Suena el pulso constante de los latidos de un corazón registrado en un electrocardiograma. La Sala Espacio Plural del Trasnocho Cultural luce como un frío consultorio con dos camillas y un escritorio en el centro de la escena donde reposa una laptop. Tras un par de segundos, entran a la sala Corina (interpretada por Kate Ramos) y Cristián (interpretado por Mauricio Celimén). Toman lugar en cada una de las camillas: ambos se ofrecieron como voluntarios para un ensayo clínico con un nuevo fármaco experimental que busca curar la depresión.
La doctora Lorma (interpretada por Rossana Hernández) comienza a hacer las preguntas establecidas en un cuestionario de ingreso. Su tono de voz es frío e impersonal. Transmite la imagen de una mujer muy profesional, dedicada por completo a la ciencia. La experta empieza por preguntarle a Corina sus antecedentes de salud. Luego, hace lo mismo con Cristián. Al terminar, le pide a ambos una prueba de orina: es muy importante que nada influya en los resultados del ensayo que durará 5 semanas. Durante ese tiempo, ambos tendrán que permanecer en el lugar, sin teléfonos celulares y sometiéndose a dosis constantes de Rlu37, la droga experimental que están evaluando.
Apenas se quedan solos, Corina y Cristián se conocen. Desde el primer momento hay entre ellos una conexión. Él, extrovertido e insistente. Ella, reservada y enfocada en sus asuntos. Ambos comienzan su rol como sujetos del ensayo clínico que los lleva a reflexionar sobre sus vidas, lo que desean, lo que sienten y cómo se perciben a sí mismos. Entre fármacos, efectos secundarios y discusiones sobre la salud mental, los dos descubrirán el amor en El Efecto, obra escrita por la dramaturga británica Lucy Prebble.
En escena el público puede ver cómo la doctora y una enfermera pesan, miden y evalúan a los sujetos del estudio que funciona como un hilo conductor de la historia. Al terminar el chequeo, Corina y Cristián descubren que tienen varias cosas en común, como el hábito de comerse las uñas o cumplir años el mismo día. También hay aspectos en los que son opuestos: él con un optimismo envidiable, ella con una tristeza silenciosa que la llevó a interesarse por el ensayo clínico desde el inicio. “¿Eres feliz?”, le pregunta Cristián. “No me hagas esa pregunta”, contesta ella.
La pieza aborda el tema de la depresión a través de una historia de amor, un romance que surge en las condiciones menos esperadas. Mientras el público ve cómo se enamoran y coquetean, la doctora Lorma y el doctor Tobías (interpretado por Elvis Chaveinte), quien dirige el estudio, debaten sobre los efectos del enamoramiento para el ensayo. Ninguno de los dos está seguro si el amor que sienten los sujetos es una consecuencia de la droga o si, por el contrario, es un sentimiento genuino.
Dirigida por Sebastián Chong, de 23 años de edad, El Efecto resultó primera finalista del octavo Festival de Jóvenes Directores Trasnocho. Este fin de semana será el último de su temporada con funciones el viernes a las 5:00 pm, y sábado y domingo a las 4:00 pm.
Atreverse a dirigir sobre las tablas
En El Efecto, la historia va transcurriendo con transiciones marcadas por el aumento de la dosis del fármaco Rlu37. A medida que pasa el tiempo, el fármaco aumenta su efecto en los personajes. En ningún momento se deja de reflexionar sobre la depresión y cómo la medicina puede intervenir para ofrecer una posible solución que mejore la vida de las personas. Esa temática fue la que convenció al director Sebastián Chong de llevar el texto a escena. Motivado por razones personales, identificado con los temas que se abordan, Chong confiesa que llevaba cuatro años con el texto de El Efecto “guardado en el bolsillito”.
“Llegué hasta este texto por una búsqueda de Google. En ese entonces había empezado a ir a terapia. Me pareció muy curiosa la relación que se forma entre paciente y psicólogo. Dedicándome al teatro me interesé en investigar si existían obras que abordaran esa relación. Entre ellas salió El Efecto. Quizás esta obra no abarca tanto esa parte psicólogo-paciente, pero sí es un texto que a mí me impactó la primera vez que lo leí. Hizo que se me llenara la cabeza de imágenes”, cuenta.
Formado como actor desde 2019 en la escuela del grupo Skena y en el grupo Thepis de la Universidad Metropolitana, Chong asegura que con esta obra le pasó algo inusual: se interesó por ella como director, no como intérprete. Decidió, entonces, asumir el reto de dirigir por primera vez y se atrevió a postularse en un festival del que había oído hablar mucho, el Festival de Jóvenes Directores Trasnocho.
