ENTRETENIMIENTO

De Cumaná a la coronación de Carlos III, la historia del violinista Juan Manuel González

por Avatar Alba Freitas

Las notas de los violines resuenan en la imponente Abadía de Westminster al interpretar el himno británico Zadok the Priest compuesto por Georg Friedrich Händel. El coro, integrado por jóvenes principalmente, se une a la orquesta con los primeros versos de la pieza estrenada en 1727 durante la coronación del rey Jorge II. En el centro del recinto, frente al altar, los guardias trasladan cuatro pantallas bordadas diseñadas especialmente para la ceremonia. Carlos III, de 74 años de edad, se quita la túnica y se sienta en la milenaria silla del rey Eduardo donde el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, lo unge con el aceite sagrado. Todo ocurre tras las pantallas colocadas a modo de biombo, tal como dicta la tradición. Es el momento más sagrado y privado de la coronación del rey del Reino Unido y, entre los 30 intérpretes de la orquesta que musicalizan el gran momento, se encuentra el violinista venezolano Juan Manuel González.

El también violista y director de orquesta de 45 años de edad, nacido en Cumaná, estado Sucre, se emociona al recordar lo significativo que fue ese momento. Para él es indescriptible lo que vivió: estuvo entre los músicos (el único latino, además) que interpretó un himno que sonó por primera vez hace cuatro siglos en el mismo recinto donde él tuvo la oportunidad de tocarlo. “Fue como viajar en una máquina del tiempo a 1727”, comenta. Ser parte de la coronación del nuevo monarca, hace una semana, lo hizo sentirse más cerca de la historia. Su nombre estará en los registros del evento histórico, pero no solo será eso. González afirma que junto a él figurará su historia: “Soy cumanés y vengo de aprender violín en el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela”.

En un país como Reino Unido, respetuoso de las tradiciones y las instituciones, González tuvo la oportunidad de estar en uno de sus ritos más significativos: la coronación de un monarca. Para el evento se conformó una orquesta de cámara con 30 músicos provenientes de las orquestas en las que Carlos III es jefe del patronato. Hubo intérpretes de la Royal Opera de House, de la Orquesta de Cámara de Escocia, la Orquesta de Cámara Inglesa, la Orquesta de Ópera de Gales, la Filarmónica de Londres y la BBC National Orchestra of Wales, de la que forma parte el venezolano desde el año pasado.

Juan Manuel González

Juan Manuel González en la ceremonia de coronación del rey Carlos III | Foto Archivo

No hubo audición para ser parte del histórico evento en el que se coronó al primogénito de la fallecida Isabel II. “Si eras miembro de alguna de estas agrupaciones, la comisión artística y gerentes de la orquesta decidían si ibas. De mi orquesta fuimos el primer oboe, un violista y yo”, cuenta el músico. La directiva, junto con la concertina, decidían quiénes serían los convocados. Solo los mejores podían estar en la ceremonia. En el caso de González se enteró de que lo habían escogido por una llamada que recibió hace dos meses cuando estaba de visita en Venezuela. “Dije que sí de inmediato. No fue difícil tomar esa decisión”.

Mantuvo en secreto que formaría parte de algo tan significativo como la coronación de Carlos III. Por razones de seguridad el Palacio de Buckingham les había prohibido hacer comentarios al respecto. El día del evento, González le pidió a sus amigos que vieran la ceremonia “por si ven un rostro familiar entre los músicos”. El  repertorio que interpretaron fue amplio y variado. Entre las 12 piezas hubo algunas de Händel así como una muestra del patrimonio musical del país. También hubo obras creadas especialmente para la ocasión por Sir Andrew Lloyd Webber. Fue una ceremonia larga con un amplio repertorio que ensayaron durante cinco días.

“Tuvimos como director a Antonio Pappano, el nuevo director designado de la Sinfónica de Londres. Es un gran artista, nunca había trabajado con él y me emocionaba mucho hacerlo. Este evento me permitió tocar con grandes de mis héroes artísticos”, confiesa. El mayor reto, explica, fue la logística. La orquesta estaba muy lejos de los coros y de las trompetas de las Fuerzas Armadas en la abadía. La distancia, aunque todos eran grandes intérpretes, podría perjudicar la sincronía. “Pasamos bastante tiempo ajustando para que la distancia no influyera en el nivel de interpretación. La distancia fue compleja, pero lo hicimos bien”.

