Daniel Alejandro Morales Reyes no duda en mostrar orgullo por su gentilicio a través de partituras, colaboraciones y acciones. Como la de 25 de abril en Las Vegas, cuando en medio de la interpretación de su nueva canción «Cero condiciones», en la tarima del Latin American Music Awards, se abrió la camisa y mostró un suéter negro con una fecha de gran importancia para todos los venezolanos: 28 de julio de 2024.
«Ya no quiero vivir una puta vida mediocre. La verdad es la verdad y no le temo a la noche. Quiero ser libre del fuego, quiero ser quien coño quiero», reza la composición, algo que resuena con su llamado a hacerse responsable por el futuro de su país dentro de par de meses. Ese día habrá elecciones presidenciales.
Sobre aquella actuación que se viralizó en redes sociales, Danny Ocean asegura que sentía la necesidad de hacerlo. Era un deber.
«Cada artista sabrá lo que es correcto, lo que consideran o quieren. No puedo hablar por los demás, no soy nadie para decir lo que tiene que hacerse. Pero desde mi lado, como venezolano, quería usar y aprovechar el momento, sobre todo por la canción», describió. «Ese día, el 28, nos conseguiremos. Sobre todo los jóvenes, dentro y fuera de Venezuela, tienen que entender la importancia de lo que se nos avecina», comentó.
El mundo según Danny Ocean
Danny Ocean tiene un mood. Apacible, aunque inapagable. Habla versado, como si estuviese recitando una canción de reggae de Cultura Profética o Ziggy Marley; en clave principal, dirían expertos. Motivando sin prisa, sin pausa.
El martes 30 de mayo estuvo desde las once de la mañana ofreciendo entrevistas. Fue el único día de la semana que su agenda se lo permitía antes de iniciar una gira que lo llevará, los próximos días, a recorrer México.
Eran casi las 6:00 pm. Su equipo había ofrecido 10 minutos de conversación vía Zoom. «Tranquila, aquí terminamos cuando yo diga. Lanza las preguntas, sin preocupación. No te estreses. No vamos a terminar hasta que tengas lo que necesitas», dijo sonriendo.
Desbordaba flow. Sus cómodos tenis, tipo skater, pantalones cargo color caqui y un suéter overzised blanco eran sinónimo de la holgura con la que se desenvolvía a pesar del cansancio que trataba de esconder. Tosía para aclararse la garganta y se acomodaba los acostumbrados lentes negros que lo acompañan en la mayoría de sus shows.
Habla con tranquilidad del país, de su compromiso, a pesar de que el tema de la entrevista «no debía ser ese», tampoco lo ocurrido en Las Vegas. Compartió lo que sintió cuando escuchó su tema «Me rehúso» como parte de la banda sonora de Simón, la película de Diego Vicentini que cuenta la tragedia de los jóvenes venezolanos que protestaron contra el régimen de Maduro, que fueron torturados unos, asesinados otros. Y aquellos que debieron emigrar.
«La cinta nos toca hondo. Me siento muy honrado de que la canción esté en la película de Diego, sí. Pero creo que más allá de eso, la cinta en sí es una fucking obra de arte, honestamente», enfatizó. Y recordó cuando hace 4 años el director del filme y gran amigo le pidió que lo ayudase con la banda sonora.
«Verla fue impactante. Lo que me encantó fue eso, más que la canción estuviese en ella. La trama tocó muchas teclas que como venezolanos nos siguen moviendo mucho. Fue algo bellísimo», dijo.
No es para tanto
En la industria, muchos reconocen su talento. Lo agradece, lo valora. Pero reitera que no está pensando en etiquetas cuando hace música. «¿Ser el mejor?», piensa unos segundos. «Soy muy competitivo, no te lo niego, pero no lo estoy haciendo con ese fin».
Escribe para sí mismo tratando de hacer cada canción mejor que la anterior. «Sigo aprendiendo y creo que ha sido más una consecuencia, no una causa para ser reconocido», dice. «Que me vean así no rige el camino por el que transita mi arte, you know?«.
Reflexa es su nuevo disco. Uno que, haciéndole alegoría a su nombre, le hace honor a la ambigüedad de la palabra reflexión.
«Quise mezclar música electrónica con mi viaje intrapersonal». Se tardó un año y medio creándolo, una época en la que pasaba por muchas cosas. «¿Qué va más allá de la música?, ¿cuál es el propósito de todo esto? Uno invierte mucho tiempo, sacrificas muchas cosas, así que… más allá de lo musical y esa adrenalina creativa, me empecé a preguntar por qué estoy haciéndolo. Hacer el álbum me agarró en esa vorágine de digerir esa información».
