El drama histórico The Song of Names, con Tim Roth y Clive Owen, sirvió de broche final al Festival de Cine de San Sebastián, a la espera de los premios, que se anunciarán en la gala de clausura este sábado.
Con más de 200 películas proyectadas en nueve días, la 67 edición del más importante festival de cine del mundo hispano, llega a su fin. No sin antes entregar sus premios esta tarde en el Kursaal, el importante palacio de la ciudad vasca.
El máximo galardón es la Concha de Oro a la Mejor Película, por la que este año compiten 16 filmes de varios países, entre ellos España, México, Chile y Brasil.
También se otorgarán las estatuillas a Mejor Actriz, Mejor Actor y Mejor Director, así como a la Mejor Película Latinoamericana, en este festival considerado trampolín hacia Europa del cine de esa región.
Para marcar el cierre fue proyectada The Song of Names, la historia de Martin y su hermano adoptado Dovidl, un prodigio del violín llegado a Londres como refugiado de Polonia, mientras estalla la Segunda Guerra Mundial.
Cuando va a dar su primer concierto, Dovidl desaparece sin dejar rastro, provocando la desgracia en la familia. Décadas más tarde, Martin (Tim Roth), aún dolido, irá tras la pista de su hermano (Clive Owen) para exigir explicaciones.
Glamour en la alfombra roja
La cinta del director canadiense François Girard fue presentada fuera de competición y marca el fin de una semana frenética en la ciudad del norte de España, que vio desfilar por la alfombra roja a muchas estrellas.
Entre ellas, la estadounidense Kristen Stewart, la atormentada estrella de la Nouvelle Vague en Seberg; las francesas Eva Green, la astronauta de Proxima, y Juliette Binoche, con La vérité de Hirokazu Koreeda; y así también, el mexicano Gael García Bernal, con su segundo largometraje como director, Chicuarotes.
Pero la estrella que acaparó los flashes fue la española Penélope Cruz, quien a los 45 años de edad, se hizo merecedora del Premio Donostia, que ensalza la carrera de íconos del séptimo arte, por ser la más internacional de las actrices españolas.
«Este oficio te regala momentos en los que el alma vuela, necesitas desprenderte de tu ego para comprender todas esas diferentes y fascinantes vidas que interpretas en la pantalla», dijo Cruz este viernes, cuando el trofeo le fue entregado sorpresivamente por Bono, cantante de U2.
Además de la «chica Almodóvar» que ya cuenta con un Óscar, otros dos artistas recibieron Premios Donostia en esta edición: el veterano actor canadiense Donald Sutherland y el director greco-francés Costa-Gavras.
Historia y dramas familiares
La Sección Oficial del festival ofreció este año una amplia paleta de temas, desde los históricos al narcotráfico, pero con especial atención en los dramas familiares.
Y no estuvo exenta de controversia, pues la película Zeroville, de James Franco, inicialmente en competición, fue descalificada al conocerse que había sido estrenada en Rusia, vulnerando una condición sine qua non para concursar.
El director, ganador hace dos años en San Sebastián de la Concha de Oro a la Mejor Película, con The Disaster Artist, estuvo ausente y no hubo rueda de prensa.
En los dramas familiares destacaron La hija de un ladrón, ópera prima de la española Belén Funes, sobre un padre y una hija incapaces de quererse; Blackbird, una cinta sobre la eutanasia protagonizada por Susan Sarandon, y la chilena Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, tierno retrato de dos mujeres cuando una de ellas espera la muerte.
Dos producciones españolas abordaron la guerra civil y el franquismo: Mientras dure la guerra, el esperado regreso de Alejandro Amenábar, un matizado relato del inicio del conflicto en 1936, y La trinchera infinita, sobre un militante de izquierda que se escondió en su casa tres décadas, para evadir su captura, interpretado magistralmente por Antonio de la Torre.
Por el premio a la Mejor Película Latinoamericana, en la sección Horizontes Latinos, compiten 13 cintas, de Argentina, Chile, Colombia, Cuba, Guatemala, México, Perú y Uruguay.