ENTRETENIMIENTO

El cine venezolano está donde están sus cineastas

por Avatar Ariany Brizuela

El sábado 10 de febrero, en el recinto Feria de Valladolid de la ciudad del noreste español, se celebrará la edición 38 de los Premios Goya, galardones que concede la  Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. En una gala donde 20.000 especies de abejas, con 15 nominaciones, y La sociedad de la nieve con 13, parten como favoritas, la caraqueña Claudia Pinto Emperador, la marabina Patricia Ortega, y los caraqueños Diego Vicentini, Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vásquez encabezan una representación histórica de cineastas venezolanos que triunfan internacionalmente y cuyo éxito, sin duda, es una buena noticia para el cine nacional.

Simón, de Vicentini, está nominada en la categoría Mejor Película Iberoamericana. Upon Entry (La llegada), de Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vásquez, que este sábado obtuvo el Premio Feroz de España al Mejor Guion y que el 25 de febrero competirá en tres categorías de los Independent Spirit Awards, es candidata en los apartados Mejor Dirección Novel, Mejor Guion Original y Mejor Actor (Alberto Ammann). Mamacruz, de Patricia Ortega, está postulada en la categoría de Mejor Montaje y Mientras seas tú, el aquí y ahora de Carme Elias, de Claudia Pinto Emperador, obtuvo una nominación como Mejor Película Documental.

De estos cuatro filmes, Simón es la única película venezolana en los premios. Las restantes son producciones españolas dirigidas por venezolanos y venezolanas. Algunas de estas películas fueron pensadas para ser filmadas en el país, pero la crisis que atraviesa la industria cinematográfica en las últimas décadas ha obligado a los realizadores a buscar apoyo en otros territorios para seguir creando.

Es una realidad: el cine venezolano, aunque con algunas señales de mejoría, está en emergencia. Los problemas que afectan al sector no han desaparecido; al contrario, se mantienen y empeoran. Falta de financiamiento, disminución en el número de espectadores y la migración de personal calificado son algunos de los más importantes. Simón, aunque tiene el certificado de obra nacional, es una película que se hizo en coproducción con Estados Unidos, donde se filmó.

Pero, independientemente del país al que representen o en el que se hayan filmado, el éxito de producciones como Simón, Upon Entry, Mamacruz o Mientras seas tú, el aquí y ahora de Carme Elias, tienen una repercusión positiva en la cinematografía venezolana. Para Juan Carlos Lossada, expresidente del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC), es una prueba de que el cine venezolano está dónde están los cineastas. “El cine no solamente se hace en el país de donde son originarios los cineastas, sino donde persiste la idea de un cine nacional que ellos llevan consigo, y es el caso de Simón, Upon Entry, Mamacruz y Mientras seas tú, el aquí y ahora de Carme Elias, que representan la idea porfiada de que el cine trasciende al territorio. Una cinematografía que se hace a través de los cineastas que no están en el país, que no han podido hacer sus películas en Venezuela y que de alguna forma mantienen viva la idea y la aspiración de seguir haciendo cine venezolano de calidad”.

Lossada afirma que es muy significativo que estas cuatro películas hayan sido nominadas a los Premios Goya. “Todos representan nuevas generaciones. Eso expresa muy bien que el cine también es el territorio no físico, el territorio de la imaginación y del sueño, de la ilusión, de las posibilidades, de lo que uno tiene en la cabeza, y para eso no necesariamente hay que estar en el país para hacerlo posible. Ellos lo han probado”.

Upon entry - El cine venezolano está donde están sus cineastas

Upon entry de Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vásquez

Janina Pérez Arias, crítica de cine venezolana residenciada en Alemania, considera que las nominaciones a los Premios Goya representan un gran triunfo para los cineastas venezolanos, sobre todo para aquellos que están en el extranjero. “Aunque estos estén trabajando en producciones españolas, con dinero español o, muchas veces, de otros países que se apiñan para hacer estas producciones, esto representa un aliciente, una esperanza para este cine venezolano de poder seguir trabajando en el extranjero, con otros equipos y con otra gente que apoya. Es un buen momento, yo no diría que para el cine venezolano, es un buen momento para el talento venezolano, sobre todo el que está en el extranjero”.

En cuanto a la repercusión en el cine venezolano, Lossada y Pérez Arias coinciden en que los logros de los cineastas venezolanos en el exterior sirven de motivación para quienes siguen en el país. “Los realizadores que siguen en Venezuela luchando por hacer cine, que no son pocos y que tienen mucho mérito y que por fortuna persisten, creo que reciben estas noticias como un bálsamo y como un empujón para seguir adelante”, dice el expresidente del CNAC.

