Esta semana Linda Otero y David Calcaño pensaban pasar unos días de vacaciones, en medio de la nada, dice él, por la costa oeste de Estados Unidos. Ha sido un año de trabajo duro y los planes de este matrimonio venezolano eran desconectarse un poco, recargar baterías y regresar a Los Ángeles, donde residen desde hace una década. Pero la realidad ha sido otra.
El 29 de octubre, el canal oficial en YouTube de Frank Sinatra publicó el video animado de una canción de Navidad de «La Voz», como viene ocurriendo desde hace algunos años. En esta ocasión, la pieza escogida por Universal Music, el sello discográfico propietario del catálogo del célebre intérprete estadounidense, fue «Have Yourself A Merry Little Christmas». Y Fantoons, el estudio de animación creado por Otero y Calcaño hace 10 años, fue el encargado del concepto y realización del video, el tercer audiovisual que la compañía crea para una canción del artista después de «Jingle Bells» (2019) y «The Christmas Waltz» (2020).
No imaginaron entonces ni la productora ejecutiva de Fantoons ni el director creativo del estudio que el nuevo video, una historia sobre la migración venezolana en la que aparece el Ávila, la Cromointerferencia de color aditivo de Cruz-Diez que está en el aeropuerto internacional, una familia reunida haciendo hallacas y un puesto de arepas acompañados por la voz de Frank Sinatra, conectaría con tantos venezolanos.
El video se hizo viral, se compartió en infinidad de grupos de WhatsApp, en Instagram, Facebook y Twitter. Y David Calcaño, el escritor y editor de la pieza, aún se sorprende del alcance de su más reciente trabajo. La ruta trazada para el viaje cambió. Paró en un pueblo de Oregon cuyo nombre no recuerda para atender en dos días a los medios de comunicación que quieren contar su historia. «Pretendíamos descansar, pero no hemos podido. Han sido días de buenas noticias, ya tendremos tiempo para desconectarnos», dice el ingeniero de sistemas, de 45 años de edad, graduado en la Universidad Metropolitana.
Hace 18 años dejó el país con su esposa gracias a una oferta de trabajo, como ingeniero, en Londres. Una carrera que cursó por complacer a sus padres porque su sueño estaba muy lejos de lo que estudió. «Yo siempre quise contar historias animadas. Pero si no era médico o ingeniero mis papás pensaban que me iba a morir de hambre», señala.
Pero aquel trabajo no impidió que siguiera preparándose por su cuenta en lo que verdaderamente le gustaba, como lo hacía cuando estudiaba en el colegio Santiago de León de Caracas o en la Universidad Metropolitana. Mientras hacía todo lo posible por sobrevivir dignamente en su nueva ciudad, decidió estudiar Screenwriting (Escritura de guiones) y obtuvo su diploma. Fue cuando tomó la decisión de proponerle un trato a la compañía: trabajar medio tiempo. Y fue sincero: le dijo a sus jefes que su sueño no era otro que trabajar en la industria de la animación, contar historias.
Así nació en 2010 Fantoons, mientras trabajaba en la compañía como ingeniero y como consultor para otra en Caracas. «Sentía que no estaba haciendo nada bien en ningún lugar, así que me lancé al agua sin nada, más allá del nombre del estudio», recuerda de aquellos días de vértigo. «Fue horrible», dice.
Él y su esposa comenzaron a llamar por teléfono a cientos de agencias para conseguir trabajo. Pasaban los meses y no llegaban clientes, mientras las reservas económicas se iban agotando. «Decidí publicar cosas en Internet, trabajar con ilustradores, pero siempre combinando música con arte, que es el concepto de la compañía», dice Calcaño, melómano desde que tiene uso de razón.
