La Corte Suprema de Chile condenó el lunes a siete militares en retiro a penas de hasta 25 años de prisión por el secuestro y asesinato del emblemático cantautor Víctor Jara hace 50 años, días después del golpe de Estado de Augusto Pinochet.
A dos semanas de que se cumpla el aniversario del sangriento derrocamiento de Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973, el máximo tribunal impartió la sentencia definitiva por el crimen de Jara, una de las voces más reconocidas de la música popular de América Latina.
Siete antiguos oficiales deberán pagar entre 8 y 25 años de prisión, según dictaminó la corte que decidió elevar las penas fijadas inicialmente, tras analizar un recurso de revisión presentado por los acusados.
Dentro del mismo caso, los jueces los condenaron también por el asesinato y el secuestro del exdirector de prisiones Littré Quiroga, quien estuvo detenido junto a Jara en el entonces llamado Estadio Chile, que hoy lleva el nombre de Víctor Jara, y que llegó a albergar a 5.000 detenidos.
Los exoficiales del Ejército Raúl Jofré, Edwin Dimter, Nelson Haase, Ernesto Bethke, Juan Jara y Hernán Chacón deberán pagar 15 años por el asesinato de Jara y Quiroga, además de 10 años por ambos secuestros, según el fallo.
El militar Rolando Melo recibió una pena de ocho años como encubridor. Con edades entre los 73 y 85 años, los condenados seguían el proceso en libertad, por lo deberán ser conducidos a prisión en los siguientes días.
Otro de los acusados como autor material, Pedro Barrientos, está requerido en extradición desde Estados Unidos.
La corte federal de Florida lo declaró en junio de 2016 responsable del asesinato de Jara, y ordenó el pago de 28 millones de dólares en compensación a su familia.
Militante del Partido Comunista, Jara fue detenido, torturado y asesinado de 44 balazos tras ser detenido en la Universidad Técnica del Estado, donde ejercía como profesor. Tenía 40 años.
Littré Quiroga era director nacional de prisiones y también militante del Partido Comunista. Recibió 23 balazos.
Torturas físicas
Autor de temas como «Te recuerdo Amanda«, «El derecho de vivir en paz» o «Manifiesto», Víctor Jara es considerado un símbolo de la Nueva Canción Chilena, un movimiento musical y social de años 60 hasta el comienzo de la década del 70.
Su asesinato fue uno de los más alevosos cometidos por la dictadura (1973-1990), que dejó como saldo 3.200 víctimas, entre muertos y desaparecidos.
Jara fue castigado con saña por los militares por ser una figura pública en esa época.
«Se le aplicaron torturas físicas, siendo los golpes más severos aquellos que recibió en la región de su rostro y en sus manos», según la investigación del juez Miguel Vázquez.
Las agresiones «tuvieron como principal aliciente» su actividad artística, cultural y política, «estrechamente vinculada al recién derrocado Gobierno» del socialista Salvador Allende, agrega la sentencia.
Después de tres días de torturas, cuando se dispuso el traslado de los detenidos en el Estadio Chile al Estadio Nacional, Jara y Quiroga fueron separados de los prisioneros y llevados a los camarines, donde se les dio muerte.
Los cuerpos de ambos fueron arrojados a la vía pública, junto a otros cadáveres. Fueron identificados por pobladores y llevados al Instituto Médico Legal, donde el cadáver de Jara fue entregado a su familia, que sepultó en secreto.
En diciembre de 2009, 36 años después de su muerte, la justicia chilena ordenó la exhumación de sus restos, lo cual permitió que el artista fuera enterrado en una ceremonia oficial en la que participó la entonces presidenta de Chile Michelle Bachelet.
Cuando se está próximo a recordar los 50 años del golpe de Estado, la justicia chilena ha emitido varias sentencias emblemáticas.
Entre ellas, contra seis militares en retiro por el asesinato del diplomático español Carmelo Soria en 1976.
También sentenció a tres exoficiales del Ejército por la aplicación de tormentos y secuestro de 10 víctimas del centro de detención conocido como la «Venda Sexy».