Con las válvulas de las giras a pleno rendimiento tras la pandemia, 2022 trajo también un torrente de novedades discográficas que esperaron el momento de ver la luz y consagraron a los actuales reyes y reinas de la música, de Taylor Swift a Rosalía, pasando por Beyoncé, Bad Bunny y Harry Styles.
Todos tuvieron en común subvertir alguno de los principios de este mundo, ya fuesen sus bases puramente musicales o las leyes promocionales.
Fue el caso de Midnights, el gran golpe en la mesa de Taylor Swift, que con toda probabilidad acabará 2022 como el más vendido del mundo pese a publicarse sin sencillos de anticipo.
Con él se materializó su vuelta al pop tras el inesperado acercamiento previo al folk alternativo en los intimistas Folklore (2020) y Evermore (2020). A ellos les siguió en 2021 la regrabación de dos de sus álbumes clásicos, Fearless y Red, que convirtieron a la estadounidense en una figura omnipresente.
De ese Red surgió además la versión extendida de «All Too Well», más de 10 minutos de canción que recibió múltiples nominaciones y galardones. La versión llegó acompañada de un cortometraje que la propia artista guionizó y dirigió.
A esa ubicuidad de Swift solo le faltaba una pata para ser absoluta en 2022: el anuncio de su retorno en 2023 a los escenarios. La taquilla reventó las previsiones y el sistema del gigante Ticketmaster, que a raíz de ello está siendo investigado en Estados Unidos por sus prácticas.
Año de esperados retornos
A diferencia de las rutinas actuales que explotan sucesivamente diversos temas durante meses (e incluso años) hasta la salida al mercado del álbum, Swift y otros artistas escogieron la semisorpresa en 2022 para dar a conocer sus novedades. Tal fue el caso de Dawn FM de The Weeknd, lanzado una semana después del anuncio.
En una senda similar, Beyoncé apenas dio a sus seguidores mes y medio de plazo para hacerse a la idea de que sacaría un disco nuevo titulado Renaissance. El álbum llega seis años después de su último trabajo a su nombre (con la salvedad de la BSO de la película The Lion King, de 2019).
El suyo fue uno de los retornos más ansiados, pero no el único. Ahí quedó «Lift Me Up» de Rihanna, el tema que grabó para el filme Wakanda Forever y que constituye su primer material inédito propio desde Anti (2016), un exiguo consuelo ante la eterna espera de su noveno álbum.
Otros sí firmaron y con nota su vuelta con esperados nuevos álbumes, véase Bruce Springsteen con sus versiones de soul (Only The Strong Survive), pero sobre todo Arctic Monekys (The Car) o Kendrick Lamar (Mr. Morale & The Big Steppers) y SZA (S.O.S.), en ambos casos cinco años después de sus aplaudidos discos previos.
El español se consagra mundialmente
En una cosecha con predominio de nombres femeninos, el de Harry Styles fue uno de los pocos masculinos que logró destacar. No lo hizo apelando a la testosterona, sino insistiendo en una estética andrógina que le llevó a ser objeto de loas y también de polémica. ¿Lo hace como un ejercicio de auténtica expresión personal o en busca del foco mediático?
Menos debate hubo en torno a la calidad de su Harry’s House, considerado por la crítica uno de los mejores álbumes del año gracias a cortes como «As It Was», al igual que Un verano sin ti de Bad Bunny, otro artista que a menudo ha apostado por subvertir los roles de género.
El puertorriqueño, que estos meses debutó como actor con Bullet Train junto a Brad Pitt, repitió por tercer año consecutivo como el artista más escuchado en Spotify. Se alzó además con su último disco como el más nominado de los Latin Grammys.
Además, rascó otras tres candidaturas para los próximos Grammys, incluida la de mejor álbum. Eso se lee no solo como su consagración mundial entre el público y la crítica, sino también como la de la música en español.
Esa teoría vino a refrendarla la española Rosalía. Su ansiado Motomami recibió aún mayores elogios que el previo El mal querer (2018), con el que dio el salto al ámbito internacional, gracias a su estudiada fusión de flamenco, jazz, reguetón primigenio y clásicos de la música latina, pero también Jimmy Hendrix, Bob Marley o Lola Flores.
Igualmente reconocido fue su dominio de las redes sociales para impulsar su carrera, especialmente de TikTok. Hizo un directo ya emblemático que incorporó con acierto los códigos de la generación Z y que luego supo plasmar en una gira conceptualmente revolucionaria.
Además, suyo fue el premio al Mejor Álbum de los Latin Grammys, así como la unanimidad de la crítica periodística. Desde The New York Times a Rolling Stone, pasando por Pitchfork, The Guardian o NME, todos coincidieron en que Motomami está entre lo mejor del año, ya sea con «D de dinamita», «H de hondura» o «con Z de zarzamora, zapateado y zorra también».
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