La primera oportunidad importante llegó gracias a una compañía de películas que les pidió hacer tiras cómicas para un filme, así como algunos cortos animados. Participó en la Comic Con de Los Ángeles, las cosas comenzaban a salir mejor, pero no reportaban ingresos. Estando en Londres, un compañero lo invitó a crear una serie animada para Locatel en Venezuela. «En ese momento sentimos que todo comenzaba a tener sentido. El viaje a Los Ángeles me hizo darme cuenta de cómo se movía la industria en esa ciudad. Y fue cuando mi esposa y yo decidimos, de nuevo, comenzar de cero y mudarnos a Los Ángeles. Si queríamos hacer carrera con Fantoons teníamos que dejar Londres».
En 2013 la pareja aterrizó en la costa oeste de Estados Unidos y la oficina del estudio estaba en un clóset del apartamento que alquilaron. «Honestamente, estaba muy asustado en ese momento. No sabía si estaba loco, si tiraba mi futuro por la borda, si había botado mis ahorros. Siempre busqué la manera de reinventarme, de sobrevivir», menciona Calcaño.
Hizo tutoriales para tecnología de animados, lo que funcionó bastante bien, mientras intentaba concretar cosas importantes. Le costaba dormir. El panorama lucía cuesta arriba, pero allí siempre estaba Linda Otero, con su capacidad para gerenciar y ver oportunidades. Las redes sociales de Fantoons comenzaron a crecer y las bandas de rock que escuchaba se convirtieron en seguidoras del estudio, entre ellas Rush.
Fue así como en 2016 el estudió publicó su primer libro, uno de dibujos animados de 180 páginas sobre Rush: Rushtoons. Fue gracias a una campaña en Kickstarter, una plataforma global de financiación colectiva centrada en la creatividad, que David Calcaño pudo producir esta publicación y recaudar once veces el monto que había solicitado. «A los fans y a la banda les gustó mucho el trabajo. Ya hemos hecho otros cinco y el video de la canción ‘The Spirit of Radio’, que generó buena prensa el año pasado».
Aquel primer libro marcó el camino de la pareja. Había un mercado que quería consumir contenido gráfico con música y Fantoons no abandonaría su propósito.
Luego apareció en el radar de Calcaño Mr. Big’s: creó un corto para la banda que le hizo llegar al mánager y, al tiempo, se encargó de hacer las visuales de la gira de la agrupación por Japón. Todo comenzaba a tomar forma, el director de Fantoons dormía mejor y el trabajo con bandas le abrió las puertas de los sellos Universal y Warner Music.
Hoy Fantoons tiene entre sus clientes a Rush, Frank Zappa, Brian Wilson de los Beach Boys, Mythical, Ninja Sex Party, Motörhead, Frank Sinatra y Chuck Berry. Con Bettsimar Díaz trabajó en Tío Simón ABC, uno de los proyectos que más satisfacciones le ha dado por la admiración que siente por quien considera un hilo conductor de la venezolanidad. Un libro infantil para aprender inglés y español con el Tío Simón.
—¿Le ha tomado por sorpresa todo lo que ha pasado luego del video?
—Totalmente. No me lo esperaba. Estaba muy contento con lo que habíamos logrado. Tenía la esperanza de que a la gente le gustara, que generara cosas bonitas. Pero nunca imaginé lo que sucedería, además por la época en la que fue lanzado. No tengo nada que ver con esto. Universal Music nos dijo: «Queremos hacer este video». Yo les paso el concepto. Lo aprueban y listo. No lo publiqué al momento del lanzamiento en ninguna red porque estaba de vacaciones. Y explotó de esta manera. Yo tomé un riesgo. Podían decir que no, pero la respuesta fue positiva.
Con el sello discográfico ha trabajado haciendo videos para clásicos de Navidad de Estados Unidos que no tienen video «Jingle Bells» de Sinatra, «Let It Snow!» de Dean Martin, «White Christmas» de Bing Crosby y «The Christmas Song» de Nat King Cole.
«No me tomé esto a la ligera. Fue mucha responsabilidad porque, además, a mí me gusta mucho la Navidad, la música navideña. Me pone una sonrisa en la cara y me recuerda también a los que ya no están», confiesa Calcaño.
—¿Fue siempre su idea inicial en el video de hablar de su experiencia como migrante?
