ENTRETENIMIENTO

Dos grandes de la música se reunieron para honrar lazos históricos

por Avatar Crysly Egaña

La celebración aniversaria de la Orquesta Sinfónica de Venezuela (OSV) no estaba en duda. El 24 de junio se cumplieron 92 años del primer concierto que dio la formación de música académica más longeva del país en el Teatro Nacional en 1930. Lo que sí estaba en dudas era dónde. Su sede, la Sala Ríos Reyna, ha estado concurrida tras la remodelación del Teatro Teresa Carreño. La sala estaría disponible después de la fecha. Fue el director invitado para la ocasión, Christian Vásquez, quien resolvió el dilema: “¿Por qué no lo hacemos en El Sistema?”.

De entrada, parecía una locura. Pero después los lazos históricos no hacían más que reforzar que era el lugar apropiado. El maestro Vicente Emilio Sojo, formador de una generación de compositores venezolanos, fundó la OSV. Y fue uno de sus estudiantes, el maestro José Antonio Abreu, quien 45 años después, en 1975, creó la primera orquesta de lo que hoy es El Sistema. Ambos son los proyectos musicales de mayor envergadura en el país.

Abreu además dirigió la Orquesta Sinfónica de Venezuela el 19 de abril de 1983 en la inauguración de la Sala Ríos Reyna. Esa agrupación que había creado, la Orquesta Juvenil de Venezuela, marcó también la inauguración de la Sala José Félix Ribas en febrero de 1976 y sería su sede durante varios años, compartiendo espacios con la OSV.

Así surgió en un mes Cuando los grandes se juntan. La Orquesta Sinfónica de Venezuela en la Sala Simón Bolívar del Centro Nacional de Acción Social por la Música (Cnaspm), bajo la batuta de uno de sus directores más reconocidos, Christian Vásquez. Como solista, además, el pianista Kristhyan Benítez que, aunque no fue formado en El Sistema, hizo vida en sus orquestas yjustamente se presentó en el país después de ganar su primer Grammy Latino por el Mejor Álbum de Música Clásica.

Las cartas estaban echadas.

La Orquesta Sinfónica de Venezuela tocó por primera vez en la Sala Simón Bolívar del Cnaspm el 30 de junio de 2022 | Foto Diego Vallenilla

La Sala Simón Bolívar está trabajando casi al 70% de su capacidad, unas 600 butacas. Vendieron casi todas las entradas, cuyos precios oscilaban entre $30 y $120. Incluía, además, un conversatorio previo al concierto para hablar sobre la historia del repertorio que ofrecieron la tarde de este jueves.

Más de 40 músicos de la Orquesta Sinfónica de Venezuela llegaron a la sede de El Sistema luego del preestreno en el Teatro Teresa Carreño de César y Cleopatra, una producción encabezada por José Tomás Angola en la que interpretan música incidental original encomendada al director Alfonso López Chollet y que cuenta con ligeros toques de música electrónica a cargo de Miguel Ángel Noya.

Cuando los grandes se juntan fue el resultado de jornadas maratónicas en la que los músicos de la orquesta prepararon por separado varios programas para las actividades conmemorativas. A mediados de junio acompañaron al Ballet Teresa Carreño en Siempre Nebrada y este fin de semana ponen punto final a la celebración aniversaria con las tres funciones del montaje teatral de George Bernard Shaw, que se presenta por primera vez en el país.

Un Christian Vásquez enérgico dirigió de memoria la Sexta Sinfonía de Tchaikovsky, conocida como La patética. La pieza entró al programa a pedido de la OSV. “Ellos desde hace tiempo la querían hacer. Es una de mis favoritas y dije que sí”, dijo Vásquez. Durante la interpretación se destacó, sobre todo, el tercer movimiento, cuando, entre in crescendo, el público comenzó a aplaudir justo antes del final. Las palmas duraron hasta el inicio del cuarto movimiento.

Christian Vásquez dirige la Sexta Sinfonía de Tchaikovsky en la sede de El Sistema el 30 de junio de 2022 | Foto Diego Vallenilla

Tras un intermedio de 15 minutos, Kristhyan Benítez salió al escenario para interpretar, también de memoria, el Concierto para piano y orquesta de Rachmaninov. Casualmente, esta pieza Benítez la tocó por primera vez en El Sistema, dirigido por Claudio Abbado. En ese entonces, Vásquez era violinista de la orquesta.

“Esta pieza de Rachmaninov es muy simbólica. Él estrenó su primera sinfonía y fue un fracaso. Entró en una depresión muy grande y dejó de componer por tres años. Comienza a hacer terapia psicológica y, de ese proceso, nace ese renacer”, contó Benítez. “Es un concierto del renacer, del dolor más grande, de ese lugar de tristeza, depresión, oscuridad. Es cliché, pero la luz está al final del túnel. La llegada a esa luz no siempre es en línea recta y hay muchas cosas alrededor de todo ese proceso en el que él comienza a elaborar este concierto”.

Agregó: “Él estrena la pieza tocando el piano y se vuelve a consolidar como el gran compositor y pianista. Es un renacer que nos conecta como venezolanos, como país. No todo siempre está mal. Habrá un momento en el que veremos la luz y vamos a renacer”.

