Más tardaron los organizadores de los Grammys Latinos en anunciar las nominaciones que Daddy Yankee, J. Balvin, Maluma y otros representantes plenipotenciarios del reguetón en denunciar su desilusión y confusión al no formar parte de la lista de posibles ganadores en la futura ceremonia.
No es este el lugar para discutir la calidad musical de «Despacito» y otras composiciones del que es hoy, innegablemente, uno de los géneros más escuchados en Latinoamérica y buena parte del resto del mundo. Pero sí es un buen espacio para mostrar si, de entre todas las críticas, aquellas que señalan que las letras de sus canciones ofrecen una imagen erotizada o cosificada de las mujeres.
Maratón musical
La socióloga Karina Arévalo y sus colegas de la Universidad de Chile sometieron a sus oídos a un maratón de reguetón. La finalidad era determinar si en las letras de sus canciones se presenta una o más de las cinco dimensiones principales de violencia de género.
Se entiende violencia de género como una construcción social, cultural e histórica que asigna ciertas características y roles a las personas según su sexo.
Las investigadoras seleccionaron las cinco canciones reguetoneras más populares en cada año del periodo de 2004 a 2017, lo que representó un total de 70 transcripciones. Analizaron los cambios y tipos de violencia en los que la mujer es la destinataria de las composiciones de los grandes del género urbano. Entre las letras no muy ejemplares, pero sí ejemplificantes de esta violencia en cada dimensión, están:
- «Pide que la empuje, que el pelo le desordene, que la encadene, que a la cama la condene» (Plan B). Empujar y encadenar una mujer es violencia física.
2. «A mi gatita la sobo pa’ que enseguida se amanse» (Wisin y Yandel). Por cariñoso que pueda parecer el diminutivo, referirse a una mujer como gata, perra, zorra o cualquier otro animal y tratar de controlarla, ya sea sobándola o amansándola, como si fuera de su propiedad, es violencia psicológica.
3. «Mírate, es irresistible besarte toa, son mis ganas, no lo veo imposible, de esta no hay quien te libre» (Tito el Bambino). Muchas fuerzas en la naturaleza pueden ser irresistibles, pero no besar a quien no quiere ser besada. Esto, junto con todo coqueteo o toqueteo no consentido ni recíproco, es violencia sexual.
4. «Ya me salieron más caras que un reloj de Ulysses Nardin» (Maluma). Para quienes escuchan el nombre de esta marca por primera vez, significa una cifra bastante alta. Establecer una relación amorosa con una mujer en términos de intereses monetarios, dependencia financiera o de intercambio de regalos por atención o favores de otro tipo es violencia económica.
5. «Tienes un cuerpo brutal que todo hombre desearía tocar» (Wisin y Yandel). El manifiesto interés por los atributos físicos, por encima de todas las otras características de una mujer, y su encasillamiento como objeto de deseo sexual, es violencia simbólica.
Violencia musicalizada
De las 70 grandes del reguetón 2004-2017 sólo 11 (menos del 16% de ellas) no contenían ningún tipo de violencia de género en sus letras. En las otras 59, había 568 menciones a alguna de las cinco dimensiones violentas ejemplificadas.
No ganará este año un Grammy, mas Maluma es el autor en la categoría (si la hubiera) Reguetón más Violento con su canción «Cuatro Babys», en la que hay 44 menciones de violencia, más del doble que el segundo lugar, que fue para «La gata», de Nicky Jam, con 26 menciones.
https://www.youtube.com/watch?v=bDkStrNM4lw
El tipo de violencia más frecuente en el reguetón fue la simbólica (que es mencionada en 66% de las canciones de la muestra), seguida de la psicológica, la sexual, la física y, por último, la económica.
En términos generales, los niveles de violencia en las canciones de reguetón se mantienen bastante estables a lo largo del tiempo, como si todos los movimientos feministas y en contra de la violencia de género que ha habido en Latinoamérica hubieran pasado de noche para Maluma y compañía.