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Daniel Giandoni: «La magia es 95% psicología y 5% habilidad»

El también economista egresado de la UCAB, que hace cinco años emigró a Bogotá, regresó a Venezuela para mostrar su espectáculo dirigido a público adulto en el programa Más allá de la belleza del canal VePlus. Asegura que el Mago Enmascarado le hizo más bien a su gremio que el mismísimo Harry Potter

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Anda con un paquete de cartas en la mano, que puede confundirse con una caja de cigarros. Otrora vecino de Chacao, Daniel Giandoni personifica a una nueva generación de ilusionista: es un economista graduado, tiene un libro publicado de teoría profesional –Más allá del truco– y propugna que hay que superar la etapa del conejo blanco y el sombrero. Al mismo tiempo, no puede evitar el truquito de “dime tu carta favorita” y hacerla aparecer debajo de la mano sobre la mesa sin que se haya detectado movimiento sospechoso alguno. Un mago no deja de ser un mago, incluso en una época en la que ha caído el telón de casi todo misterio.

Es parte del truco insuperable que ha hecho desaparecer a más de 4 millones de venezolanos. Giandoni emigró a Bogotá y es subcampeón latinoamericano de cartas: sí, ese tipo de competencias existe. “La magia es algo muy underground. Si yo te preguntara el nombre de cinco magos, seguro te lo haría muy complicado. Pero he visto más libros de magia que de economía”, cuenta quien trabajó como planificador de finanzas de Leopoldo López en la Alcaldía de Chacao.

“Mi libro no es de trucos, rutinas ni secretos. En él explico por qué si dos magos hacen exactamente el mismo truco, la gente prefiere solo a uno de ellos. Importa lo que está alrededor del truco: la conexión y la empatía que sentiste con el artista”. El egresado ucabista regresó fugazmente a su país natal para echarle las cartas a las misses en el programa Más allá de la belleza del canal pago VePlus.  

—¿Se considera un teórico?

—Totalmente. Me considero un teórico, pero también un práctico. La magia es 95% psicología y 5% habilidad, a diferencia de lo que la mayoría del mundo cree. No soy un tipo rápido. Me puedes ver: soy gordito. Pero, por ejemplo, si yo asiento con la cabeza mientras te muestro una carta, de algún modo estoy llevando a tu cerebro a que entre en sintonía conmigo. ¿La velocidad de las manos? Eso se practica. La persuasión es la magia.

—Su espectáculo está concebido solo para adultos. ¿Es un mago triple equis?

—Sí y no. En Latinoamérica tendemos a creer que la magia es solo para una piñata. En Estados Unidos, si vas a Las Vegas con tu pareja, sabes que un plan es un show de magia. Mi trabajo ha consistido en mostrar que la magia es también para el adulto. No quiere decir que use un lenguaje obsceno, sino que mi tipo de magia va dirigida a romper la lógica que el adulto construyó toda su vida. Un niño no disfruta tanto mi show porque no es tan visual y él no tiene tan desarrollada esa lógica todavía. Evidentemente con el adulto se juega un poco al doble sentido, pero no quiere decir que sea un espectáculo para mayores de 18 años.

—¿Cómo llega uno en la vida a decir: soy mago de profesión?

—Hay que nacer con el gusanito artístico. La magia es un arte. Luego el tema es la dedicación y la práctica, como en cualquier otra carrera. La magia es práctica, práctica, práctica y originalidad. La originalidad es muy importante. Si haces un curso de magia, normalmente vas a aprender un par de trucos de otra persona. Cuando hagas esos trucos estarás haciendo algo que le pertenece a otro. Solo cuando tú eres el origen del truco, la magia se convierte en arte.

—¿Quién es su ídolo?

—Soy un enloquecido de Michael Jackson. En sus conciertos siempre incluía números de magia. 

—¿Harry Potter hizo mucho por ustedes?

—Sí, porque se hacen muchas fiestas temáticas en las que tenemos trabajo. ¿Pero tú sabes quién sí nos ayudó? El Mago Enmascarado, el que se ponía una máscara y salía a revelar trucos en la TV. Muchos magos lo criticaban, pero lo que pasa es que él desmontaba trucos viejos. Esos magos que hacían esos trucos desfasados fueron los que se molestaron. Mi teoría es la contraria: el Mago Enmascarado nos hizo bien como gremio. Los magos estamos acostumbrados a la facilidad. Aprendemos un truco y nos quedamos con ese truco toda la vida. No estamos acostumbrados a innovar, a movernos, a modernizarnos. Ese programa fue destinado al mago que se viste de frac, de sombrero de copa, el que tiene una varita, un conejo y una paloma.

—¿Le costó ser un emigrante venezolano más?

Profesionalmente fue muy rápida la adaptación. Tenía ya una trayectoria bastante destacada en Latinoamérica y conocía al público colombiano. En lo personal ha sido más difícil. En Colombia somos como extraterrestres. Los venezolanos no pertenecemos allí. Tengo cinco años viviendo en Bogotá y no sé cómo se llaman mis vecinos. Una vez que logré romper la barrera gané muy buenos amigos. Pero al principio costó.

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