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Eglantina Zingg: En la vida uno realmente crece con los fracasos

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Espontánea, original y completamente honesta. Así se presenta la actriz, modelo y activista caraqueña Eglantina Zingg en su nuevo podcast, The Zingg. No sigue guiones y se siente libre para conversar sobre cualquier tema. Habla en spanglish, ríe mucho y se emociona al comentar experiencias e inquietudes. El primer capítulo del podcast debutó el Día de la Mujer, el 8 de marzo, y puede escucharse a través de su canal de Youtube o por Spotify. Cada lunes, a las 5:00 pm, estrena un episodio.

La idea del podcast nace de una necesidad que Zingg sentía desde hace años y por la que ha trabajo en Goleadoras desde 2018: crear narrativas para el encuentro, la coexistencia y el respeto. Sin pretensiones de ofrecer respuestas a grandes dilemas, Zingg espera que con el podcast pueda tocar el corazón de alguien y generar una reflexión que lo lleve a ser mejor persona. La activista tiene en mente dos temporadas, pero espera que The Zingg siga creciendo. En algunos episodios tendrá invitados.

A cada capítulo no le antecede una lluvia de ideas, pues habla sobre lo que más desea comunicarle a su audiencia. Eglantina Zingg, de 39 años de edad, se prepara, controla los nervios y comienza a hablar. «Yo prendo esa cámara y digo ¡ya está! Aquí va, así que ¡agárrese! Sin filtros. Y tengo un equipo increíble que está trabajando conmigo en la parte visual, de edición, dirección, producción», comenta la modelo, quien graba los episodios desde su casa en Miami. Sin embargo, este set no es fijo. Por su trabajo y con Goleadoras debe viajar constantemente así que más adelante los episodios los grabará desde donde esté. «Espero que cada uno de esos sets venga con una experiencia y una nueva aventura».

—¿Por qué The Zingg?

—Es mi apellido, me representa muchísimo. Vengo de una familia que admiro y ese nombre representa trabajo, honestidad, progreso. Es una gente que llegó a Maracaibo a principios de 1.900 y con trabajo, esfuerzo y amor por un país desarrollaron tantas cosas. Llenar esos zapatos, aunque nunca lo he buscado, me llena de muchísimo orgullo. Y la doble g es que tienes doble la diversión, doble placer y ganancia.

—¿Cómo es la Eglantina Zingg que vemos en el podcast?

—Auténtica, honesta, sin filtros, sin pelos en la lengua y sin pretensión de tener las respuestas de absolutamente nada. Estoy compartiendo vivencias, experiencias y curiosidades con el fin de que muchas otras personas no se sientan solos. Suavizar esa presión y dolor que muchas veces nos causamos a nosotros mismos.

—En el podcast menciona mucho que hablar suaviza el dolor ajeno, ¿también sirve para el suyo?

—Sí. Es súper terapéutico. Creo que hay mucho poder cuando alguien comparte sus sentimientos y curiosidades; saber que no estamos solos y que hay historias o momentos difíciles que te hacen crecer y mejorar. Pero, sobre todo, que somos una gran comunidad donde nos apoyamos y conocemos. Creo que es sanador y terapéutico. Pero lo más significativo es la reacción de las personas, la cantidad de mensajes que he leído con tanto cariño me tienen el corazón así como espichado. Estoy como ¡wow! Es muy lindo.

—¿Hoy día quien no tiene un podcast no estás en nada?

—Hay diferentes tipos de persona, hay gente que prefiere escuchar y otras hablar. Es una herramienta maravillosa para conectar, comunicar y crear un diálogo para dejar de ser tan soquetes y dejar todas esas cosas que no nos dejan avanzar en la vida. Y querernos. Lo más importante es servir y si estas plataformas o mis experiencias sirven de algo para aliviar o replantearse algo, pues qué bueno. Pero no creo que si tienes un podcast eres o no eres alguien.

—¿Cuál es la importancia de compartir sus historias?

