Rápidos y furiosos 9 pasará a la historia como una de las películas de la famosa saga de acción más exageradas y entretenidas. Con los años, los fanáticos ya están acostumbrados a exigir niveles más altos de espectacularidad visual y de una ingeniería automotriz que envidiaría el mismo Mad Max.
Por eso, para muchos llama la atención el trabajo que se hace con los automóviles para que aguanten el exceso de adrenalina, choques y escapes que les exige la historia. En el caso de esta nueva etapa de la franquicia, buena parte del presupuesto que podría bordear los 300 millones de dólares, se gastó en adquirir los autos y hacer la mecánica necesaria para sus piruetas y, en algunos casos, su eventual destrucción.
Aunque no hay una cifra específica de gasto en la adecuación, compra o alquiler de los costosos modelos que se usaron en la película, lo que realmente descresta es la variedad de clásicos y autos modificados para cada escena.
Según lo publicado en la web sensacine.com, Dennis McCarthy y Alex King, encargados de los vehículos, se gastaron 3.8 millones de dólares en la adquisición de siete modelos deportivos que apenas aparecen unos segundos dentro de las dos horas y media de duración de la historia. También se puede ver en el filme un Rolls Royce Wraith, un Bugatti Veyron, un Bentley Continental GT; un modelo del famoso Aston Martin Rapide y un Mercedes SRL McLaren, entre otros.
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