Cuatro días después de la coronación es que Juan Manuel González comienza a ser consciente de la magnitud de lo que vivió. Tras salir del evento viajó a Berlín, Alemania, donde residen sus dos hijos, Camilo y Félix. El menor, Félix, cumplió años el viernes 5 de mayo y no pudo estar con él así que viajó para pasar el domingo con él. El lunes regresó a Londres y llegó el martes a Gales directo a trabajar. No fue sino hasta el miércoles que logró ver la grabación de la coronación. “Fue el primer día en el que me di cuenta de lo bonito que fue todo, es una experiencia grande no solo para mí sino para todos. Mis hijos están orgullosos”.

González ha recibido mensajes de todas partes del mundo, videos y comentarios. Amigos de varios países, familiares e incluso vecinos cumaneses le agradecen. Es un momento de felicidad para todos. “De una u otra manera esto ha ayudado de manera positiva a que el mundo escuche de lo bueno que hay en Venezuela”.

Juan Manuel González

González en el primer ensayo de la coronación en la Abadía de Westminster. 1 de mayo | Foto Cortesía

Un interés adquirido

Tocar el violín ha llevado el nombre de Juan Manuel González a ser parte de un momento trascendental en la historia contemporánea de Reino Unido.

El intérprete comenzó en la música a los 8 años de edad. A diferencia de otros músicos, cuenta, sus inicios no se dieron por un interés innato. Fue su madre, quien al conocer que la Orquesta Juvenil de Cumaná estaba abriendo inscripciones, lo motivó. “A ella siempre le han interesado las artes. Entonces nos inscribió a mi hermana, a mí y a mis primos. Todos juntos íbamos a pasar las tardes en la orquesta”.

Todavía recuerda esos primeros años de formación en El Sistema cuando llegó a la orquesta por decisión de su madre. Al principio le gustaba la idea de aprender a tocar la trompeta. Fanático del jazz y la salsa, ser trompetista era una idea que le resultaba fascinante. Su papá dijo no: “Ese instrumento hace mucho ruido”. Decepcionado, buscó otra alternativa y de tanto escuchar a los otros niños pedir aprender a tocar violín, terminó él también considerándolo.

Juan Manuel González

González interpretando el Concierto para Violín y Orquesta No. 1 de Max Bruch con la Sinfónica de Sucre | Foto Cortesía

“Para mí tocar el violín fue como un accidente feliz, porque así como decidí eso pude haber escogido cualquier otra cosa. No hubo nada especial que me hiciera escogerlo. Es una historia un poco opuesta al romance. No fue amor a primera vista. Honestamente no había nada especial que me llamara la atención del violín”. Fue después de años de formación que comenzó a sentir pasión por destacar como violinista, años en los que contó con la guía de varios maestros que todavía recuerda y que ahora son sus grandes amigos.

Entre ellos, María Mercedes Nolasco y Camilo Acosta. “Sobre todo Camilo me ayudó mucho a motivarme. Tenía 12 años más o menos. Él iba de Caracas a Cumaná cada quince días a dar clases y aunque no fue mucho el tiempo que estudié con él, me ayudó a entender que con la música es sencillo lo que tienes que hacer: disciplina, disciplina, disciplina. Eso se me quedó grabado desde muy pequeño”.

Paso a paso, año tras año, González continuó formándose en la orquesta de Cumaná, esa ciudad con playa que todavía, a sus 45 años de edad, añora. Lo que comenzó como una actividad extracurricular motivada por el interés de su madre pasó a ser parte de su disciplina diaria. Llegó, incluso, a ser el concertino en la Orquesta Sinfónica de Sucre. Y así, en 1998, en busca de nuevos retos artísticos, se convirtió en el concertino de la Orquesta Sinfónica de Venezuela en Caracas.

