Dianora Pérez es una artista que se atreve a mostrar más y que piensa el arte como un pilar de la sociedad. La creadora caraqueña de 36 años de edad, nativa de La Pastora, obtuvo el primer lugar en la vigésima edición del Salón Jóvenes con FIA inaugurado en Maracaibo.
Luego de sortear la ausencia de vuelos comerciales hacia el estado Zulia y sin tener certeza sobre cómo regresará a Caracas, llegó al Museo de Arte Contemporáneo del Zulia para compartir el espacio junto con el grupo de creadores que exponen 20 piezas hasta diciembre.
Problemáticas sociales, narcotráfico, incomprensión, corrupción y lenguajes alternativos son nociones que se mezclan en una obra que se aleja de las creaciones tradicionales de las bellas artes para dar prioridad a un contenido que engloba reflexiones sobre el presente. “Mi obra dice lo que nadie se atreve a ver. Es un testimonio que facilita la comprensión del contexto. Hablo de la muerte, de la corrupción y de las dualidades del lenguaje”, sostiene.
La participación de Pérez en el Salón consta de dos piezas: El narcolibro y el Libro blanco. El primero es una reflexión sobre casos de tráfico de drogas en Venezuela desde 2007; el segundo apela al registro de muertes violentas ocurridas en el país desde 2006. Ambos productos editoriales contienen en sus páginas pistas tipográficas que se presentan como un juego para el lector-espectador. Están además escritos en Braille, un sistema táctil pensado para invidentes, que dificulta el acercamiento a la pieza.
“Es una obra desgarradora que ayuda a comprender el momento que estamos viviendo. Toca aspectos políticos, sociales y artísticos de forma muy sutil, pero inteligente”, aseguró Idelisa Rincón, miembro del jurado del Salón. “La obra de Dianora se aleja un poco de los patrones estéticos de las bellas artes. Sin embargo, está cargada de un profundo trabajo de investigación, muy amplio, que abarca no solo lo noticioso sino también diversas técnicas de las artes plásticas contemporáneas”, precisó el curador del Salón, Yuri Liscano.
Límites del lenguaje. “Yo aprendí a escribir en Braille de manera autodidacta. Soy diseñadora y dentro de las técnicas gráficas, la tipografía es mi pasión. Ver cómo un caracter se transforma en un punto y se entiende universalmente es impresionante”, explica la artista, quien luego de conocer a la fotógrafa invidente Sonia Soberats comenzó a interesarse por las limitaciones del lenguaje. “Sonia me decía que la distancia entre el vidente y el invidente la hace quien ve. Ese lenguaje está gritando un montón de cosas pero muchos lo desconocen, por eso digo que está oculto”, añade.
Mientras experimentaba reproduciendo textos en Braille de Salvador Garmendia sobre aluminio, elaboraba un registro hemerográfico de casos de narcotráfico y muertes violentas. Así, ese lenguaje oculto dejó de ser solo una técnica y se transformó en un concepto. “Usándolo digo muchas cosas que pocos entienden, así me arriesgo a decir mucho más. A veces he tenido miedo porque hablo de cosas muy fuertes que pueden incomodar”, admite Pérez.
Para comprender las impresiones tipográficas se debe conocer el Braille, pero al mismo tiempo sobre ambas piezas hay sellos que representan la monotonía. “La muerte y la corrupción son algo cotidiano en este país, por eso cada caso tiene un sello. Solo cambia la fecha y el lugar”, refiere. Al utilizar el alfabeto y el lenguaje para invidentes se acorta ese distanciamiento del que hablaba Subirats y se proponen reencuentros en la sociedad.
Las piezas requieren la participación del espectador. “Necesitas tocar la pieza, sentir cada palabra. En el caso del Libro blanco estás tocando el nombre de una persona muerta”, informa. Aparte, ambas obras tienen un componente adicional importante, unos guantes. Los de El narcolibro son rojos y sobre ellos se lee: “Si de blanca quieres saber los guantes rojos te debes poner”; en los blancos también hay un texto: “Si la muerte no quieres tocar, las manos blancas debes llevar”.
Dianora es docente de Arte en la UPEL, estudió diseño gráfico en el Iutirla y ha realizado varios talleres en la ONG con Nelson Garrido y Juan Toro. Por varios años dirigió la imprenta del Pedagógico, donde nació su interés por la producción editorial. Ha participado en muestras colectivas como el Salón Octubre Joven y el Salón Aragua. En la 14 edición del Premio Mendoza recibió una mención honorífica y en el Salón de Jóvenes con FIA obtuvo un premio en metálico, la oportunidad de exponer junto al segundo y el tercer lugar del Salón y la posibilidad de investigar y crear en los espacios de la Universidad Bicentenaria de Aragua y de la UCAB.
XX Salón Jóvenes con FIA
Sala 5 del Maczul, Maracaibo
Horario: de martes a domingo, de 9:00 am a 5:00 pm
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