El pianista Kristhyan Benítez fue el solista del concierto Cuando los grandes se juntan de la Orquesta Sinfónica de Venezuela y El Sistema | Foto Diego Vallenilla

No fue la única pieza que interpretó el pianista. Conmovido, agradeció al público que le aplaudía de pie. “Gracias por querer a la música clásica. Gracias por seguir apoyando a estos grupos tan maravillosos como la Sinfónica de Venezuela. Son muchísimas emociones y quiero tomar este momento para compartir con ustedes cómo me siento de haber regresado a mi país a hacer lo que amo y lo que adoro y con gente tan maravillosa”, dijo. Cerró el concierto con una improvisación.

También fue un reencuentro de Vásquez y Benítez, quienes se presentaron juntos por última vez en 2012, cuando Vásquez aún era titular de la desaparecida Orquesta Sinfónica Teresa Carreño. Ambos retornaron hoy a sus ciudades de residencia, Berlín y Nueva York, respectivamente.

El director de orquestas tiene previsto regresar en septiembre y noviembre a Caracas para dirigir a la Sinfónica Simón Bolívar y la Orquesta Juan José Landaeta. A finales de este año también volverá a asistir al maestro Gustavo Dudamel en la Ópera Nacional de París en un montaje de Wagner.

Benítez vuelve a Nueva York a trabajar en sus proyectos pendientes: un segundo volumen de Latin American Classic, que lo hizo merecedor de un Grammy al exponer composiciones latinoamericanas de Alberto Ginastera, Antonio Estévez, Diana Franklin, entre otros. También está en un proyecto para modernizar los boleros de Armando Manzanero y acercarlos a nuevas generaciones. Y si se le presenta la oportunidad, Benítez espera volver a su ciudad pronto.

Foto Diego Vallenilla

Seis amigas para ayudar a la OSV

La Orquesta Sinfónica de Venezuela ha formado activamente parte de la oferta cultural de la capital durante el primer semestre del año. En parte, se debe a los músicos ávidos por tocar después de la pausa de 2020 y parte de 2021 por la pandemia de covid-19. La otra parte la empujan seis mujeres que formaron la iniciativa Amigos Sinfónicos, que crea un puente entre la empresa privada y la OSV para financiar las producciones.

“Nosotras decidimos arriesgarnos para ayudar a una institución que es Patrimonio Artístico de la Nación, de la cual no sabemos mucho más allá que disfrutar su talento. No teníamos ninguna experiencia en gerencia cultural, pero hemos aprendido sobre la marcha y con el apoyo de todas las puertas que hemos tocado”, dijo la vocera Martha Partidas.

De la mano del presidente de la OSV, Pedro González, conocieron la crisis financiera de la orquesta y se pusieron manos a la obra. La presentación oficial del proyecto fue en marzo, cuando le presentaron la iniciativa a un grupo de empresarios con un concierto con Christian Vásquez y la OSV en la Quinta Esmeralda.

En poco tiempo, Amigos Sinfónicos ha logrado canalizar patrocinios de marcas reconocidas en el país para levantar conciertos. En este último en la sede de El Sistema se llevan el mérito por la coordinación con apoyo del equipo del Cnaspm. “Hay mucho interés en retomar la cultura como un medio para hacer de Venezuela un país mejor. Cuando le tocamos la puerta a los patrocinadores y le presentamos el proyecto han sido absolutamente generosos. Ellos dicen ‘hay que apoyar el renacer de la cultura y cuenten con nuestro apoyo’”, explicó Partidas.

Sin embargo, hay algunos baches en el camino. “Nuestro reto más grande ha sido educar al público: la OSV no pertenece al Sistema. Es una confusión que hay en el público enorme. Eso también ha sido una labor de hormiguita, cada vez que buscamos patrocinantes, cada vez que abrimos un concierto, explicar que no son la misma institución”, indicó Partidas.

El sistema de orquestas con un millón de integrantes y más de 400 núcleos en todos los estados del país ha tenido una visibilidad mayor. El director Christian Vásquez sostiene que de ninguna forma ha opacado a otras formaciones del país. “La OSV tiene su programación estable en la Sala José Félix Ribas y en la Sala Ríos Reyna. Ellos tienen su público, nosotros el nuestro. Lo bonito de este concierto es que vino gente de su público. Seguro habrá personas que jamás habían ido a la Sala Simón Bolívar. El Sistema además abarca otras cosas. Somos un proyecto social y además no solo nos dedicamos a la música clásica, sino también a la música popular, coros. Pero no, para nada [opaca]”.

Para el concertino y director de la OSV, Alfonso López Chollet, se trata de dos grandes organizaciones musicales con matices: “El Sistema es una gran corporación, una gran organización mucho más grande que todas estas orquestas pequeñas. Orquestas como la Filarmónica Nacional, la Municipal de Caracas y la Sinfónica de Venezuela, en comparación, somos grupos minúsculos”, señaló.

“El Sistema tiene núcleos en todo el país, la Sala Simón Bolívar. Es una fundación del Estado con grandes recursos, el apoyo de la Unesco, el Banco Interamericano de Desarrollo. Muy buenos lazos a nivel internacional y han trabajado muy duro para tener todo lo que tienen. La Sinfónica de Venezuela es una sociedad civil. Somos una pequeña junta de condominio autogobernada en la que los músicos se encargan de preservar a la orquesta a través del tiempo”, enfatizó.

En la agenda de la Orquesta Sinfónica de Venezuela está presentar nuevamente Un concierto de película, en el que presentan grandes bandas sonoras y la inauguración de la Ópera Teresa Carreño, dirigida por Elisa Vegas. Siempre pensando en acercar más público: “A las audiencias hay que estimularlas mucho”.

Hacen un repertorio clásico en la noche, pero en la tarde una composición original con toques electrónicos. En eso andan.