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Diego Márquez, un músico eterno y elegante

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La noticia se conoció la mañana del miércoles: Diego Márquez, baterista de Zapato 3, se había quitado la vida en su estudio en Suiza a los 51 años de edad. Nadie lo esperaba. Mucho menos sus amigos y compañeros de bandas, que coinciden en algo: era una persona sumamente talentosa y alegre, que contagiaba con su energía a los demás.

Diego Márquez fue junto con Fernando Batoni fundador de Zapato 3, una de las bandas más emblemáticas de la movida del rock nacional de la década de los 80. A ellos se unirían luego los hermanos Álvaro y Carlos Segura y Jaime Verdaguer, quienes aún integran la agrupación. El bajista conoció a Márquez en bachillerato. Desde ese momento –recuerda Batoni– comenzaron a trabajar juntos, intercambiar ideas y se hicieron grandes amigos. «Era una persona increíble, con un talento enorme y un concepto de la música sumamente elegante. Tenía un don enorme. Era mi pulmón y mi guía», dice el músico desde Barcelona, España.

La muerte de Márquez fue un shock para Batoni. Ambos mantenían mucho contacto. La última vez que hablaron fue hace una semana, cuando escogieron las canciones que tocarían en la gira de la banda que comenzaría en marzo en Venezuela. En ese momento, lo notó un poco desanimado por un inconveniente que tienen con sus pasaportes, que estaban tratando de solucionar para poder regresar al país. Nada por lo que alarmarse. De allí que la noticia lo sorprendiera tanto. «Es una pérdida inesperada porque estábamos montando un tour y lo que menos esperas es que en el proceso se te vaya un músico. Me siento devastado y no quiero volver a tocar».

Zapato 3

Juan Carlos Ballesta, editor de la revista La Dosis, también conoció al baterista cuando este era apenas un adolescente y formaba parte de aquella primera alineación de Zapato 3, cuando tocaban temas más «dark», recuerda. Con el tiempo, se hicieron buenos amigos y vio cómo Diego Márquez crecía como músico, incluso llegaron a trabajar juntos. «Como baterista conocía sus limitaciones, las trabajaba y se fue puliendo. Al mismo tiempo, Diego comenzó a componer y a tocar guitarra, también se convirtió en el líder de Pacífica. En los 90, ya estaba comenzando a producir y se convirtió en un ingeniero de sonido fantástico», afirma.

Ballesta recuerda al músico como una persona alegre con una risa muy contagiosa. «Es doloroso conocer que una persona tan joven, de cincuentaitantos y con tantas cosas por hacer, se haya muerto así, de repente. Solo tengo buenos recuerdos con Diego, buenos momentos, conciertos», dice.

Diego Márquez

Luis Villapol fue manager de Zapato 3 en su última etapa a finales de la década de los 90, también se define como el fan número uno de la agrupación. «Diego Márquez fue uno de los cinco responsables de formar parte del soundtrack de mi vida. Yo era un chamo cuando empecé a seguir a Zapato 3. Mi historia con ellos es la historia del fan que terminó con los años siendo su manager», recuerda.

Una anécdota que Villapol atesora con especial cariño fue cuando, en el año 2000, llevó a Pacífica a San Cristóbal para realizar presentaciones. En ese entonces, logró conseguirle a la banda un contrato en el que les pagarían bien, viajarían en avión, tendrían viáticos y se hospedarían en un buen hotel. Ante esto –recuerda–, Diego Márquez siempre estuvo muy agradecido y le decía: «Todos los músicos debían tener un trato así. Por eso, todas las bandas necesitan tener un tipo como Luis Villapol».

También recuerda de forma especial una entrevista en televisión que dieron Fernando Batoni y Diego Márquez por el regreso de la banda. Durante la conversación, la presentadora les preguntó por sus fanáticos y ambos dijeron: «Nosotros somos cinco músicos, pero sentimos que hay un sexto Zapato 3, que es Luis Villapol». Para el periodista fue una forma de reivindicar su trabajo. «Me gustó mucho ese homenaje y se consolidaron todos esos años de amor, cariño, trabajo y camaradería. Siempre tendré cosas buenas que decir de Zapato 3 y de Diego», asegura.

Diego Márquez

El periodista recuerda a Diego como una persona afable, con una sonrisa contagiosa y sin ego. «Hoy no está de luto solo Zapato 3 y el rock venezolano, sino la música venezolana porque Diego Márquez fue un gran músico que deja un legado importante. Tengo que agradecerle por todo lo que vivimos dentro y fuera del escenario».

Tras conocerse las circunstancias de la muerte del baterista, Gregorio Montiel Cupello reflexiona sobre el título del segundo disco de Zapato 3: Bésame y suicídate (1992). El periodista y productor musical señala que nadie imaginó el inquietante significado que tendría el nombre del álbum, 30 años después, ante la muerte del baterista. «Sabemos del pasado porque lo vivimos, del presente porque lo estamos viviendo, pero el futuro es una interrogante que, no obstante, de varias formas muchas veces se nos insinúa. El título del segundo registro de Zapato bien podría estar en esa dirección», indica.

Aunque no tuvo una relación cercana con Márquez, siguió su trabajo como músico y productor. «Entendía el fenómeno integral de la música y el sonido, que lo llevó a formar grupos como Pacífica, donde tocaba guitarra y cantaba, mientras por igual se sumergía en el estudio de grabación y se interesaba por la producción de discos y agrupaciones, o hacía trabajos de sonido para conciertos y shows».

«Con la muerte de Diego Márquez el rock venezolano pierde a uno de sus músicos más completos y productivos que escribió importantes páginas de la historia del género y le hizo sustanciales aportes», agrega Montiel Cupello.

Diego Márquez deja un legado musical no solo como baterista de Zapato 3, sino como vocalista de Pacífica, compositor, ingeniero de sonido y productor de importantes discos de la historia del rock venezolano, como Miss Mujerzuela, de Caramelos de Cianuro. «De todo lo horrible que pasó, lo único que destaco es que nace una leyenda. Diego es uno de los pilares del rock en Venezuela, es una figura emblemática e irrepetible», finaliza Fernando Batoni.

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