Caracas es una ciudad donde abundan historias, formas y colores que respiran, cambian y se transforman constantemente. Llena de ruido y movimiento, la capital, que este año celebra su 455 aniversario, es también la fuente de inspiración para los artistas que deciden tomarla como musa para sus dibujos, sketches o postales. La tendencia es cada vez más frecuente en redes sociales. En las plataformas abundan las fotos de ilustraciones de lugares icónicos de la ciudad bajo la perspectiva de aquellos que se enamoraron de sus rincones, calles, edificios y, sobre todo, sus historias.
Carlos Carreño, ilustrador de 24 años de edad, el dibujante detrás de la cuenta Caracas Ilustrada, comenzó a dibujar la ciudad durante la pandemia. En ese momento el comunicador social egresado de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), mención Periodismo y Audiovisual, vio el dibujo como una forma de practicar sus habilidades. No imaginaba que su hobby llegaría a significar una fuente de ingresos. Tampoco sabía que lograría tener más de 5 mil seguidores en Instagram pidiéndole más ilustraciones de lugares icónicos de la capital.
Ver esta publicación en Instagram
En el caso de Manuel Lara, diseñador gráfico de 34 años de edad, egresado de la Universidad José María Vargas de Los Dos Caminos en 2009, su pasión por ilustrar los edificios que lo rodean empezó en 2015. A cargo de la cuenta en Instagram Greetings From Caracas, caminaba por el centro de la ciudad cuando se encontró con un edificio en el que vio clases de dibujo cuando era niño. Como no tenía nada más que un lápiz y una libreta, decidió plasmar su fachada, dándole una visión propia a la arquitectura deteriorada. Se dio cuenta de que cada edificio de Caracas era icónico para cada caraqueño por la cantidad de historias y momentos que resguardan en su interior. Desde entonces, no dejó de dibujarlos ni de contar sus historias.
Ver esta publicación en Instagram
Lo que para ellos fue el inicio de un hobby que se convirtió en un trabajo de tiempo completo, para otros es una práctica que lleva años realizándose en Caracas. Ese es el caso del arquitecto Maximiliano González, de 50 años de edad, quien también es coordinador y uno de los fundadores del grupo Urban Sketches CCS. Corría el año 2011 cuando González fue a una reunión con el periodista español Gabriel Campanario. El periodista, que vivía en Estados Unidos, formaba parte de un grupo de personas a escala global que se organizaban para salir a dibujar las calles y lugares de las ciudades. La idea le gustó y, tras conectar con los artistas que fueron a la reunión, se decidió seguir la misma dinámica en Caracas.
Ver esta publicación en Instagram
Los tres, con sus diferentes estilos y perspectivas, coinciden en un aspecto: están enamorados del caos, las historias y las formas características de Caracas, una ciudad a la que descubren y redescubren cada vez que afincan sus lápices.
Caracas Ilustrada
Para Carlos Carreño las ilustraciones no fueron su primer acercamiento artístico con la ciudad, ya antes tenía un proyecto de fotografía llamado Caracas en contraste. Allí mostraba fotos de los icónicos edificios antes y ahora. Como ya estaba familiarizado con la arquitectura de la capital, fue cuestión de tiempo, y algo de nostalgia, empezar a ilustrarla.
“Cuando hice la primera ilustración de la ciudad decidí que sería el restaurante Chef Woo de Los Palos Grandes. Lo decidí así porque me pareció algo cómico, todos estábamos aislados por la cuarentena. Ese fue mi reencuentro con el lugar al que iba con mis amigos. De alguna manera se viralizó esa ilustración, pasó de ser algo con mis amigos a ser algo de muchos caraqueños. Muchos me escribían: llevo cinco años fuera de Caracas y esto me hizo reconectar con tantas historias. O me decían: no puede ser, no sabes cuánto deseo volver a ese lugar. Esos mensajes de los caraqueños contándome sus historias en el lugar me motivaron a hacer la segunda ilustración. Decidí dibujar la Librería Lugar Común y muchos me escribieron contándome sus historias allí”, comenta.
De niño, Carreño dibujaba mucho. Nacido en el seno de una familia de arquitectos, creció viendo a su papá y a su hermano dibujar edificios. “Caracas me inspiró mucho cuando quise incursionar en la ilustración. Me encantó la idea de poder retratar lugares que de alguna manera tienen muchas historias”, señala. También le gustaría, comenta, realizar ilustraciones de otras ciudades del país como Maracaibo o Mérida, donde también vivió y tiene muchos recuerdos.