Más allá de las nominaciones, Joe Torres, productor de cintas como Yo y las bestias, de Nico Manzano, Mejor Película del Festival de Cine de Mérida 2022, y Free Color, el documental de Alberto Arvelo dedicado a Carlos Cruz-Diez, destaca que, en esta oportunidad, los cineastas –a excepción de Diego Vicentini, el más joven– han hecho un trabajo constante y sostenido desde hace años en el cine venezolano.

Mamacruz

Mamacruz, Patricia Ortega, está postulada en la categoría de Mejor Montaje

“Tienes a Patricia Ortega que hizo su primer largometraje El regreso, después hizo Yo, imposible y ahora hace Mamacruz, con la diferencia de que las dos primeras películas las hizo en Venezuela y la última en España. En el caso de Claudia pasa un poco lo mismo, hizo La distancia más larga en Venezuela, después Las consecuencias en España y ahora hace el documental de Carme Elías en España. Ambos son cineastas incansables. Después está el caso de Simón, que es una excepción porque Diego Vicentini es ópera primista, es un outsider del cine nacional, es decir, no pertenecía hasta que llega Simón al cine, aunque ya había hecho dos cortos anteriormente”.

“En el caso de La llegada (Upon Entry) -continúa Torres- son dos venezolanos que provienen de HBO, uno o los dos, cuando el grupo tenía su cuartel general en Caracas. Son dos chamos que se fueron a España y que ya tienen tiempo trabajando allá y que escribieron un guion muy bueno e hicieron una película muy pequeña, muy modesta, pero muy bien hecha, muy potente. Diego es una excepción para bien porque es el ópera primista, el chamo joven, el recién llegado, pero Patricia, Claudia y Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vásquez vienen trabajando en silencio desde hace mucho tiempo. Entonces, honor a quien honor merece”.

Mientras seas tú, el aquí y ahora de Carme Elias

Mientras seas tú, el aquí y ahora de Carme Elias, de Claudia Pinto Emperador, obtuvo una nominación como Mejor Película Documental

Para Janina Pérez Arias, que Simón se colara entre las nominadas a Mejor Película Iberoamericana es un logro notable, sobre todo porque la mayoría de las candidatas tienen alguna relación con la cinematografía española. “Desde el punto de vista de producción, me parece que el logro es triple porque es una película cuya fuerza de producción radica en algo que ellos mismos han movido. Han arriesgado muchísimo. Me parece que el hecho de que Simón esté entre las cinco nominadas a Mejor Película Iberoamericana tiene mucho mérito, porque es una película que no tiene coproducción española, que no estuvo en ningún laboratorio de guión, en ningún festival español.

Joe Torres considera que Simón tiene posibilidades de llevarse el Goya, el segundo para Venezuela. El primero lo obtuvo Miguel Ferrari en 2013 con Azul y no tan rosa. “Diego se cuela en la nominación con muchísimas posibilidades de ganar porque su película ha sido exitosa comercialmente. Aunque no es una película de festivales, paradójicamente, es una película exitosa a nivel de público, a nivel comercial, que no es menos. Recuerdo cuando Azul y no tan rosa se enfrentó, en su momento, a la chilena Gloria y a La jaula de oro (México-Guatemala). Todo decía que no podía ganarle a esas películas y lo logró. Simón  también tiene grandes contendientes, la principal es La Memoria infinita (Chile), sin lugar a duda, y después Puan, la película Argentina. Pero creo que Simón tiene todas las posibilidades de ganar”.

Cambio de paradigma

Simón llegó para romper paradigmas en el cine venezolano. Desde su forma de comunicar y promocionarse hasta los espacios a los que ha llegado y el número de espectadores que ha llevado a las salas de cine venezolanas.

En Venezuela, la ópera prima de Diego Vicentini ha llevado, desde su estreno el 7 de septiembre hasta el 31 de diciembre de 2023, 117.329 espectadores a las salas y ha recaudado 324.447 dólares, lo que lo convierte en una de las películas venezolanas más taquillera desde 2018, después de Papita 2da base, de Luis Carlos Hueck, que vendió 1.059.578 boletos; y de El peor hombre del mundo, de Edgar Rocca, con 124.865 tickets vendidos.

Torres destaca el incansable trabajo que ha hecho el equipo de Simón para que la película llegue lo más lejos posible, un esfuerzo nunca antes visto en el cine nacional. “El equipo de Simón ha hecho todo lo que nunca se ha hecho para que una película venezolana llegue a ese lugar. Al equipo de Simón hay que reconocerle no sólo que hizo una muy buena película, sino que ha hecho lo que nunca hemos hecho por una película venezolana a nivel de distribución y exhibición nacional e internacionalmente. Ellos han hecho lo que nunca una película venezolana ha hecho por ganarse ese premio Goya, que además se merecen”.

El equipo de Simón trazó una estrategia clara para llegar a los países en los que se encuentra la diáspora venezolana, ya sea con estrenos híbridos o proyecciones puntuales. “Hicieron una exhibición y una distribución casera, artesanal, fueron territorio por territorio conquistando a la diáspora venezolana. Simón es la única película que realmente hizo una reconexión con la diáspora. Se estrenó en Quito, Lima, Ciudad de México, Miami, Madrid, Barcelona…mapeó a nuestra diáspora y definió dónde tenía que exhibir la película, así fuera en una sala por un día. Mapeó la diáspora e hizo un esfuerzo sostenido y exitoso para estrenar en los lugares adecuados, donde una película como Simón podía generar taquilla y audiencia. Entonces, vuelve a ser la excepción a la regla porque rompe el paradigma de la distribución y, además, utilizaron sus redes de forma muy hábil y eficaz”.

Ninoska Dávila, especialista en mercadeo y relaciones públicas para cine, explica que históricamente las películas venezolanas han carecido de recursos para su promoción y distribución. “La mayoría tiende a pensar en la promoción cuando la película está terminada y, en muy pocos casos, la promoción se toma en cuenta desde que la película está en una etapa un poco como más primaria”.

Para Dávila, que las películas no cuenten con una estrategia de promoción y distribución responde, además de falta de presupuesto, a un desconocimiento por parte de los cineastas. “Si queremos hacer una película para que sea vista, la única manera de lograrlo es pasando por un proceso de promoción, que no comienza cuando la película está terminada sino mucho antes. De hecho, hay muchos planes de acción que puedes realizar en el proceso más primario de la película. Si quieres buscar un coproductor, si quieres participar en los mercados de cine o en convocatorias previas a la película terminada, necesitas tener un paquete de promoción. En algunos casos no se hace por falta de conocimiento, mientras que en otros no se hace por atender lo inmediato, que es conseguir recursos para hacer la película. Pero en muchos casos ni siquiera colocan el ítem en el presupuesto. Es importante colocarlo, aunque no tengan los recursos en ese momento”.

Torres considera que si los cineastas venezolanos destinan desde el principio entre 5 y 10% del presupuesto a la promoción y distribución a las películas les irá mejor. Además, indica que contar con una estrategia de promoción tiene una repercusión a nivel internacional. “Te van a ver con mayor seriedad internacionalmente porque entienden cómo funciona la dinámica. Definitivamente, no podemos llegar al final de la película sin tener una estrategia, eso no puede seguir ocurriendo. Hay que tener dentro del presupuesto una partida de promoción y una estrategia clara de exhibición y distribución, no se puede esperar hasta el final”.

Para tener una buena estrategia de promoción no es necesario contar con un gran presupuesto, dice Juan Carlos Lossada. “La campaña promocional que ha hecho Simón en España es extraordinaria y yo sospecho que no ha sido producto de grandes inversiones de dinero, sino de un gran esfuerzo creativo y de una logística gigantesca del equipo de la película”.

Hacer más y mejores películas

Antes coproducir era una elección, recuerda Joe Torres; sin embargo, cuando la cinematografía venezolana entra en crisis, producto de la crisis del país, trabajar en coproducción se convirtió en en la única alternativa para poder hacer películas. “Cuando caemos en desdicha nos vemos obligados a coproducir porque ya el dinero no está dentro de la geografía nacional, está afuera. Entonces, tenemos que salir a buscarlo y, por ende, salir a competir internacionalmente, lo que también mejora nuestro cine”. Recuerda que la mayoría de las películas venezolanas que han tenido éxito y reconocimiento internacional son coproducciones. “No puede ser de otra forma porque si no haces un cine que es muy precario desde lo económico, muy precario desde su equipamiento artístico y técnico. Es un cine que no se somete a pruebas, sino que se hace de forma endógena. Salir a buscar dinero afuera es muy difícil, se sufre mucho porque tienes que competir, pero al mismo tiempo ese proceso hace a tu película mejor, porque obliga a que tu película sea mejor, a que tu proyecto sea mejor”.

Desde 2016 Venezuela mantiene una deuda con el programa Ibermedia, que respalda la formación, desarrollo y coproducción de audiovisuales iberoamericanos. Aunque el país pertenece al programa desde su fundación, en la década de los 90, cineastas no pueden solicitar apoyo financiero para sus proyectos porque el CNAC no ha pagado su cuota anual desde hace más de siete años. Sin embargo, algunos realizadores han logrado sortear esta situación. “Es el caso de la ópera prima de la directora venezolana Joanna Nelson, Hambre, que se va a estrenar pronto en Venezuela y que está por empezar su circuito de festivales. Es una película venezolana hecha en coproducción con Chile e Italia y que contó con el apoyo del programa Ibermedia. Es decir, Joanna Nelson armó la película en esquema de producción internacional y logró por vía Italia que la película tuviera un aporte del programa Ibermedia. Cito ese caso porque me parece paradigmático. Otro es el de la cineasta documentalista venezolana Rosana Matecki, quien a través de una coproducción con Ecuador obtuvo el aporte de Ibermedia para su nueva película, Casas muertas”, explica Lossada.

