A casi 80 años de su estreno, sigue siendo para muchos entendidos la mejor película de todos los tiempos. Ciudadano Kane (1941), la obra maestra dirigida y protagonizada por Orson Welles, no solo fue una cinta revulsiva por su audaz guion o su propuesta cinematográfica: fue sobre todo un excepcional drama sobre las cimas y honduras humanas, que aún hoy goza de pleno sentido cuando se piensa en el poder desbocado y su consecuente fracaso. No por nada la historia de su personaje principal, Charles Foster Kane, era una velada (o no tan velada) biografía del todopoderoso magnate de los medios de comunicación William Randolph Hearst, quien hizo todo lo posible para que la película no llegara a estrenarse. Y aunque logró sabotear en alguna medida su éxito en salas, el impacto que generó el jovencísimo y atrevido Welles (era apenas un veinteañero cuando filmó la película) dejaría secuelas imborrables.
Hoy, en la compleja tarea de hacer una película a la altura de semejante monumento fílmico está David Fincher (Denver, 1962), cineasta de aclamadas películas como Seven, Zodiaco o Red social. Su más reciente obra, disponible actualmente en Netflix, es Mank, acaso el filme más ambicioso de su carrera y una suerte de reflejo alterado de Ciudadano Kane. Porque Mank cuenta la historia de la concepción de la película de Orson Welles, pero no centrada en el punto de vista del director, sino en el de Herman J. Mankiewicz, tormentoso y brillante coguionista de la cinta.
Mank cautiva desde su propia concepción, que hace referencia directamente al filme de Welles: habla, por ejemplo, del misterioso Rosebud, la palabra que menciona el protagonista y que se convierte en el secreto y la clave de su argumento; tiene también la misma estructura de idas y venidas, con flashbacks que van introduciendo al espectador en las entrañas de su historia; y replica además su soberbia estética cinematográfica, devenida en imagen y esencia del Hollywood de los años 30 y 40.
En comunicación con El Comercio a través del correo electrónico, Fincher respondió sobre esa apuesta. ¿Fue esa la factura visual que se quiso plasmar desde un inicio del proyecto? «Sí, desde el principio. Si quieres retroceder en el tiempo, el blanco y negro obviamente ayuda. Y lo encontramos realmente liberador, porque el color puede ser una distracción. El blanco y negro te retiene más en la composición, en la estructura», señala el cineasta.
«Queríamos capturar esa época, pero no estar atados a ella –agrega Fincher–. Consideramos los métodos que se usaban, tomamos lo que era útil y luego optamos por lo que sentimos correcto. Entonces, la relación de aspecto es diferente a la de Ciudadano Kane [N. del R.: el original era una pantalla casi cuadrada, Mank es panorámica], pero la mezcla de sonido es bastante similar: en mono, como de radio AM, tratando de capturar la sensación que obtienes de esas películas. La iluminación tiene algo de la sensación de Kane: usamos los fundidos que hizo Welles, en los que se bajan las luces en el set y se oscurece. Y también usamos un enfoque bastante profundo. Erik Messerschmidt (el director de fotografía) fue excelente capturando ese espíritu, pero no fuimos religiosos al respecto».
Polémica autoría
La trama de Mank aborda, además, uno de los aspectos más controversiales de Ciudadano Kane: la autoría del guion que Herman J. Mankiewicz disputó a Orson Welles y que, tras una lucha que terminó enemistándolos, consiguió que le fuera reconocido. De hecho, fue por el guion de la cinta que ambos ganaron el premio Oscar de 1942. Ninguno acudió a la ceremonia.
Le preguntamos a Fincher si su película podría cambiar la visión que se tiene de Orson Welles como el genio único y acaparador detrás de Ciudadano Kane: «Escuché por primera vez sobre Kane por mi padre, Jack Fincher, mucho antes de verlo [N. del R.: el guion de Mank fue escrito por el padre del director, fallecido en 2002]. Luego, cuando finalmente vi la película en una clase de apreciación del cine, me sorprendió: la velocidad del pensamiento, la amplitud de las ideas. Y parecía que Orson Welles estaba en el centro de todo: estrella, director, coguionista. Más tarde leí el ensayo de Pauline Kael, Raising Kane, que introducía la idea de que Herman J. Mankiewicz era el responsable del guion; al menos, esa era su opinión. Pero hacer películas es más complicado que eso. Y Mank no se trata de un crédito, se trata de lo que se necesita para crear algo».
Hombre e industria
Otro de los atributos de Mank es su elenco, en especial el papel protagónico de Gary Oldman como el atribulado Mankiewicz. «Conozco a Gary desde hace mucho tiempo y habíamos hablado de trabajar juntos, pero nada había funcionado –nos cuenta Fincher sobre la elección del actor–. Y cuando Netflix me preguntó qué quería hacer a continuación, las cosas finalmente encajaron. Mank es un personaje complicado, tiene muchos aspectos diferentes: era hilarante, estaba triste, se preocupaba, estaba enojado. Necesitaba un actor que fuera capaz de ser todas estas cosas diferentes, a menudo dentro de la misma escena. Y no hay muchos que sean capaces de hacer eso y que estén dispuestos a hacerlo».
Mank es, por último, un retrato fascinante de los dramáticos cambios sufridos por los estudios de Hollywood en los años posteriores a la Gran Depresión. Un escenario de transformación que también atraviesa la industria hoy, entre la pandemia y el auge del streaming. Con su primer largometraje en Netflix, Fincher también parece estar diciendo algo sobre esa situación. «En este momento, sin las plataformas, creo que no habría mucho cine como reflejo de nuestra cultura. En los 70, la última edad de oro del cine, 80% del negocio estaba en el rango medio. Ahora me parece que, sin los streamers, todos estaríamos imitando a Marvel», sentencia. Por lo pronto, Mank es indiscutiblemente una de las películas que hay que ver en esta temporada de premios.
Título original: Mank.
Plataforma: Netflix.
Género: drama.
País y año: Estados Unidos, 2020.
Director: David Fincher.
Actores: Gary Oldman, Amanda Seyfried, Charles Dance, Lilly Collins.
Nominaciones al Oscar 2021: 10, entre ellas: Mejor película, Mejor Dirección (David Fincher), Mejor Actor (Gary Oldman), Mejor Actriz de Reparto (Amanda Seyfried).