Antes de hacer una ilustración, explica, siempre trata de ir al lugar a conocerlo. Va con su cámara, toma fotografías y con eso hace las ilustraciones. Cuando comenzó, era muy incierto movilizarse libremente por las calles debido al covid-19, así que buscaba referencias en Internet y luego las ilustraba. Revela que decidió inspirarse en las tonalidades que utiliza Pixar en sus películas para crear su estilo.
Ahora, luego de ver que sus dibujos le permitían conectarse con las historias de los caraqueños, está enfocado en ilustrar lugares como restaurantes, cafeterías, bares. “De alguna manera, también busco sitios que son importantes, que están ahí y quiero inmortalizar con la ilustración. Eso fue algo que me pasó con El Molino. Tras hacer la ilustración, a los días dijeron que iba a cerrar. Es eso precisamente lo que quiero, inmortalizar los recuerdos de todos esos lugares que están ahí y que en algún momento dejarán de estar, pero permanecerán inmortalizados en mi ilustración”, afirma.
Enamorado del contraste que ofrece la ciudad con edificios modernos y otros que se quedaron en los años 80 a nivel arquitectónico, Carreño afirma que la nostalgia es un sentimiento presente y constante cuando las personas ven sus obras.
“Crecí escuchando las historias de mis abuelos, de mi mamá sobre cómo era la ciudad en los años 60 y 70. Era la promesa de Latinoamérica. Me gustaría poder vivir esa ciudad, quisiera que la ciudad cambiase y yo poder contar esa historia también. Quiero hacer un registro de su cambio más allá de la crisis que esté viviendo. Creo que eso es lo importante de lo que hago, generar debate del lugar, lo que se cuida y lo que no, con lo que nos identificamos”, reflexiona.
Lo está logrando con el proyecto Caracas Ilustrada. Gracias a esa cuenta en Instagram Carreño pudo ver su trabajo impreso, además de generar ingresos. “Quiero hacer cuadros y que se vendan, sobre todo la diáspora venezolana me ha pedido muchos y me gustaría poder hacerlos, venderlos y que mi arte llegue a otros lugares”, afirma.
Uno de los que más le piden es el Ávila, también piden los edificios con los que sus seguidores tienen una conexión especial, así como el Humboldt o la Universidad Central de Venezuela.
“Hay una frase muy linda que me gusta mucho del escritor Héctor Torres: Caracas muerde pero también abraza. A veces uno piensa: ‘wow, esta ciudad es agobiante por todas las cosas que pasan al mismo tiempo, pero, a la vez es atractiva la cantidad de historias que guarda’. Y eso me encanta”.
Saludos desde Caracas
Al diseñador gráfico Manuel Lara más que dibujar, le gusta ilustrar. Considera que hacer ilustraciones de Caracas es su forma de homenajear a la ciudad y mostrarla en su mejor faceta. “Trato de hacerla mejor con lo gráfico, trato de que la gente se vincule a través de sus vivencias. Entender que gracias a la ilustración todos formamos parte de la ciudad”, comenta.
Su principal herramienta de trabajo es la observación. Siempre que realiza una ilustración va al sitio y lo observa. Luego lo dibuja, toma fotografías y pregunta sobre el lugar a los residentes. “Creo que la observación es mi herramienta más importante, la segunda es el lápiz y el papel, luego el escáner, la cámara y los programas de ilustración digital como Ilustrator y Photoshop”, explica.
Como artista, se decidió por un estilo gráfico llamado Slac Art, caracterizado por las líneas gruesas en el borde y colores brillantes, un estilo que le permite, además, hacer un guiño a su profesión como diseñador gráfico. Desde el inicio le llamaba la atención el potencial que tenía la ciudad para ser protagonista en las obras de arte. Un día, hizo un retrato de la capital a través de postales.
“Mi abuela vino a Caracas en la década de los 50 como parte del éxodo petrolero. Vino porque su hermano le mandó una postal de la casa de Simón Bolívar. Ella vio la postal y decidió mudarse. El poder de la gráfica me pareció increíble: una señora de un pueblo se vino a Caracas solo por una foto. Decidí hacer postales de Caracas. Busqué postales viejas y vi que decían Greetings from Caracas, así surgió el nombre de mi proyecto”, cuenta.
Lo que más le gusta de dibujar Caracas son las sorpresas que se lleva. Muchas veces, relata, los edificios que ilustra son espacios de sorpresa que logran maravillarlo por la atmósfera que tienen. “Hay muchas cosas de Caracas que me encantan. Lo más bonito es tomar el lápiz en la mano y salir a conocerla”, afirma.
La visión que tiene de la ciudad es una Caracas de edificios más cuidados y personas más amables. Si tuviera que definirla, diría que la capital no tiene principio ni fin. “Caracas tiene muchísimas lecturas. Hay algo muy bonito y es que estamos hechos de historias. Nosotros, como ciudadanos que recorremos la ciudad a pie, tenemos muchas historias que contar de estos lugares que hablan de nuestra propia identidad. Si se conociera más la ciudad, se cuidara y si se cuidara, se querría más a Caracas”.