—»Have Yourself A Merry Little Christmas» es mi canción favorita de Sinatra y nunca estaba en las listas que me enviaba Universal, hasta que apareció. Me recuerda mucho a mi papá. La letra da esperanza, habla de dejar los problemas atrás porque todo estará mejor. Y el único concepto que se me vino a la mente fue el de mi vida como migrante venezolano, que es una historia que vengo escribiendo desde hace 18 años. Siempre que pueda asociar mi cultura con mi trabajo, lo haré. Y en esta oportunidad se pudo. La historia la escribí muy rápido, luego vino el input de Ala Nuno, la codirectora, una migrante polaca en Portugal, a quien le llegó mucho la historia. Su trabajo y su aporte fueron fundamentales. Su dirección de arte fue hermosa.
—¿Cómo fue el proceso de trabajo? ¿Cuánto tiempo tomó?
—10 personas trabajaron en el video. La animación de Frank Sinatra la hizo otro venezolano, Juan Riera, que ha colaborado conmigo durante 10 años. Trabajamos 3 meses en la producción. El trabajo de los animadores, entre ellos Cristina Pirvu, fue hermoso. Los animadores son como actores, hay que darles dirección para que transmitan en cada dibujo, uno tras otro. Fue hermoso ver cómo respondía a la dirección emocional que les daba.
—¿Puede ser este video el comienzo de una nueva etapa? ¿Genera presión?
—Quisiera que fuera una nueva etapa que nos ayude a crecer, a continuar en el camino que hemos tratado de seguir con el estudio, a contar historias aún más grandes. Quiero hacer series de televisión, largometrajes. Este video me ha hecho llorar de emoción, a veces mi esposa y yo no podemos leer los comentarios que dejan en YouTube. Esto me da esperanzas, pero las cosas hay que trabajarlas mucho. Trato de controlar mis expectativas para que las cosas no me afecten tanto. Creo que pueden venir cosas mejores. Y claro, me pone presión, me asusta un poco lo que vendrá.
Ver esta publicación en Instagram
—¿Qué viene ahora?
—Hay varias cosas. Un video de Rush el año que viene, una segunda edición del libro de Tío Simón, una novela gráfica de Marillion. Imagínate, el de Marillion fue el primer concierto al que fui en el Poliedro de Caracas y voy a trabajar con estos tipos. También hay par de libros con Iron Maiden.
—¿Muy rockero todo?
—Me gusta mucho el rock. Pero este año sacamos una novela gráfica sobre Billie Holiday, que forma parte de la serie Women in Jazz que estamos tratando de vender para televisión. Son episodios animados que cuentan la historia de las grandes cantantes negras del jazz de Estados Unidos. Y trabajé con la guionista de Batichica, Ebony Gilbert. Una experiencia espectacular.
—¿Un proyecto a largo plazo?
—Quisiera hacer una película sobre el Tío Simón. Un maestro para mí que representa la mejor Venezuela. Su programa Contesta por Tío Simón me enseñó muchísimo, allí aprendí valores. Es un poeta, un hombre capaz de crear una canción que conmueve por igual a un niño y a un adulto. Un genio.
David Calcaño no visita Venezuela desde hace 9 años cuando falleció su padre. Extraña todo, afirma. Y sabe que suena cursi, pero agrega: «Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde». Extraña a su familia, a los amigos del colegio regados hoy por el mundo. Reconoce que lo más difícil de dejar el país es sentirse solo, aunque asegura estar muy agradecido de las amistades que ha hecho en el camino. «Uno tiene que estar abierto a disfrutar la vida de otra manera, porque nada volverá a ser igual», aconseja.
—¿Qué le dice a todos esos venezolanos que han salido del país buscando una vida mejor, como dice el video?
—Que definitivamente sí se puede. Hay que trabajar mucho, no hay que rendirse. Yo he tenido muchas dudas, me han dicho que no muchas más veces que sí. Y eso duele. Hay siempre que buscar la manera porque las trabas se las pone uno. Todo es trabajo y más trabajo. Es duro, difícil. No lo niego. Pero se puede.
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional