de Redes la encargada de otorgar a los autocines el permiso para emitir la pista de audio en las radios de los autos. De esta forma, se aseguran de que no cause interferencias con otras señales.
Y los clásicos recintos no solo han servido para proyectar películas, sino que también han sido utilizados para servicios religiosos y conciertos. «No importa la película que mostremos, la gente solo quiere salir y ver algo», afirmó Frank Peciak, gerente de Autokino Essen. Este es uno de los dos autocines que se mantienen abiertos durante todo el año en Alemania y que desde que se implementó la cuarentena vendió todas sus proyecciones nocturnas.
Eso sí, hay algunas reglas: no puede haber más de 2 personas en cada auto, no pueden ingresar menores y solo se permiten 250 vehículos aunque la capacidad del terreno sea para 1.000 carros.
También en Estados Unidos
Y el fenómeno no solo ocurre en Alemania, también en Estados Unidos los autocines han crecido en popularidad durante las últimas semanas. De hecho, de acuerdo con The New York Times, en el país norteamericano aún existen aproximadamente 305 de estos recintos, la mayoría de los cuales abre en verano.
Sin embargo, este año y por causa del coronavirus, los dueños de los autocines estadounidenses decidieron abrir a finales de marzo. «¿Quién se hubiera imaginado que los autocines algún día de nuevo se convertirían en la opción más atractiva para salir?», se preguntó Josh Frank, propietario de uno en Austin, Texas.
Otros dueños prefieren observar con cautela este repentino auge de popularidad. «Creo que tuvimos una oportunidad afortunada», señaló Stephen Sauerbeck, propietario de un autocine en La Grange, Kentucky. «Pero también me pregunto si es algo demasiado bueno para ser verdad», concluyó.