El famoso teatro moscovita Bolshói anunció el miércoles que suprimió de su catálogo el ballet Nuréyev, dirigido por Kirill Serebrennikov. El mismo fue acusado de hacer «propaganda de los valores sexuales no tradicionales».
La pieza, centrada en el bailarín soviético Rudolf Nuréyev, ya causó enojo entre las autoridades rusas cuando fue estrenada en 2017. En aquella época Serebrennikov estaba acusado de desvío de fondos.
La obra fue interpretada por última vez en enero de 2021, más de un año antes de que empezara la ofensiva rusa en Ucrania, según el Bolshói.
«El espectáculo Nuréyev fue retirado del catálogo a causa de la ley […] sobre propaganda de valores no tradicionales». Así lo explicó el director del teatro, Vladimir Urin, citado por su servicio de prensa.
A finales de 2022, Rusia endureció su legislación contra las personas lesbianas, gays, trans y bisexuales (LGTB), adoptada en 2013. Prohibieron la «propaganda LGTB» a menores y «la promoción de relaciones sexuales no tradicionales» en todos los medios (internet, libros, películas y otras producciones culturales).
Nuréyev dando de qué hablar
Rudolf Nuréyev, director del ballet de la Ópera Nacional de París de 1983 a 1989, marcó la historia de la danza con sus coreografías. Nunca escondió su homosexualidad.
En julio de 2017, en el estreno del ballet en el Bolshói, la escena debía estar dominada por una foto del bailarín desnudo. La representación, cabe acotar, fue anulada en el último minuto, oficialmente porque los artistas no estaban suficientemente preparados.
Los medios sugirieron que el estreno se canceló por las presiones del poder, hostil a que se hiciera alusión a la homosexualidad del bailarín.
Al final, el ballet Nuréyev se estrenó el 10 de diciembre de 2017 pero sin su creador, Kirill Serebrennikov, que se encontraba en arresto domiciliario en Moscú por unas acusaciones de desvío de fondos públicos, que él calificó de «absurdas».
Actualmente, Serebrennikov vive exiliado en el extranjero.
En paralelo a su ofensiva en Ucrania, iniciada en febrero de 2022, Rusia, cada vez más aislada del resto del mundo, ha emprendido una «revolución cultural» conservadora desde inicios de la década del 2000 para «defender los valores tradicionales».