Exactamente 23 años de formación cumple la banda británica Coldplay este 2019. Para celebrarlo, la Orquesta de Rock Sinfónico Simón Bolívar presentó este fin de semana un espectáculo de sonidos, emociones y colores. Coldplay Sinfónico: Viva la Vida, dirigido por Igor Mendoza y Luis Rodríguez Aray, hizo llorar, cantar y gritar a la Sala Simón Bolívar del Centro Nacional de Acción Social por la Música, sede del sistema de orquestas, ubicado en Quebrada Honda, Caracas.
No hicieron falta Chris Martin ni Jon Buckland, tampoco Guy Berryman o Will Champion para agotar las dos únicas funciones de sábado y domingo. Cuatro solistas, un coro y un equipo de casi 80 músicos, entre los 12 y 30 años de edad, iniciaron, en palabras del director Mendoza «una travesía de emociones y colores nunca antes vista».
Puntuales e uniformados con camisas blancas, los integrantes de la orquesta comenzaron el espectáculo con la interpretación de «Every Teardrop is a Waterfall». Los cuatro solistas siguieron con «Magic», «In my place», «Clocks», «Don’t Panic» y «Trouble».
La inspiración
La única vez que el pop rock alternativo de Coldplay fue acompañado por una orquesta, fue en el año 2016. El venezolano Gustavo Dudamel dirigió a la Orquesta Juvenil de Los Ángeles durante el show de medio tiempo del Súper Bowl, en el estadio Levi’s de la ciudad de Santa Clara, California.
Fue justamente esa presentación de la banda con Dudamel la inspiración para presentar en Caracas Coldplay Sinfónico: Vida la Vida. «Habíamos hecho Queen Sinfónico muchas veces y queríamos algo distinto», dijo Mendoza, compositor, arreglista y tubista, quien debutó como director este fin de semana con la Orquesta de Rock Sinfónico Simón Bolívar.
Acompañado por Rodríguez Aray y la orquesta, Mendoza levantó al publico y arrancó aplausos con las interpretaciones de «Hymn for the Weekend», «Paradise», «Yellow» y «Speed of Sound».
Renacimiento fresco y juvenil
Talento fresco, con soltura y buena voz era lo que buscaban los directores en sus vocalistas. Después de un riguroso casting, los cuatro jóvenes selecionados se adaptaron muy rápido, según Mendoza, a lo que significó «el renacimiento de la Orquesta de Rock Sinfónico Simón Bolívar».
«Es difícil elegir cuatro voces que se adapten a un solo cantante. Eso fue complicado. En especial, en la parte femenina. No buscábamos algo parecido a Chris Martin, porque no queríamos una copia, sino nuestra propia versión», contó Rodrígues Aray.
El público que ocupó las 888 butacas de la sala coreó el himno de la banda y que le dio nombre al evento, «Vida la Vida». «The Scientist», «Princess of China», «Adventure of a Lifetime» y «Charlie Brown» también formaron parte del repertorio.
La preparación para Coldplay Sinfónico tomó solo un mes. Ambos directores consideran que lo más complicado fue fusionar ambos estilos en un solo espectáculo. «Hacer que la orquesta se suelte no ha sido sencillo. No están acostumbrados a que la gente salte en el escenario, a las luces. Educarlas es un reto», aseguró Rodrígues Aray.
Cierre emotivo
En «Fix You» hubo lágrimas entre los asistentes. Después vino «Sky Full of Stars», falso final de la jornada. Los aplausos trajeron de vuelta a los músicos al escenario para interpretar, de nuevo, «Viva la Vida». El homenaje, ahora sí, había concluido.
«Increíble» y «única» son las palabras con las que Mendoza y Rodrígues Aray, ahora enamorados de Coldplay, definieron la experiencia. La orquesta trabaja ahora en el repertoorio de Apocalyptica y Nightwish para futuras presentaciones. Y, entre proyectos futuros, figuran espectáculos dedicados a Aerosmith, Guns and Roses, Muse, Dream Theather y Metallica.