Saldar la deuda con Ibermedia ha sido la promesa de cada presidente del CNAC; sin embargo, hasta el momento, ninguno la ha cumplido. Carlos Azpúrua, al frente del centro, se propuso pagar. En 2022, en una entrevista para El Nacional, aseguró que había logrado obtener los fondos para realizar el abono. “He logrado preservar el dinero para volvernos a integrar en uno de los programas más importante de América Latina, como un programa multilateral que es Ibermedia. Eso está a punto de darse. Ya tengo la autorización del ministro Freddy Ñáñez y del ministro Ernesto Villegas”, dijo en ese momento.

Lossada, quien fue presidente del CNAC desde 2005 hasta 2015, espera que pronto se salde la deuda con Ibermedia para que los cineastas puedan participar y obtener financiamiento del programa. “Espero que el Instituto de Cine Venezolano siga haciendo los esfuerzos que hagan falta para garantizar que los proyectos venezolanos puedan competir en ese fondo tan importante para Venezuela, un fondo que se creó en Venezuela y que históricamente ha significado un impulso internacional de nuestro cine”.

Torres asegura que trabajar coproducción tiene todo a favor. “Lo único que tienen en contra las coproducciones es que encarece las películas, porque cuando entra un país nuevo la película se encarece por razones obvias. Sumas equipo técnico y artístico, y dinero de otros países por lo que la película se va encareciendo. Eso hay que saber manejarlo muy bien porque tienes que lograr que la película siga siendo modesta, promedio, para que pueda avanzar. No puede ser una película tan costosa porque entonces vas a tener otro tipo de problemas como poder fondear, por ejemplo”.

Si a uno le va bien, a todos les va bien

Torres destaca que los cineastas venezolanos no pueden ir en contra del éxito de sus colegas, pues el éxito de los realizadores en el extranjero se traduce en el triunfo del cine venezolano. “En la medida en que nosotros entendamos que si a Diego Vicentini, Patricia Ortega, Claudia Pinto, Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vásquez les va bien, al cine venezolano le va bien. Nosotros no hemos entendido eso. En la medida en que a Miguel Ferrer, director de La sombra del sol, le vaya mejor, a nosotros nos irá mejor. En la medida que les vaya mejor a todos los cineastas, no solo los directores, sino también a los productores, directores de fotografía, directores de arte, a cada uno de nosotros fuera de Venezuela, nos va a ir mejor. Tenemos que dejar a un lado la mezquindad, la competencia absolutamente estéril, las envidias y  entender que tenemos que empujar en el mismo sentido”.

Sobre lo que se puede aprender del  trabajo que están haciendo los cineastas venezolanos en el exterior, Janina Pérez Arias considera que hay dos lecciones clave: la perseverancia y la necesidad de contar con una industria cinematográfica sólida. “Algo que distingue a los cineastas que están en los Goya es la dedicación absoluta, no solamente a la profesión sino también a perseguir un sueño. La otra cosa es la importancia de saber cómo se construye una industria audiovisual, una industria cinematográfica. Creo que lo bueno que tienen estas personas es que están viendo cómo funcionan las cosas en otros países y son muestra de que para tener una cinematografía pujante se necesita de unos cimientos fuertes, una estructura que sea como un armazón sólido para construir la industria cinematográfica”.

Para Joe Torres, el aprendizaje más valioso de lo realizado por Diego Vicentini, Patricia Ortega, Claudia Pinto Emperador, Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vásquez es la constancia. “Ellos están ahí todos, aunque son muy diferentes entre sí, porque nada tienen que ver el uno con el otro, pero todos han trabajado en silencio durante muchos años y han estado, dentro y fuera de Venezuela, trabajando en silencio. Cuando ya les llegó el momento celebraron en alto. Tenemos que entender que es así y no al revés”.

Lossada también destaca la perseverancia de los cineastas venezolanos en el exterior y se mantiene optimista sobre el futuro del cine hecho en Venezuela. “Tengo tengo constancia de esa perseverancia de nuestro cineastas, entonces tengo que ser optimista en la medida en que ellos persisten en querer hacer proyectos. Algunos de ellos vienen sorteando con grandes dificultades y enormes carencias por falta de  apoyo. Pero eso me hace sentir optimista. Definitivamente, tengo fe, tengo confianza en que el cine venezolano podrá recuperarse”, desea el exdirector del CNAC.