Los diputados franceses aprobaron este jueves la creación de una comisión de investigación sobre los abusos sexuales y la violencia sexual en el mundo del cine y otros espectáculos, en línea con la eclosión del llamado Me Too en el cine francés.
El conjunto de los grupos parlamentarios adoptaron por unanimidad esta decisión tras el testimonio ante el Senado de la actriz Judith Godrèche, que reveló haber sido víctima de violencia sexual por parte de los directores Benoît Jacquot y Jacques Doillon, y denunció el muro de silencio que existe en el séptimo arte.
La comisión aprobada persigue «identificar los mecanismos y fallas que permiten esos eventuales abusos y violencias», «establecer responsabilidades» y «emitir recomendaciones» para evitarlas en el futuro.
La diputada ecologista Francesca Pasquini, que fue quien impulsó la creación de la comisión de investigación, aseguró que el objetivo de sus trabajos será «quitar la alfombra roja a los agresores».
A partir del próximo 20 de mayo, 30 parlamentarios comenzarán las audiciones que se desarrollarán a lo largo de seis meses para dar sus conclusiones como muy tarde en noviembre.
La reacción de los diputados se produce tras la lluvia de denuncias en el medio cinematográfico francés, pero también en otros sectores, como el sector audiovisual, teatro, moda o publicidad, que también entrarán en el ámbito de la comisión.
El testimonio de Godrèche, primero en el Senado y más tarde en la cámara baja, fue el acicate para lanzar esta iniciativa, tras la multitud de denuncias que se han ido sucediendo en esos sectores.
Si las declaraciones de la actriz de 52 años motivaron la apertura de una investigación preliminar en la justicia, muchas de esas denuncias chocan contra el plazo de prescripción, pero dejan entrever que existe una ley del silencio en el mundo del cine.
El paradigma Depardieu
Uno de los casos más paradigmáticos es el Gérard Depardieu, monstruo sagrado del celuloide francés, que ha visto como las demandas presentadas por algunas actrices quedaban archivadas por ese motivo.
Finalmente, la justicia decidió el pasado lunes enviarle al banquillo de los acusados en octubre próximo por dos presuntas agresiones sexuales cometidas en 2021 durante el rodaje de la película Les Volets verts, de Jean Becker.
Interrogado durante más de ocho horas, el intérprete de Cirano de Bergerac clamó su inocencia, pero no se libró de tener que responder en una visto oral.
Su nombre ha quedado, además, manchado, por que muchos otros testimonios le describen como un depredador sexual y acumula al menos tres denuncias por violación, una de ellas archivada por prescipción, otra en manos de la justicia española y, la tercera, en el tramo final del procedimiento jurídico podría sentarse también en el banquillo de los acusados.
En total, 14 mujeres denunciaron a Depardieu por diversos casos de abusos.
El caso de Depardieu sigue un patrón que se repite: cada vez que una mujer rompe el silencio, le siguen otras denuncias contra presuntos agresores por violencia sexual.
En el caso de Godrèche, menor de edad en el momento de los abusos denunciados, provocó que otras actrices atacaran al director Benoît Jacquot, como Islid Le Besco, que este miércoles publicó un libro relatando la violación que sufrió del cineasta, descrito como un predador sexual de menores.
La diputada Pasquini señaló que en Francia se considera que 160.000 menores, la mayoría niñas, sufren abusos sexuales cada año, señaló que el mecanismo de silencio sigue unos mismo patrones pero indicó que en estos sectores «parecen hacerlo con más facilidad porque funcionan de forma cerrada, como una gran familia».
En una reciente entrevista con EFE, la directora y cofundadora de Le Lab Femmes de Cinéma, una asociación que promueve la igualdad en el mundo del cine francés, Fabienne Sylvestre, afirmaba que directores y actores se cebaron en «presas que estaban a su alcance, las más jóvenes, las más débiles» y describía el cine como «un universo de dominación».