“Todo aquel que hace teatro y tiene algún tipo de aspiración en este medio quiere estar en el Festival de Jóvenes Directores Trasnocho ya sea dirigiendo o actuando. Desde que yo empecé en teatro siempre escuché de él y nunca me había atrevido. Creo que el atrevimiento surge de yo mismo obligarme y decirme: ‘es el momento”, confiesa. El joven se dijo a sí mismo que debía hacerlo incluso si en el fondo no se sentía preparado; o con la formación y herramientas que desearía tener. Para él, fue un acto de valentía y confianza hacia sí mismo y su talento, una decisión que lo llevó a vivir uno de los procesos más orgánicos y bonitos de su carrera.
Envió la propuesta, quedó seleccionado, se presentaron y resultó electo como primer finalista por el jurado. El panel estuvo integrado por el maestro Antonio Costante, el actor Antonio Delli, la directora de producción Eva Ivanyi, la guionista y parte del comité de programación del Trasnocho Cultural María del Pilar Arteaga y el director general del Trasnocho Cultural, José Pisano.
El premio le fue concedido “por un equilibrado trabajo sostenido sobre la complejidad de una obra que explora aspectos físicos y emocionales vinculados con un tema de gran actualidad. Le permite a su director controlar una propuesta de ajustados elementos y un desarrollo actoral sustancial, capaz de conmover al espectador”, explicó el jurado.
Interesado en lo que se dice
Para Sebastián Chong dirigir El Efecto fue como subirse a una montaña rusa de emociones y momentos, algunos muy buenos, otros no tanto. Al hablar de su experiencia como director se remite a las palabras de quien fue su maestro en el Grupo Skena, Héctor Manrique: “Un director no es más que una persona que crea espacios y ambientes de trabajo”. Para él, ese fue el reto más grande durante el proceso.
En su rol como director intentó crear esos ambientes en donde el equipo técnico y el equipo artístico pudieran trabajar en sintonía. Quería que las ideas se entendieran y se transmitieran de forma correcta. “Fue un proceso bellísimo, lo sigue siendo pero tiene sus retos y eso es lo rico, me llevo yo un aprendizaje gigante”.
Al describir el texto de Prebbel, Chong señala que como dramaturga la autora se caracteriza por escribir de manera formativa. Es decir, se interesa por enseñarle al público. “Es una obra que viene también a romper un poco con ese esquema de lo teatral. Nos habla de las cosas más informativas y de hechos”, describe el joven. Para él como director, continúa, lo más importante siempre será lo que se dice. Cómo se dice, por qué se dice y que se entienda lo que se dice. Allí está la magia de esta obra, afirma.
“Quería que el espectador entendiera cada cosa por la que van pasando estos personajes, cada momento, cada situación y emoción. Allí está el verdadero jugo de la obra. Para mí ese fue el enfoque más importante además de las relaciones de los personajes y el cómo se dice lo que se dice”, explica.
Un espejo de sí mismo
Tras alzarse como primer finalista y tener dos temporadas en Trasnocho Cultural, Sebastián Chong destaca lo mucho que lo ha cambiado dirigir El Efecto. Al llevar la historia a las tablas comenzó, de cierta forma, a darse cuenta de muchos pensamientos y actitudes que él mismo tenía sin saberlo. “Al final, el teatro es una forma de hacer, no terapia, pero sí catarsis. Creo que después de dejar tanto de mí, porque para mí también es un tema bastante persona el tópico de la depresión, hacer esa catarsis y llevarla a escena genuinamente me ha cambiado. Me hizo ver las cosas desde otra óptica”, reflexiona.
También lo ha ayudado a crecer como director y poder desarrollar un criterio. Con una historia que invita a reflexionar sobre la salud mental muchos han sido los comentarios que ha recibido. Sobre todo, opiniones que vienen de colegas del medio. Chong destaca: “Uno recibe de todo. Hemos tenido comentarios muy positivos, gente a la que le gusta mucho y gente que opina distinto. Hay personas para las que no es su estilo de obra y eso es algo que creo que es completamente natural y normal”.
Como director y actor, continúa Chong, siempre agradece los comentarios que no son del todo positivos porque lo ayudan a pensar las decisiones que tomó. “Empiezo entonces a reflexionar si vale la pena corregirlas o no, si son decisiones con las que me caso realmente”, explica. Concentrado en trabajar en nuevos proyectos de los que no puede revelar mayores detalles; y enfocado en presentarse en julio en el Trasnocho Cultural con la obra Las Esenciales del Grupo Thepis, Chong sigue apostando por el trabajo que hace sobre las tablas. “Si a una persona le llega esta obra, lo mueve, lo transforma… mi trabajo está hecho”.