—Es compartir narrativas donde la gente se sienta con valor y coraje para actuar responsablemente con sus seres queridos, su comunidad y con ellos mismos. La vida es muy dinámica, todo cambia y esta pandemia nos ha dejado claro que cualquier plan se puede esfumar: adáptate al cambio y sobrevive. Nos ayudan a levantar la consciencia, a entender y poner nuestras prioridades en orden para no ser unos soquetes y no andar siempre con una actitud negativa, de celos y envidia. Todo parte del amor y cuando las personas no se sienten queridas no son capaces de dar más que algo negativo. Creo que es un milagro que estemos vivos y esta vida es maravillosa con sus fracasos, sus altos y bajos. La idea es exponer mi vulnerabilidad para que otros puedan compartir ese sentimiento, aliviar esa presión y ser más conscientes de nuestros actos y acciones.

2020 para Eglantina Zingg fue un año para reinventarse. Los planes personales y los que tenía con Goleadoras se congelaron. Para el proyecto que nació en 2018 como parte de la fundación Proyecto Paz encontró una manera de seguir: a través de la virtualidad. De esa manera, Goleadoras continuó dándole oportunidades a niñas para que se expresen. Antes de la pandemia, y después de ella también, esta iniciativa busca utilizar el fútbol, el deporte más popular del mundo, como integrador de la sociedad; darle oportunidades a niñas indiferentemente del color de piel, del lugar donde nacieron, o de cualquiera que sea el obstáculo para que cumplan sus sueños y aspiraciones.

Durante el año pasado, Zingg realizó una serie de entrevistas en vivo a sus amigos y conocidos desde su Instagram. En total fueron 120 conversaciones en Egla and Friends, que incluyeron, por ejemplo, a la presidenta de Costa Rica, la editora de la revista VanityFair, así como a Dani Alves, Sascha Barboza, George Harris, Érika de la Vega, Pedro Reyes y Boris Izaguirre. Por otra parte, tanto por placer como por su trabajo, la activista viaja constantemente y esta parte también se vio en pausa el año pasado. La mayor parte del tiempo la pasó entre su casa en Nueva York y en Miami con su familia.

—¿Cambió la pandemia su itinerario de viaje?

—Fue difícil no moverse. Salí y me impresionó mucho: confinamientos, aeropuertos vacíos.  En diciembre fui a Italia con Goleadoras y trabajamos con la fundación del Papa. También fui como embajadora de Harina Pan, llevé la arepa a diferentes paladares. Estoy orgullosa de que un producto de tan buena calidad y tan noble nos conecte a todos. Con cada mordida sientes el calor humano. Logramos una fusión de diferentes gastronomías y llevamos esa arepa a diferentes personas que quizá jamás la habían probado. Me volví experta haciendo arepas: a la romana, al vaticano, a la portuguesa, con las modelos, bueno, todo el mundo.

—¿Cómo fue 2020 para Goleadoras?

—Cuando el año se paró, las niñas me vieron haciendo Egla and Friends y me pidieron hacer un programa como el mío. Les dije que hicieran una lista de las personas que querían entrevistar e hicimos un videopodcast que se llama AllStars en Youtube. Todas son elocuentes y tienen tanta certeza, tanta inocencia, pero a la vez saben que esto es suyo y no se lo van a quitar. Me da mucha ilusión porque ves su razonamiento, pero con mucho corazón, porque sus preguntas no vienen desde un mecanismo de qué decir y cómo, sino espontáneo y noble. Esto les da la oportunidad para usar su voz y crear una comunidad. Goleadoras es hecho por las niñas y para las niñas.

—¿Qué piensa del feminismo hoy? ¿Ha avanzado?

—Hace poco fue el Día Internacional de la Mujer, justamente el día que salió el podcast. Y hay muchos que felicitan, pero yo creo que tanto como celebrar no. Es más bien un recordatorio. Hemos avanzado mucho, pero queda camino largo por recorrer. Y parte de hacer este podcast es para que todas las niñas y mujeres tengan la capacidad de compartir, hablar y usar su voz para los cambios; para decir sí o no. Todos deberían ser feministas.

—Esta parte humanitaria y activista, ¿es un deber o vocación?

—Tengo una insaciable vocación de servicio. No creo que vine a este mundo a ser  población flotante y a llevarme, llevarme, llevarme. Creo que la felicidad y la dicha la consigues en el compartir, en el dar, en el servir y ser útil. Para mí la herramienta es la voz, es el diálogo, es la narrativa. Para otros puede ser la música o el baile, lo importante es que cada uno encuentre su propósito de cómo puede servir a la humanidad, cumplir con su misión.

—¿Por qué cree que cree que pesa más su faceta como socialité, algunos escándalos, que su trabajo como activista?

—No sé. Debo llamar a la gente de comunicaciones. Una buena pregunta. No sé, creo que también son los intereses de la gente que sobrepasan las cosas que son más importantes. Quizá el par de zapatos de marca que tengas tiene más likes que la niñita ganando el trofeo o ganando una beca para la universidad. Para mí no lo es, pero esa es una de las razones de este podcast. Son cosas que a mí no me definen y la idea de The Zingg es para que me conozcan y compartir cosas que me dan curiosidad y que me parecen que son importantísimas para la humanidad y, sobre todo, para reírnos.

—¿Cómo toma la crítica hoy día?

—Bueno, la crítica puede ser constructiva y me gusta escuchar. Pero no si vienes a pegarte, pues cada persona tiene una opinión y yo no puedo controlar lo que el mundo opine o lo que piensa sobre los demás. Pero yo sí estoy clara con lo que soy. Si hay algo que debes mejorar, eres responsable, estás consciente de ello y lo cambias. En ese sentido, no estoy cerrada a la crítica, opinión o sugerencia. Y la verdad no me siento criticada para nada, me siento muy querida.

Eglantina Zingg Puppio supo que quería ser modelo desde muy pequeña. A los 13 años de edad su madre, Nieves Puppio González, la llevó a un desfile de Christian Dior y quedó fascinada. Zingg fue representada por la reconocida Agencia Ford y ha trabajado con diseñadores como Carolina Herrera, Vivianne Westwood, Paco Rabanne y Roberto Cavalli. Luego, de 2003 a 2005, fue presentadora del programa de MTV L’Gueveo y en 2010 condujo E! Glam Tour, en E! Entertainment Television donde entrevistó a diseñadores en importantes semanas de la moda en Europa y Estados Unidos. Dos años más tarde fue conductora de Manifesto, un programa sobre arte, moda, cine, gastronomía; y en 2013 presentó la tercera temporada de Project Runway Latinoamérica.

Pero la carrera de Zingg también la llevó a trabajar en videos musicales como «Canta corazón» de Alejandro Fernández y «Peligro» de Reik. También participó en el filme de suspenso venezolano Secreto de confesión (2013), la webtelenovela Secreteando (2011) y en el cortometraje La casa del doctor Redphone (2012). Habla alemán, inglés, portugués y francés. Estudió Biología Marina y es licenciada en Comunicación por la Universidad de Florida. Obtuvo un título en la London Academy of Music and Dramatic Art y participó en un programa de teatro en la Universidad de Yale.

Desde 2019 no va a Venezuela. Y desde la distancia, ve al país «con ojos de amor, con un  poquito de nostalgia y con mucha esperanza». Y dice, además, que desea volver en algún momento. Además de Caracas, Zingg extraña el Amazonas, donde pasó gran parte de su infancia. Cuando no puede dormir, dice, cierra los ojos y recuerda los sonidos y olores de la selva.

—En un post de Instagram, y en The Zingg, habla sobre su infancia en el Amazonas.

—Todos los días lo extraño. Busco constantemente en Google Earth para verlo. Esa selva maravillosa me enseñó tres cosas importantísimas. Lo primero es la humildad, saber que uno no es el centro del universo. Cuando estás rodeado de tanta naturaleza, y ves lo minúsculo que eres, entiendes que hay algo más grande que uno. Segundo, la dicha de coexistir. Ves una selva con animales que conviven y sobreviven, uno caza al otro, pero hay respeto. Y tercero, y lo más importante de todo, es el poder de ser una mujer.

—Si tuviera la oportunidad de cambiar algo de su vida, ¿lo haría?

—Sí, creo que siempre hay cambios que uno quisiera hacer. Pero para mejor. Hábitos: pararme más temprano, comer mejor, no saltarme comidas, tener tiempo para leer. Pero en términos generales creo que cada una de las decisiones que he tomado en mi vida, buenas o malas, han sido importantes. En la vida uno realmente crece con los fracasos. Sin sombra no hay luz. Todas las decisiones las he tomado con el corazón y todas me apasionan. Los caminos de mi vida y carrera han sido impulsados por lo que siento en mi corazón. Y si no salieron tan bien o fallé, no hay arrepentimiento sino más bien aprendizaje. No cambiaría nada de mi vida, quizás hábitos, pero no el camino recorrido.

—Está cerca de cumplir 40 años, ¿cómo se siente?

—Fenomenal. Me siento engranada en mi ser, en mi esencia, en todo mi poder femenino. En la magia que florece cuando te vuelves una mujer.

—¿Qué le gustaría hacer que no haya hecho?

—Creo que más actos de rebeldía.

—¿Cómo imagina su vida a futuro?

—Plena. Llena de dicha y con muchísimo servicio. Que pueda ser útil.

—Modelo, actriz, presentadora, activista, humanitaria, ¿en qué rol se siente más cómoda?

—Me siento más a gusto en The Zingg con dos g y en el de Goleadoras. Yo creo que toda la vida está compuesta por ciclos y cada uno de esos momentos y experiencias forman parte de mí, están engranadas, no es que dejé uno u otro, sino que sencillamente uno va evolucionando y uno tiene ciclos donde tomas las cosas que te dan mayor satisfacción o que te generan mejores resultados. Me siento muy cómoda en el Eglantina del Carmen Zingg Puppio.

—Comparte mucho de su vida en las redes sociales, ¿le es grato?

—Creo que puede haber momentos de sobre exposición, pero eso depende de lo que tú quieras. A mí me fascinan las redes sociales. Me divierten muchísimo, aprendo un montón, me dan la posibilidad de conectar con la audiencia, de tener pensamientos, generar soluciones y generar sentimientos de armonía, de alivio. La tecnología nos ha dado la oportunidad, como humanos, de conectarnos. Y mis seguidores son gente muy querida. No los conozco personalmente, pero siento cercanía y afecto por ellos.

—¿Su mayor temor hoy día?

—No me gusta esa palabra, pero creo que perder el tiempo. Bien sea que estás sirviendo a personas que no tienen alma o estás en una relación de amistad, amorosa, de trabajo o familiar que no te eleva. Perder el tiempo procrastinando; siento termo de no atreverme, de sentarte en una mesa donde seas la más inteligente y no puedas aprender. La tierra sigue girando y si tú te quieres quedar ahí perdiendo el tiempo, pensando en lo mismo y dándote golpes con la misma pared… La vida es dinámica, hay millones de puertas.

—¿Ha tenido tiempo para el amor?

—Yo me enamoro en cada esquina. Malas decisiones. Ja, ja, ja. No, no, estoy soltera. No sé, creo que todo tiene su momento. He estado ocupada trabajando.Y con lo del covid serán citas por Zoom.

—¿Qué le espera este año?

—Me esperan maravillas. Estoy muy contenta con el lanzamiento de The Zingg. Tengo otros proyectos que estoy trabajando y que pronto compartiré. Y seguir anotando goles. Lanzar Goleadoras en Panamá, su plataforma online de Allstars. Seguir creando narrativas que nos ayuden a ser mejores personas.

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