Cumaná. Año 1996 | Foto Cortesía

Rumbo a la capital

La llegada de Juan Manuel González a Caracas estuvo marcada por la curiosidad. El intérprete quería saber qué hacían y cómo vivían sus colegas en la capital. Viajaba constantemente a la ciudad para ver clases en el conservatorio hasta que un día se enteró de que la Sinfónica de Venezuela tenía audiciones. Y se presentó. “Fue muy gracioso porque el día de la audición llegué al Teatro Teresa Carreño muy temprano. Escuché a una chica calentar con una de las piezas que iban a evaluar y dije: ‘¿Qué estoy haciendo aquí? Yo me voy mejor’. Me fui del teatro”.

Sin creerse capaz, se comió una arepa en Parque Central. Una vez terminó de comer, pensó: “Ya estoy aquí y, al final, nadie me conoce. Si me va muy mal, puedo regresar a Cumaná. Nadie sabe que estoy aquí audicionando”. Regresó, audicionó y ese mismo día le ofrecieron un puesto entre los primeros violines. “Fue una sorpresa muy grata, fue el principio de mi etapa en Caracas y fue algo lindo estar en la Sinfónica”.

Lista de músicos que formaron parte de la Orquesta de la Coronación | Foto Cortesía

En 2002, tras cuatro años con la Sinfónica de Venezuela, Juan Manuel González hizo maletas y se fue a Inglaterra. “Conocí a una chica alemana llamada Ully, teníamos una relación a distancia. Ella venía a visitarme y yo iba a visitarla, en algún momento de esas visitas estuve en Londres. Alguien tenía que tomar la decisión de hacer algo”, comenta. Para ese momento, sentía que como músico ya había logrado mucho en Venezuela, era concertino, daba clases en el conservatorio, había sido solista… Londres lo llamaba y lo atraía. Y, además, estaba enamorado de la mujer que se convertiría en la madre de sus hijos, hoy su exesposa. Renunció entonces a la Sinfónica, al conservatorio y se fue a Inglaterra a empezar de cero. Así llegó, sin beca, trabajo ni residencia.

Tenía que ganar dinero. En ese momento el Metro de Londres abrió un esquema para músicos que podían tocar en las estaciones. Decidió audicionar con la Chacona de Johann Sebastian Bach. Con su nivel de interpretación, los encargados de la selección no creían que quisiera tocar en el metro. “Me aceptaron y me dieron mi licencia. Eso fue lo primero que hice aparte de aprender inglés”.

Del metro a las grandes orquestas

Para Juan Manuel González fue muy interesante la experiencia de tocar en el Metro de Londres. Allí conoció a muchísimas personas de todas las orquestas del mundo. En ese entonces no se conocía mucho lo que pasaba artísticamente en el país. Él solo tenía nombres de orquestas y maestros relacionados con Latinoamérica. Fue complicado, sí. Vivía de tocar en el metro, un trabajo que le permitía costear sus clases de 125 libras (160 dólares aproximadamente) la hora, la renta y la comida.

Hasta que un día, mientras tocaba en la estación, pasó un director y le preguntó si conocía conciertos clásicos. “Me empezó a pedir que tocara diferentes conciertos. Básicamente me audicionó en el metro. Así fue como me invitaron para una audición en la Britten Sinfonia y entré en esa orquesta, una de las más relevantes de Reino Unido. Eso fue en mi segundo año en Londres, en 2003”.

Giras, conciertos y familia

A Juan Manuel González le iba muy bien en Inglaterra hasta que en 2005 su entonces esposa quedó embarazada de su primer hijo, Camilo. Decidieron mudarse  a Alemania, país al que define como un lugar muy bueno para tener familia. Allí nacieron sus hijos, primero Camilo, luego Félix, y comenzó a hacer audiciones nuevamente. “Trabajé con la orquesta del Konzerthaus, con la Orquesta de la Ópera de Alemania por varios años, entré por concurso en la Orquesta de Cámara de Alemania. Hice cosas muy lindas, muchas cosas pasaron en Alemania. Toqué con grandes directores y músicos. Para mí fue una gran escuela ese tiempo. Aportó muchísimo a mi formación musical”.

Foto de González en Berlín con sus hijos el día después de la coronación. Viajó al terminar la ceremonia en Londres para celebrar el cumpleaños de Félix | Foto Cortesía

Residenciado en Berlín, González comenzó a tener una relación artística y musical muy estrecha con México, país al que acudió en 2010 en una gira junto al tenor mexicano Rolando Villazón. “Cuando estuve allá la gente de Fomento Musical, que es el equivalente a El Sistema, me invitaron a dar clases magistrales. Fui. Luego pidieron dictar otros cursos y así comenzó una relación que no ha terminado”.