A través de una selección ecléctica de canciones, ofrece una ventana hacia la evolución artística y personal. Destacó, a su vez, que la creación del disco lo ocurrió durante su gira del año pasado, un reto complicado.
«Hay conceptos que han venido rondando en mi mente por bastante tiempo, también canciones que llevo a cuestas desde hace mucho». Viajó mucho en el ínterin, dijo, desde Londres a Estocolmo donde, de hecho, fue en búsqueda del sonido. Pasó año y medio «desde que abrimos el chorro hasta que lo cerramos».
El hombre en el espejo
Su rostro se pierde entre su pelo liso, muy liso; baja la mirada como concentrándose y sigue aclarándose la garganta, cansado. Pero no pierde la sonrisa.
Hace ocho años poco se hablaba de trends, menos de TikTok. Hoy estos contenidos audiovisuales son una herramienta vital para la industria musical. Sin embargo, Danny Ocean lo tiene claro: no importa el canal sino el mensaje. Alguna vez dijo que es partidario de la calidad, no de los canales. «Mi principio es hacer buena música, que conecte, música con la que estoy dispuesto a montarme en la tarima y cantar». Con este álbum tiene la certeza de haber construido un tracklist que lo hace sentir más que orgulloso.
«Nuestro proceso creativo es muy rápido. El hecho de poder hacer música así, hace que nunca dejes de hacerla, componerla, escribirla. Quería que cada canción fuese especial», subrayó. «Dar algo personal, regalar algo positivo regido por el amor».
«Muchas de las canciones que están en Reflexa las estoy componiendo para mí en el espejo, esa era la guía que quería mantener”.
Armó, entonces, su universo perfecto. Su rompecabezas, un disco que tiene dos de sus temas favoritos, «Ley universal» y «La idea de amarme». Esta última, muy especial para él. Un álbum, además, salpicado también por lo que él define como el «pop del futuro”.
«Estamos en un nivel donde la gente ya está cansada de los géneros; de que las cosas se tienen que hacer de una manera y, si no se hacen así, no eres parte del flow», comentó. «El pop significa popular y yo quería perseguir ese sonido mundial, más global. Es algo único porque lo abarca todo: lo urbano, pero también lo alternativo y hasta el reggae. ¿Me explico? Simplemente, quería hacer algo que se sintiera bien y sin etiquetas».
«La música no tiene color, bandera, fronteras, y nos estamos dando cuenta de eso». Por eso, a lo largo de su carrera, existe un tema que ha sido un constante denominador: la búsqueda de la libertad en todas sus formas. Desde su perspectiva, esta va más allá de la simple ausencia de restricciones; es la capacidad de pensar y expresarse libremente, de desear la libertad social en todas sus manifestaciones. Ese ideal ha sido el motor detrás de sus letras.
Ser o no ser Danny Ocean
No sabe cómo definirse. La pregunta y quedarse de nuevo sin palabras, le sacó una carcajada. Luego de unos segundos, tosió y dijo: «No lo sé. No me considero nada, de verdad. Sé lo que me gusta, eso sí. Me doy crédito por eso, ¿pero definirme? Honestamente, soy igual que todos los demás. Un ser humano que camina por ahí, vacila y ya. Supongo». Ríe.
Los jefes de prensa, cumpliendo su deber, apuraban el cierre. Habían pasado 7 minutos más de lo estipulado. Danny, sereno y muy amable, aún repetía. «Aquí el que decide cuando terminamos soy yo».
Este 2024, seguirá su gira por el mundo, hará más música. Lamentablemente, no tiene claro si podrá regresar al país y cantarle, en vivo y directo, como se prometió.
Sobre su constante apoyo al talento nacional, comentó: «Me mueve el hecho de compartir culturalmente algo. Eso es rico», manifestó. «Estar en el estudio, siendo venezolanos, empujando en conjunto esa bandera mediante la música, es increíble. Sigo apoyando y lo seguiré haciendo porque mi idea es poner nuestra cultura y nuestra jerga en todos lados, así como lo hacen nuestros países vecinos».
Nombra a Elena Rose, Beto Montenegro de Rawayana, Big Soto, Neutro, Jerry D y Micro TDH, sus amigos. «Tenemos un lazo personal más allá de lo artístico; compartiendo y debatiendo ideas; hablando cosas y resolviéndolas, y eso es lo que lo hace mágico. Existe un furor muy bonito donde comulgamos con lo mismo: Venezuela y la música».