El artista venezolano Eduardo Sanabria, Edo, radicado en Miami, reivindica que el arte pop no son solo colores chillones con unas obras que cuestionan a los «infuencers», reinterpretan la Gioconda o plantean otra portada para Sgt. Pepper, sin perder la fuerza cromática.
La única obra en blanco y negro de la exposición Edo Love Pop. Next Level, literalmente Edo ama el pop. Siguiente nivel, que será inaugurada el 4 de junio en el Museo de Arte Contemporáneo de Doral (Miami-Dade), es una interpretación del Guernica de Pablo Picasso.
La hizo en 2017 cuando las manifestaciones contra el régimen de Nicolás Maduro arreciaban y eran duramente reprimidas como está ocurriendo ahora en Colombia, dice Edo en una entrevista con Efe mientras trabaja en el montaje de su «primera exposición curada por un museo», aunque ya ha expuesto sus obras en varios países.
Picasso por todos lados
Un Picasso convertido en la niña con flores del artista callejero Bansky da la bienvenida a una exposición en la que Edo desvela las figuras que admira, tanto de la vida real como de las que viven en los cómics, el cine o la televisión.
Picasso, por ejemplo, está en la obra que abre la exposición, en la serie de retratos de «influencers» del pasado, a los que ha pintado celular en mano, y en la portada reventada el famoso disco de los Beatles Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (1967).
En su reinterpretación el cuarteto de Liverpool aparece rodeado de personajes «pop» -una abreviatura de popular, recuerda Edo- que o bien no habían nacido o no eran conocidos entonces como Messi, Steve Jobs, Amy Winehouse o Michael Jackson, además de clásicos como Mandela, Pelé y Abraham Lincoln.
El que fuera por 15 años el caricaturista de los diarios del grupo Cadena Capriles en Venezuela, que abandonó su país hace seis años, bromea y dice que cuando quiere vender una copia de la edición limitada de la obra basada en Sgt. Pepper a un estadounidense le dice que si acierta todos los personajes que aparecen se lo regala.
«Nunca adivinan -dice- a Messi ni tampoco a Annie Leibovitz», la famosa fotógrafa, a la que envidia por haber logrado reunir en las portadas de la revista Vanity Fair a los mejores actores.
Villanos de ficción
A imitación suya, Edo presenta en una obra a sus Villanos favoritos desde Marlon Brando en el personaje de Vito Corleone en Godfather (El Padrino) a Bryan Cranston, de la serie Breaking Bad, pasando por Anthony Hopkins, el Hannibal Lecter de The Silence of the Lambs y Darth Vader, de Star Wars.
Edo se emociona al hablar de Javier Bardem y Heath Ledger por sus actuaciones respectivas de malvados en No country for All Men y The Dark Knight.
Cuando se le pregunta por qué no hacer una obra de «malos» de la vida real, dice que «nadie la compraría» y recuerda que cuando empezó su transición desde el humor político al arte se planteó dejar de lado la política y así lo ha hecho, salvo en contadas excepciones como su versión del Guernica de Picasso, titulada Venezuela, el horror y la esperanza.
Junto a los villanos se exhibe un tríptico hecho por encargo para el pelotero venezolano Francisco Cervelli y dedicado a su actor favorito, Robert de Niro, que aparece caracterizado de sus personajes más famosos como los de Taxi Driver o Good Fellas.
Edo, que se atreve también a reinterpretar la Gioconda o Mona Lisa de Leonardo da Vinci y a ponerle cara de otros personas como Andy Warhol, el artista pop por excelencia, dibuja a lápiz todas sus obras, las escanea y las colorea en digital y luego las imprime en papel de algodón con una técnica que deja los colores «planos», sin textura.
Influencers vs. influyentes
Una de las series más interesantes de la exposición plantea un cuestionamiento a la proliferación de «influencers» que en realidad no tienen un «discurso», nada importante qué decir.
Edo lo hace presentando a verdaderos influyentes, como el presidente Abraham Lincoln, la pintora Frida Kalho, Marilyn Monroe o el artista callejero Basquiat, todo ellos con un celular en la mano.
El artista piensa que con seguridad si vivieran ahora hubieran usado las redes sociales.
«Un tipo como Marthin Luther King hoy tendría un canal de YouTube, estoy seguro», señala «Edo», quien cree que las redes sociales no son malas, que todo depende del uso que se haga de ellas.
Con más de 300.000 seguidores en Instagram, Edo es uno de los primeros artistas latinos en entrar en el mundo de los NFT o token no fungibles con la subasta de su primera obra digital, llamada Selfish e inspirada en su cuadro Villanos.