Aunque le encantaría dibujar otras ciudades, ya lo hizo en 2016 con Maracaibo, ha mantenido a Caracas como la protagonista. Lara cree que reivindicando la gráfica caraqueña podrá proyectar las artes visuales y que esté al alcance de todos.
Entre sus obras más pedidas, revela, están las ilustraciones del Crema Paraíso en Santa Mónica, el mural de la Avenida Bolívar, el edificio con la valla de Savoy, la torre Polar, el Hotel Humboldt, la Catedral de Caracas, entre otras. Los pedidos le llegan de personas que todavía residen en la ciudad, pero, sobre todo, de la diáspora venezolana que busca una forma de recordar de dónde es.
“La nostalgia es eso que se tiene por los tiempos. La ciudad que hoy conocemos ya mañana cambió. Lo más estable en Caracas es el cambio. La gente la ve con nostalgia por eso, pero más allá, es un llamado de atención: si antes Caracas lucía de una forma y no había tanta tecnología, ¿por qué ahora nos conformamos con menos? Es un llamado de atención”, reflexiona Lara.
En las calles, dibujando
El arquitecto caraqueño Maximiliano González, de 50 años, ha dibujado toda su vida. Al cursar sus estudios en la Universidad José María Vargas su pasión por el dibujo se definió más. Con la carrera, admite, aprendió a ver la ciudad desde otro punto de vista, una transformación que fue en aumento. Su estilo está influenciado por sus estudios y porque la ciudad es “muy dura y fuerte. El dibujante también capta situaciones y termina siendo cronista, somos un primo hermano del periodista. Capto situaciones, narro momentos con el dibujo”, asegura.
Como miembro y coordinador de Urban Sketchers Caracas, colectivo conformado por 17 artistas, González sale a las calles a dibujar la ciudad. El grupo está adscrito al capítulo Caracas de un grupo a escala global que se llama Movimiento de Urban Sketchers.
La decisión del lugar de Caracas que se irá a dibujar se toma por grupos, por temáticas o por otras personas que los invitan para hacer reseñas de los lugares. Los sitios se alternan entre los 5 municipios, el más visitado, revela, es el Centro de Caracas por su valor histórico. Es el más interesante, considera. Por Urban Sketchers Caracas han pasado alrededor de 300 personas, miembros que van y vienen, otros que se quedan.
“Mi experiencia como coordinador del grupo ha sido muy placentera porque cuando recorres la ciudad para dibujarla, la conoces a profundidad. Es como si antes de hacerlo fueras extranjero en tu propia ciudad y a través del dibujo la conoces mejor. También conoces muchas personas, tanto los que dibujan contigo como las personas que viven en los sitios que dibujas”, comenta.
A futuro, González señala que desean que la actividad sea más conocida. “Cada persona que hace un dibujo se lo queda pero queremos que esos dibujos sean conocidos. Queremos que se difunda la actividad de ir y recorrer la ciudad para hacerlo de una manera distinta”.
A lo largo de los años, asegura González, la ciudad ha cambiado notablemente, sobre todo en la forma en la que el caraqueño se comporta. “Desde la conflictividad política, la situación económica, hasta la crisis, todo ha causado cambios en la ciudad y los caraqueños no se comportan igual en la calle. Antes notabas que las personas se reunían más y salían, ya no tanto. Incluso la cuarentena ha cambiado Caracas”.
Con la llegada de las redes sociales la dinámica de dibujar Caracas también cambió. La disciplina de salir a dibujar la ciudad se mudó a las plataformas. Sin embargo, González no cambiaría el método tradicional de ir a un sitio con lápiz y papel y dibujar lo que ocurre por una ilustración digital en las redes sociales. “Salir a dibujar la ciudad es similar a dibujar con un modelo en vivo en un salón de arte. Esto me ha dado a mí y a los que están en el grupo una sensibilidad más profunda al momento de dibujar”, afirma.
Ese acto de ir al lugar ha logrado, además, que su relación con la ciudad se profundizara. “Sientes que no la conoces realmente hasta que la dibujas. No es lo mismo que tú vayas y le tomes una foto a un edificio, a que pases 50 minutos al frente del edificio dibujándolo. Eso te da una relación más íntima con el entorno”.
Asegura que Caracas siempre será una metrópolis del siglo XX bastante caótica, pero vivible. “Tiene características que no tienen otras ciudades, como sus áreas verdes y su gente, su forma de vivir. Yo no la cambiaría por nada”, concluye.
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional