«No había un milímetro de mi cara que no estuviera cubierto por prótesis, las manos también, botarga de cuerpo completo, jornadas de 16 a 18 horas diarias, fue duro», dice Diego Boneta al referirse a su trabajo en la tercera y última temporada de Luis Miguel, la serie.
Lo comenta ahora con cierto desenfado. Hace meses que terminó el proyecto que lo mantuvo ocupado desde hace cinco años y que, ocasionalmente, lo trasladaba a su vida personal.
En la primera, recuerda, para ahorrar tiempo no se le quitó jamás el diastema, como se le llama al espacio que hay sobre todo entre los incisivos superiores centrales, un rasgo de El Sol, pero que él no tiene.
Eso le hacía hablar con cierto tono y, cuando se veía frente al espejo, seguía viendo al intérprete de «La chica del bikini azul».
«Llegaba a casa y seguía en personaje, siendo la primera vez que tenía una transformación total, era raro para mí. Llegaba a un restaurante y decía, ‘hola, qué tal, ¿cómo están?’ en tono de él y mis amigos me decían, ‘bájale’ (risas), pero lo hacía sin darme cuerta», recuerda divertido.
«Luis Miguel me trajo más oportunidades que en Los Ángeles, creo ahora los latinos podemos romperla en todos lados», añadió Diego Boneta
«En la segunda y tercera fue importante que una vez que acababa el día, dejara al personaje en el set, porque al final de cuentas creo ese es el chiste de la actuación», agrega.
La última entrega mostrará a Luis Miguel en sus últimos años: en problemas legales y económicos, cierto sobrepeso, discusiones con su hermano Alejandro y con su entorno.
La serie contó desde un principio con la autorización del cantante, estando en los albores del proyecto cerca de Boneta, quien absorbió sus movimientos.
«Lo vi en el set de Baby’ O cuando hizo su cameo y yo estaba en personaje. Nos tomamos una foto juntos, se me quedó viendo por instantes y me dijo: ‘Qué guapo estoy», recuerda divertido el actor.
Desde que supo de él en 2016, comenta, le gustó el proyecto. Además era el que lo traía a México después de ocho años trabajando en Estados Unidos, tiempo en el que había participado en La era del rock, al lado de Tom Cruise, Campamento del terror, summer y Chicas pesadas 2.
«Curiosamente me abrieron las puertas primero allá que acá, desde Rebelde (2006) no me habían llamado. Si me hubieran preguntado y a cualquier persona, con cuál iba a tener más éxito, si un musical con Tom y Catherine Zeta-Jones y Alec Baldwin o la serie de Luis Miguel, creo todos hubieran dicho que el primero, pero no fue el caso».
«Luis Miguel me trajo más oportunidades que los de Los Ángeles, porque es Netflix, por los números y el algoritmo, porque de pronto se corre la voz. Como sea, creo ahora el timing perfecto para los latinos es tomar eso y demostrar que los latinos podemos romperla en todos lados», subraya.
El año pasado, Boneta pisó la alfombra roja del Festival Internacional de Cine de Venecia con Nuevo orden, del director Michel Franco y que él produjo. La cinta ganó y ha sido vendida a varios territorios. Su personaje era completamente opuesto a Luis Miguel.
En este 2021 ya rodó al lado de Andy García y Gloria Estefan una reversión de El padre de la novia y ahora tiene preprando en su compañía varias series, una de ella sobre Adolfo Constanzo, narcosatánico mexicanos en la década de los 80.
Luis Miguel ya forma parte de su pasado: «Estoy listo para desprenderme, pero tampoco lo digo en mal plan, creo que ahora lo importante es encontrar otros proyectos como lo fue Nuevo orden, que no tengan absolutamente nada que ver con él».