En 2014 fue a México como concertino de la Filarmónica de Jalisco, donde trabajó un tiempo. Para ese entonces necesitaba una pausa de Europa porque ya eran demasiados años tocando en ese continente. Su tiempo en México lo describe también como una buena experiencia, pero como sus hijos vivían en Berlín, los veía muy poco: cada cuatro meses. No era suficiente. Decidió regresar a Europa. “Londres siempre me ha encantado, así que decidí volver a buscar trabajo allí. La BBC abrió sus audiciones, la pasé e hice un período de prueba. Ellos te van ofreciendo proyectos hasta que finalmente te ofrecen el puesto fijo. En octubre de 2016 comencé mi trabajo con la BBC National Orchestra. Allí estuve hasta 2022 cuando pasé a ser parte de la BBC National Orchestra of Wales, donde estoy actualmente”.

Nexos con Venezuela

Como intérprete, Juan Manuel González se siente musicalmente más cómodo en Inglaterra. A su juicio, el trabajo artístico del país está en la mitad entre lo que ofrece México y Alemania. Hay estructura pero también hay mucha libertad artística, la gente es muy atrevida musicalmente, lo que valora mucho. Algo que ha aprendido con tantos años viajando es que cada país tiene su realidad musical. Como migrante venezolano y artista, señala, se ha tenido que adaptar a las tradiciones y culturas para tener éxito. Eso actualmente no le supone ninguna dificultad pues le gusta el ritmo de vida que lleva.

En la BBC National Orchestra of Wales Juan Manuel González encontró lo que buscaba. La ciudad es más pequeña que Londres y está la playa que todos los días le recuerda a Cumaná. Cada vez que sale de ensayo puede disfrutar del sol, del mar, del paisaje que le recuerdan de dónde viene. Siente nostalgia por esa época en la que, junto con su hermana y sus primos, pasaba las tardes en la orquesta juvenil. “Fue una decisión muy fácil venirme para acá. La orquesta es increíble y la vida es más tranquila, puedo caminar mucho. Aquí vivo con mi esposa mexicana Natalia Paredes que es violista. En Berlín está mi exesposa con los niños que vienen de vacaciones”.

Juan Manuel González

González con su esposa Natalia (violista). Al lado de ella el solista internacional (violín) James Ehnes y su compañero violista de la BBC National Orchestra of Wales Tets después de ensayo | Foto Cortesía

Reconoce que actualmente hay un éxodo masivo de músicos venezolanos a los que les va muy bien y son exitosos. Sobre todo, hay una fuerte presencia de músicos venezolanos en Latinoamérica porque hay menos restricciones con las visas. “La situación de los que van al extranjero no es la misma que cuando yo salí en 2002. En ese entonces no se había dado todavía  el impacto mediático que luego tuvo Dudamel. Aunque la Simón Bolívar siempre ha hecho grandes cosas y tiene una gran reputación, fue con Dudamel que el papel de los músicos venezolanos se proyectó. Ahora, cuando la gente escucha que eres un músico de Venezuela, esperan grandes cosas. Lo primero con lo que asocian a los venezolanos es con las orquestas”.

Gónzalez paseando por la marina de Gales | Foto Cortesía

Espera poder descansar un poco de las últimas semanas que resultaron intensas para él. Estuvo trabajando en varias grabaciones con la BBC para soundtracks de películas. Fue parte del soundtrack de la película Dos papas. También vienen conciertos en Inglaterra por invitación, proyectos de música de cámara y este año desea grabar discos con compositores latinoamericanos y uno dedicado solo a compositores  venezolanos.

“Me emociona también ir a Venezuela en agosto a visitar a mi mamá, me encantaría hacer nexos con el país. Además quiero pasar tiempo con mi esposa y mis hijos, eso tendrá una prioridad gigantesca en los próximos meses”, comenta. Pero, sobre todo, está interesado en trabajar con El Sistema, dar clases y motivar a los jóvenes que se están formando en Cumaná, su ciudad, donde todo comenzó.