ENTRETENIMIENTO

Crece la tensión entre el príncipe William y la BBC: The Crown es la causa

por Avatar GDA | La Nación | Argentina

Todo se tambalea en los terrenos del palacio de Buckingham. Incluso el que siempre ha sido uno de los lazos más inquebrantables de la institución monárquica de las últimas décadas: el que mantenían la casa real y la cadena pública británica, la BBC. Si durante años la fidelidad a la corona por parte de la British Broadcasting Corporation ha sido total, ahora esa unión parece adecuarse más al signo de los tiempos. Los diferentes puntos de vista sobre la monarquía y la falta de sumisión a la que siempre se ha sometido la corporación están a la orden del día, pero también, por tanto, las críticas por parte de la institución a quien siempre ha sido un compañero fiel.

Ahora ha salido a la luz un nuevo episodio de tensión entre los Windsor y su hasta ahora apreciada cadena pública. En concreto, el protagonista es el príncipe William. El primogénito de Carlos de Inglaterra y segundo en la línea de sucesión al trono británico ha expresado su insatisfacción. Según ha dado a conocer el diario británico The Telegraph, el duque de Cambridge está «frustrado» con la actitud de la emisora por un hecho muy específico: que haya permitido a Netflix, y en concreto a la serie The Crown, rodar en sus instalaciones para recrear la celebérrima (y no falta de polémica) entrevista que su madre, Diana de Gales, concedió al programa Panorama en 1995; tan popular fue aquella cita televisiva que llegó a ser elegida, en 2007, la mejor de la historia de la cadena. En las oficinas centrales de la BBC, la llamada New Broadcasting House de Londres, la plataforma de contenido ha rodado varias escenas en las que el actor Richard Cordery interpreta al entonces presidente de la corporación, Marmaduke Hussey. La cadena ha confirmado al Telegraph que ha dado permiso a Netflix para que ruede esas escenas.

Estos meses, The Crown —la popular serie de Netflix que refleja la vida de los Windsor desde los años cuarenta— rueda su quinta temporada, donde reflejará lo sucedido en el seno de la familia real durante los años noventa, entre otros los últimos años de vida y la muerte, en 1997, de la princesa Diana. La entrevista de Lady Di en Panorama es uno de los hitos de esos años; no en vano pasó a la historia una de las frases que pronunció en ella en referencia a la historia de amor de su marido, Carlos, con Camilla-Parker Bowles: «Éramos tres en ese matrimonio. Estaba un poco superpoblado». Sin embargo, el hijo de Lady Di ahora está enfadado porque la BBC coopere con Netflix para «comercializar» con la misma, porque siempre se ha opuesto a lo que significó para la princesa.

William, de 39 años de edad, hizo público el pasado mes de mayo lo difícil que le resultaba aquella entrevista, que él consideraba «sin legitimidad y que jamás debería ser emitida de nuevo». Para el príncipe suponía una fuente de «indescriptible tristeza» porque esa charla con el periodista Martin Bashir que vieron 23 millones de personas «contribuyó de forma significativa al miedo, la paranoia y el aislamiento» de la princesa Diana en sus últimos años. William acusó los «fallos» de los altos mandos de la cadena y aseguró que su madre había sido defraudada «no solo por un reportero canalla, sino por los líderes de la BBC». De hecho, un par de meses después de la emisión de la entrevista se supo que Marmaduke Hussey ni siquiera había sido informado de que la cadena iba a entrevistar a la princesa.

La frustración y el enfado del príncipe William porque la BBC siga explotando ese contenido más de 25 años después se comprende mejor con los acontecimientos conocidos en noviembre de 2020, cuando un documental explicó que Bashir montó toda una trama de mentiras y chantajes aderezados con documentos falsos para convencer a la princesa de que le diera la entrevista. Tras seis meses y una investigación interna, la BBC dio un paso adelante y pidió disculpas públicas (a los espectadores y al príncipe William y Henry) por todo aquello y por no cumplir «con sus elevados estándares de integridad y transparencia».

Todo esto se suma a otra agria polémica protagonizada hace apenas un par de semanas entre la casa real y la BBC, que a finales de noviembre emitió la primera parte de un documental llamado The Princes and the Press (Los príncipes y la prensa) en el que trataba la relación entre el príncipe William y Henry con la prensa sensacionalista británica. Un contenido que dirigía y conducía el periodista Amol Rajan, republicano confeso que ha calificado la monarquía como algo “absurdo”. Desde palacio se le pidió a la cadena poder revisar antes el documental, pero esta se negó, lo que provocó fricciones entre ambos.

La molestia por parte de la familia real fue tal que el palacio de Buckingham, Clarence House y Kensington (es decir, la reina, Carlos y William) emitieron un muy poco común comunicado conjunto que la BBC decidió reproducir al final del primer episodio: «Una prensa libre, responsable y abierta es de vital importancia para una democracia sana. Sin embargo, demasiado a menudo, se presentan como hechos afirmaciones infladas y sin fundamento por parte de fuentes anónimas. Y resulta decepcionante cuando cualquiera, incluida la BBC, les otorga credibilidad». Lo que no ha habido, tras la emisión del segundo y último capítulo esta semana, ha sido una respuesta legal por parte de los abogados palaciegos. La cuerda entre la BBC y la monarquía británica está más tensa que nunca, pero no parece haberse roto del todo por ahora.